Lo más curioso del reloj de la iglesia de Santiago, es que no tiene dial, ni manillas, ni si quiera un pantalla digital. Puedes saber casi siempre la hora que es porque marca continuamente el tiempo. A las cuatro, a las cuatro y dos, a las y cuarto y a las menos cuarto, también los hace a y media y a en punto. Pero nunca puedes saber exactamente la hora que es, si no es cuando él quiere. Puedes orientarte por la caída del Sol, por la posición de las cigüeñas al atardecer o por alguien que pasa por al lado y mira su reloj, pero nunca podrás saberlo con exactitud si se trata de él. Nunca podrás saber a qué hora quiere que llegues o que alces tu mirada. Sabrás cuando amanece y cuando anochece, sabrás las horas en punto, las y cuarto, las menos cuarto. Pero sólo si él quiere. Corre de tu cuenta dejar que sea el reloj quien maneje tu vida o ponerle unas manillas. Yo he aprovechado los rayitos de Sol que entran por mi ventana y he dibujado una sonrisa con una nariz que va dando vueltas al ritmo de Lorenzo.
Ahora mi tiempo depende del Sol,sí, pero al menos, no depende de ese maldito reloj.
Creo que fue ayer
cuando te marchaste.
Se me olvidó
olvidarte.
¿Dónde coño está el amor?
El de verdad.
El que no traiciona.
El del "para siempre".
El de "sin límites".
El amor libre.
Nos creemos libres
cuando amamos poco,
amamos a medias
cuando somos presos del miedo
que nos empuja a un precipicio
lleno de cadáveres,
muertes de amor inusuales
y normales
a partes iguales.
Te burlas de la anarquía
de mi amor libre,
excesivo,
dices,
demasiada pasión.
¿Pero qué es el amor
si no ?
¿Y dónde se ha metido
ese maldito cabrón?
Quizá eras tú, el que se fue esta mañana por mi balcón.
Desde que ya no estás
me da por fumar,
por empaparme
de todo eso que no eres tú
(libros, café y alcohol a partes iguales).
Sexo.
Mucho sexo.
Lloro en los conciertos
cuando te pronuncian sin nombrarte
y salgo de la mano de un hombre
que no eres tú.
Canto a voz en grito
a las cuerdas de la guitarra
de un auténtico desconocido.
Lloro.
Desde que ya no estás
duermo con un perro.
Sexo.
Mucho sexo.
No más que cuando estabas tú,
eso era tema a parte
una melodía, la quinta sinfonía,
sonando a todas horas.
No había remedio.
Como esas cosas
que no puedes parar de tocar
como esas canciones
que no puedes parar de cantar
como ponerse en pie al final de un concierto
cuando te invaden todos los sentidos.
Así era
porque siempre fue
nuestro.
Solo nuestro.
Ahora no hay menos,
pero es peor
porque no es contigo.
Siempre que termino
miro al espejo
como si fueras tú
el que está ahí detrás.
Como si pudieras tocarme,
como si pudieras amarme,
y mientras,
sientes como se clava.
Como cada trocito
de cristal pequeño
se clava
en cada uno de tus órganos
y te raja de arriba abajo.
De arriba
abajo.
Siempre
he imaginado el corazón
como un diamante.
Un diamante de color rojo.
Al principio fue carbón,
hasta que lo encontraste.
Imposible de rayar,
la tenacidad del diamante
nunca fue su fuerte:
podría romperse
con cualquier martillo
de tres al cuarto.
O por un despiste,
como el tuyo.
Sin embargo,
el diamante,
fiel resistente
por su dureza
es capaz de resistir
y resistir
hasta llegarse a romper.
De todos los diamantes
tuve que escoger el rojo.
De todos los corazones
tuviste que escoger el mío.
¿Es bello verdad?
Nunca quisiste verlo.
Siempre decías que
aquello imposible
de obtener
era mejor desconocer.
Días y días hablando sobre lo mismo y no llegamos a nada en claro: El amor. Mi séquito de hadas y yo, hemos estado divagando sobre cómo llega, cómo se va y lo peor... cómo se queda. Ésto último no lo tenemos muy claro, pero creemos que si se va a quedar, como mínimo tiene que aprender a volar, y es que como dijo H, en la película de "El lado oscuro del corazón":
"No les perdono bajo ningún concepto que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo".
Y así es, nos pasamos la vida buscando ese algo, relacionándonos con personas que no lo tienen y dañando nuestro pequeño miembro bombeador. ¿Para qué? Para nada. Para caminar descalzos entre llamas ardiendo y aprender a no quemarnos y para un día estar tan cansados, que ya no tengamos fuerzas de buscar nada más y, para cuando eso ocurra, justo en el instante inmediatamente anterior, cuando las llamas más queman, cuando ni si quiera puedes mantenerte, aparezca alguien, ese alguien por quien aguantarías las llamas un rato más, -sólo un poco más- te dices. Hay quien intenta convencerte de que el sufrimiento de esas piedras ardiendo es algo psicológico, que si logras deshacerte de esa parte mental de sufrimiento desaparecerá, y podrás quedarte allí de pie, mirando a esa persona, que no sabes lo que tiene, pero que es algo especial. Y ahí te quedas, mirando como un pasmarote sufriendo, de cansancio, de dolor, pero mirando, por si acaso. Y esa persona te coge de la mano y te enseña a caminar por el fuego, sientes que no te quemas mientras tus pies se deshacen lentamente, pero caminas, es el amor, que te deshace de todo sufrimiento. Tú caminas en llamas mientras la otra persona rodea pausadamente (pero de tu mano) la tabla con las piedras ardiendo, te hace creer capaz de todo, podrías arrodillarte y hasta besar el fuego sin tan si quiera quemarte, o eso es lo que crees.
Y yo me pregunto, ¿qué es todo esto? Hasta dónde piensas llegar. Sal ya de ahí maldito imbécil. ¿No ves que te estás quemando? ¿No ves qué vas a perder lo más preciado que tienes? Tu capacidad de andar por ti mismo, tu libertad. La perderás si sigues caminando por las brasas. Y te aseguro que lo que no quieres es que esa persona que te agarra la mano mientras caminas sobre algo ardiendo sea la que guíe tus pasos de ciego, tu silla de ruedas, tu cama enclaustrada, no será la persona que quieras que te mire mientras mueres, no querrás porque no quieres morir, maldito imbécil. Baja ya de ahí antes de que sea tarde. Y tú: no bajas, no bajas porque crees que descender ese escalón sería perder por completo la esperanza y no estás dispuesto a ello. Tú quieres amar, sabes que eres capaz de amar y de aguantar todo lo que sea necesario, además, él/ella va de tu mano mientras sufres, no hay prueba de amor mejor. Así que, como has decidido no escucharme, yo cojo mis cosas y mis pies quemados de esperar y de explicarte y me voy, me voy porque aún puedo caminar, aún puedo hacer mi camino hacia a libertad, aún puedo respirar el aire no contaminado por el carbono del las brasas, aún puedo ser libre, sentirme libre.
"Juventud divino tesoro". Todo en mí es libertad, respiro.
Y puedo volar, sé que puedo porque tengo alas. Se me han quemado un poco, pero muevo un poco los hombros y aparecen de nuevo. Y es que, mi amor, para mí el amor... No trata de nuestra capacidad para aguantar el sufrimiento (propio y ajeno), se trata de volar, volar muy lejos. Volar a un mundo ideal, volar por encima de los coches y de las personas, volar por encima de las llamas ardiendo, ser un peso ligero, al que el calor no le atrapa. Un alma libre, ya te lo dije un día :
Querido amor, Estoy harta. Llegas, lo llenas todo y te vas. ¿Qué clase de crueldad la tuya que deja corazones hambrientos?. ¿Qué clase de crueldad la tuya que al conocerte no puede alguien, amor, conformarse con un poco menos de ti?. Querido amor, estoy harta. ¿A qué has venido?, ¿a dejar de nuevo un corazón desvalido?, ¿a llevarte mi alma, amor?. ¿A qué has venido?, ¿a que pase las horas temblando?. ¿A qué has venido?, ¿a dejarme tu sabor para luego marcharte?. Sabor amargo, amor.
Te dije que no volvieras. Te fuiste, y repetí - no quiero volver a verte nunca más-. Y aquí estás de nuevo, inundando todo con tu aroma, llenando huecos con tu pasión, dejando huesos con hambre. Hambre sólo de ti, amor. ¿A qué has venido? ¿A verme sufrir? ¿O acaso has venido a quedarte?. Te dije que no volvieras, y has decidido no dejarme. No quiero soledad si estás conmigo. No quiero dependencia si estoy contigo. Ya no sé usarte amor, no sé si debo alimentarte o si acaso me devorarás sin darte cuenta, amor. No sé si debo acariciarte, o besarte. Quizá debiera lastimarte amor, por todas las veces que te has ido. ¿Por qué has vuelto conmigo? Ahora que conmigo era mi nombre favorito. Ahora que conmigo era mi compañía preferida. Ahora que conmigo era estar a solas contigo, amor. ¿Qué quieres de mí?, ¿a qué has venido?.
- ¿Sabías que hace castillos de Naipes?.
- Pero... Castillos de Naipes los hace cualquiera.
- No podrán hacerlos igual.
- ¿Qué tiene de especial?
- Su forma.
- Pero... Los castillos de Naipes se derrumban cuando hace viento, se mojan y deshacen si viene una tormenta. Cuando tenga miedo y le tiemblen las manos, todo se derrumbará a su alrededor, ¿qué harás entonces cuando ya no pueda volver a empezar?
- Comprará otra baraja y volverá a empezar. Ella siempre vuelve a empezar. Y si el viento sopla fuerte yo me pondré delante, si la lluvia deshace las cartas yo consolaré su angustia, si el miedo le impide hacer su trabajo, yo le daré mis manos.
- No lo entiendo. No sé qué tiene de especial.
- ¿Es que no te has dado cuenta aún? Ella hace castillos de Naipes.
Soy obstinada, terca, cabezota o como lo quieras llamar. Antepongo mi futuro a tu presente y siempre lo haré. Camino con seguridad a pesar de que mis piernas se tambaleen al verte. Tengo unos principios tan fuertes que cuestiono y cuestionaré continuamente nuestra forma de estar en el mundo. He crecido en un espacio muy grande, no te dejaré invadirlo. Libertad, es lo que me enseñaron desde que mis ojos conocieron por vez primera el amor verdadero, el de un hermano. No querré ser tu propiedad ni que tú seas la mía, lo que te confundirá tanto que creerás que no soy para ti, creerás que no quiero estar contigo. Es esta maldita sociedad. Yo quiero pasar el resto de mi hoy contigo, el ayer no lo tengo y el mañana no existe, pero quiero pasar entero mi hoy contigo, es lo máximo que tengo, no te daré más, nunca doy lo que no es mío. Aún así, necesitaré certeza, saber que estás en mi presente, si no la tengo saldré corriendo sin mirar atrás. Tengo miedo, mucho miedo. No hay nada más peligroso que un animal herido y yo aún sigo lamiendo mis heridas, tendrás que soportarlo. Y tendrás que soportarlo porque te escribiré una carta cada noche sin que tú lo sepas, las guardaré y algún día te escribiré un libro, el de nuestros recuerdos, habrá resquicios de una botella pegados (la primera que nos bebimos juntos), una foto o el ticket de entrada aquel museo en el que nos colamos porque robar la mirada al arte era una forma de declarar que aún sigue vivo. El libro tendrá una lágrima, la primera que derramé contigo cuando me desnudaste sin quitarme ni una sola prenda de ropa, cuando me abrazaste y al apretar me di cuenta de que mi herida ya no sangraba más. Tendrá impreso el primer enfado, con caras de esas que ahora mandamos. Tendrá también el primer viaje, o el primer beso, pero ese lo tendrás que recordar, porque el libro siempre estará vivo. Tendrá la primera flor que me regalaste o las largas esperas en el portal y tu mirada ensimismada al verme bajar. Tendrá nuestro primer accidente, nuestra primera preocupación. Tendrá tu sonrisa, que es el único alimento de mi amor. Tendrá tu delicadeza y mi pasión, mis arañazos y tu sabor, tendrá las carreras hasta la Luna y las patadas al Sol, los apuntes descuidados o las miradas perdidas, tendrá los miedos, las dudas y los versos. Porque ese libro, tendrá
Si somos lo que comemos
y yo me alimento de ti,
¿me estaré convirtiendo entonces
en un pedazo de tu Ser?
¿te estarás convirtiendo tú
en un fragmento de mí?
¿Qué serás?
¿Qué quieres ser?
Verso, poema o cuento.
Si quisieras, tal vez,
ser un verso,
que sea un verso libre.
Si quisieras, quizá,
ser un poema
que sea el poema que rime
conmigo.
Si quisieras ser cuento,
que seas el cuento que nunca termine.
veces
que te revienta el corazón de sólo escucharle.
Hubiera pagado un millón
por poder grabar el latido
de mi corazón
aquella noche
sobre su pecho.
Hubiera pagado un millón
de los grandes
por tenerle en mi vida para siempre
esa noche.
Como un reloj
que marca imparable
los segundos de mi día,
se me escapan los te quiero por la boca
y no los paro,
no son segundos, son esa medida del tiempo que no conocemos
la que hace eternas las palabras que nunca dije
en tu memoria.
Son los latidos
del exilio de los versos de un poeta.
Desesperación eterna,
cuerpos infinitos entrelazados
en palabras nunca dichas
que hechizan.
Mi redención,
cárcel de alma libre donde despliegan mis alas
en tu vuelo.
Lágrimas del diablo
cuando me encuentra en tu cielo,
en ti,
entre tus brazos,
dentro,
muy dentro
de mi.
No hablemos del futuro.
Silencio.
El futuro
esa cáscara fina que envuelve tus labios cuando me besas
y tú no estás.
El futuro
eso que más que magia es un desierto,
dónde sólo tengo sed.
Hambre de ti.
Me preguntas por qué no te envié una invitación.
No es que no quisiera que vinieras, es que de ti era de la única persona que no podría haber soportado un no por respuesta. Aquél día, para mí, era más importante que cualquier otro en la vida de un hombre. Pero según me habían enseñado, esto nunca debiera ocurrir así. Mis hermanos no me acompañaron y mis padres me miraban desde el cielo. Sólo podría tener a alguien a mi lado ese día, a mi gran amiga : la soledad. Últimamente es la única que no me hace daño, nunca falla, nunca dice una sola palabra de más.
Volviendo a sobre por qué no te invité aquel día, supongo que nunca supiste aquello:
Había estado soñando con el día de mi reconocimiento como escritor desde que por primera vez mi madre me dejó tocar las páginas de un libro. Desde aquel momento, supe que algún día lo conseguiría.
Y allí estaba yo, rodeado de personas de un falso gesto amable que se clavaba en mis entrañas, desconocidos, verdugos que clamaban al cielo mi destino, sin ti.
Y tú, sólo preguntas por qué no te mandé una invitación.
Quise convencerme de que para mí ese día, nunca tuvo que ser importante. El día más importante de mi vida.
martes, 22 de abril de 2014
El dinero se acabará. La belleza envejecerá. La inteligencia menguará.
Procúrate, por tanto, una persona que te hable con la mirada y te toque con el corazón. Una persona que te cure con su dulzura, magia para tu vida ya gastada. Procúrate, por tanto, una persona que cuando todo se acabe esté siempre a tu lado dispuesta a volver a empezar. Una persona que logre quitarse las cadenas que lo atan para permanecer siempre a tu lado allá donde tú estés. Procúrate, por tanto, una persona rica en amor y entrega, bella en alma y con una inteligencia tal que le permita descubrir que tú eres su para siempre.
la foto de fondo
de mi escritorio,
(en la que bailabas
conmigo
aquella noche
que fue un sueño),
por la de una rubia
con los labios rojos,
Marilyn
Nunca te gustó.
Tú siempre fuiste más
de Audrey Hepburn,
y yo siempre tuve mucho
de niña
que se levanta la falda
por un caramelo.
En esta foto,
la chica lee.
Ya te advirtieron un día
que las chicas que leen
nunca fueron buena compañía.
Aún así,
tú
me invitaste al baile,
al de tu vida.
Eso más que un baile
fue una noche loca.
Pero en la locura
me encuentro,
muy bien.
Poco después,
te pedí que subieras al barco,
al de mis zapatos.
Dijiste que no,
que ellos estaban muy altos y
tú
muy cansado.
Ahora,
he cambiado.
La foto de mi escritorio,
por una rubia imponente,
yo,
hace tan sólo unos años.
Camino por las escaleras interminables del metro de Bilbao. Aparentemente estoy erguida. Situada en el lado izquierdo de las escaleras por si alguien quiere pasar. En realidad voy de rodillas, arrastrada por el suelo recogiendo los pedazos de alma que has decidido dejar. Ahí está, desparramada, pisoteada, mi alma manchada, herida, diáfana, ocupa gran parte del suelo y siento como la gente la pisa al caminar. ¡No! ¡No, por favor! Grito a voz callada. ¡No la piséis por favor! Y la sigo recogiendo. Aparentemente sigo erguida, qué más da. La pisan, se ríen, continúan. Consigo hacerme con un trozo y de esta manera no rompo a llorar. Bien, lo he conseguido. Limpio los trozos que quedan y me quedo a solas con ella sin más, llorando su pérdida, qué más da. Hay ciudades que nunca necesitaron alma y esto sólo es una capital .
Tengo miedo. Pues claro que tengo miedo, ¡estoy acojonada!
Pienso en ti, y en mí. En esto, que es nuestro.
Y me paralizo.
Parálisis total.
Física y cerebral.
Del 80%, el resto lo uso para seguir pensando en ti, y en qué vendrá.
Mis amigos dicen que me brillan los ojos cuando te menciono, me piden que no sea fría, tan fría como lo he sido estos últimos años. Que no sea dura, ni egoísta, que haga un hueco en mi vida. Pero tengo miedo Chris, tengo mucho miedo. Miedo a que no estés, miedo a que te vayas... o mucho peor.. miedo a que te quedes y no seas lo que pareces, miedo a él, y a lo que fue, miedo a repetir el miedo. Miedo a la ceguera de cuando quieres demasiado, miedo a quererte y que quieras atarme, miedo a no poder marchar, miedo a temer tus manos, o peor.. miedo a temer tus palabras. Miedo a no ver si eres malvado, miedo...
No tengo miedo de ti, ni de mí.
Tengo miedo de él. Y de que exista en el mundo alguien igual, y que me muerda el cuello, y succione mi vida y mi sangre y me deje sin alma. Miedo a no ser. Tengo miedo.
Ahora que todo va tan bien, que soy una, yo, por mí, entera. Que la zorra de la vida me sonríe y hasta me guiña un ojo cada vez que la miro desafiante. Ahora que no tengo miedo a nada, ahora que no hay nada que perder. Ahora que sale el Sol y cuando se va, viene algo mejor... el arcoiris. Ahora que todo es magia, yo sigo teniendo miedo.
Miedo porque estás tan cerca como tan lejos. Y para eso, hay pocos remedios.
Hoy vengo a hablarte de amor.
Del que dibuja redonda la luna.
El amor.
El que empuja con patadas al sol.
Vengo a hablarte del amor
que te enciende la sonrisa
El amor
el que te enciende la pasión.
Vengo a hablarte del amor
que no se olvida.
Del amor
que no huye,
del amor
que no se niega.
Hoy vengo a hablarte del amor
del que están hechas las noches
y los amaneceres.
Del que están hechas las flores,
del que huele a primavera.
Hoy vengo a hablarte del amor.
Del que tiñe tu mirada,
del que sonrosa tus mejillas
y la vida.
Hoy vengo a hablarte de la mariposa
que rompe la crisálida,
emerge en tus entrañas,
revolotea
y te atrapa.
Hoy vengo a hablarte del amor
del que están hechos los sonidos
de un timbre que anuncia una carta.
Del amor,
del que están hechas las caricias
furtivas
al atardecer.
Los besos robados
las gargantas rotas
con todos los te quieros
que se asomaron a tu boca.
Vengo a hablarte de las sonrisas
de los por qués
de las mañanas con sabor a café.
Hoy vengo a hablarte del amor
del que están hechos los cerezos
y las mañanas en flor.
Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador ó clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa ó a tu novia ó a tu novio ó a tus padres ó a cualquiera, no estás preparado.
No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso, no te consumas en tu amor propio. Las bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse con esa gente. No seas uno de ellos. No lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, a no ser que quedarte quieto pudiera llevarte a la locura, al suicidio o al asesinato, no lo hagas. A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que mueras ó hasta que muera en ti. No hay otro camino. Y nunca lo hubo.
1. Que se crea la ninfa de las ninfas y la diadema de las diademas, Afrodita y Atenea juntas, tan dotada como Rachel Welch y tan superdotada como Madame Curie. Que considere que hasta sus pedos huelen a tomillo, sus legañas a albahaca y sus estornudos a madreselva. Que no dude en celebrarse como el ejemplar más extraordinario que pisa la tierra. Que para llegar a estas conclusiones le haya bastado con su propia opinión.
2. Que sea bella y sepa utilizarlo, que allá donde acuda funde Fascinaciones SA, que vaya por las calles cometiendo belleza. Que hasta cuando camine por el suelo se note que sólo se está posando (se le notan demasiado las alas).
3. Que tenga una parte de mariposa y dos de escorpión, tres gotas de monja y siete de puta, algo de primera de la clase y otro poco de niña que se levanta la falda a cambio de una piruleta.
4. Que no se preocupe por darme amor sino por crearme adicción, por darme cariño sino dependencia, por darme sosiego sino necesidad. Que adivine que sólo me enamoro de lo que me destruye, sólo escribo de lo que me daña, sólo poemo de lo que no soy capaz de resolver.
5. Que comprenda de inmediato que necesito ser dominado. Que me ordene: “Aléjate de Mengano, es un trepa; confía en Fulano, es buena persona; huye de Zutano, te dará problemas”. Que organice mi vida. Que vaya ocupando mis territorios. Que nunca me pida permiso. Que no permita que los demás hagan lo mismo que ella hace conmigo.
6. Que me proporcione dolor y alegría en dosis suficientes como para inspirarme al menos los trescientos folios que me ha dado la Iratxe original, tamaño DIN A4, Times New Roman, cuerpo 12.
7. Que considere al 95% de los poetas de Madrid unos farsantes y unos escritores de palo y zanahoria. Que amenace con ponerse a escribir en cualquier momento para demostrar que es mejor que la mayoría de ellos. Que esto no lo diga en privado y en broma sino en público y muy en serio.
8. Que le guste todo lo que sea macho: lechugas macho, flautas macho, piedras macho, hombres macho. Que me diga con detalle y puntillismo qué les haría a los hombres que le gustan, con qué artes, en qué posturas.
9. Que se enfade mucho con mis jaleadores. Que entienda que la única con derecho a elogiarme es ella. Que nunca me elogie. Que, sin embargo, cada vez que me vea atacado o triste o rodeado de tigres, aparezca de repente como una amazona rubia y responda a mis atacadores, mate a los tigres, me quite la tristeza y me diga: “No olvides nunca que tú eres Batania y los demás no son Batania. Jamás estaría contigo si no fueras lo que yo sé que eres”.
10. Que le gusten el té y el vino, que su actor favorito sea Robert Redford o Robert Downing junior, que su película preferida sea Fiebre del Sábado Noche. Que tenga miedo a la muerte y a los perros grandes. Que no sea capaz de reconocer un error. Que los cometa a todas horas y con talla XXL, pero jamás los reconozca.
11. Que se mofe y sienta vergüenza de las poetas madrileñas que escriben versos de desamor cada vez que son abandonadas. Que para predicar con el ejemplo y no hallarse nunca en la misma tesitura sea ella la que deje a los hombres, la que los castigue, la que los humille, la que nos obligue a escribir esos poemas desesperados.
12. Que sólo utilice Google para teclear “Neorrabioso Iratxe”. Que le importe menos que la punta de un alfiler todo lo que escriba que no se refiera a ella. Que no le guste leerme sino leerse. Que se jacte: “Jamás podrás escribir sobre otra mujer como escribes sobre mí”.
13. Que tenga una manera incomparable de echarse el pelo hacia atrás o de hacerse una coleta mientras sostiene la goma con la boca. Que le gusten Camela, Queen, La Polla Records o Pablo Milanés. Que una de sus canciones favoritas sea “Tú eres único”, de Rocío Jurado. Que esa canción le recuerde siempre al hombre de su vida, quienquiera que sea durante esa semana.
14. Que no sea partidaria de las ideas moderadas y los puntos medios. Que considere a todos los cristianos malas personas, a todos los policías sinvergüenzas, a todos los patriotas ignorantes. Que opine que los contrarios al matrimonio homosexual deberían ser exterminados, ex-ter-mi-na-dos.
15. Que se vaya con otros hombres con mi autorización. Que vuelva a casa satisfecha y con olor a goma quemada. Que me cuente con pelos y señales las averías que ha causado esa noche (Este punto es difícil de creer, pero es que yo soy muy difícil de creer).
16. Que sea arrogante y vaya de única. Que proclame que jamás permitirá que la conozcan solamente por ser la mujer de Batania. Que ponga tanto empeño en dar la vuelta a la pirámide que al final logre convertirme en el pobre hombre que sale con Iratxe.
17. Que ante la belleza de otras mujeres, la inteligencia de otras mujeres, los estupendos poemas de otras mujeres, la también bondad y honradez y valía de otras mujeres, se limite a exclamar: “¡Bah!”
18. Que sea partidaria de practicar sexo sólo en lugares discretos y apropiados. Ejemplos: baños de zonas públicas, parques frecuentados, salidas de los bares... Que también le guste practicarlo en las autopistas, siempre que se circule a ciento sesenta por hora, o en las calles principales de cualquier ciudad española, siempre que sean las doce del mediodía, o en las plazas mayores, siempre que estén presentes cientos de ciudadanos con la revisión del oculista recién superada. Que llore después de hacer el amor (porque ha disfrutado o por la alegría de comprobar que no nos hemos matado ni nos han detenido).
19. Que se extasíe con el mito de Filemón y Baucis. Que me jure que moriremos juntos arrojándonos al vacío desde la cima del Teide, o tomando a la vez una de las dos mitades exactas de una pastilla de veneno, o poniendo nuestras cabezas unidas bajo una apisonadora del ayuntamiento. Que me haga creer eso durante diecisiete años y luego, cuando me abandone y le pregunte qué hay de aquello, me diga vamos, Alberto, sólo era una forma de hablar, no pensaba que fueras tan inocente.
20. Que se haga por su cuenta y riesgo y por cien euros un tatuaje en la espalda. Que en ese tatuaje ponga “Batania”. Que jure que no se lo va a borrar jamás, ni siquiera ahora que se ha librado de mí. Que ese tatuaje signifique “Déjame ser como soy”.
21. Que anime a Valentino Rossi, a Roger Federer o a Lewis Hamilton cada vez que se enfrentan a Jorge Lorenzo, Rafa Nadal o Fernando Alonso. Que prefiera lo nuestro universal a lo nuestro nacional. Que su novelista favorito sea Balzac y su novela favorita “Los miserables”. Que intente hacerme leer “Océano mar”. Que admire mi inteligencia. Que admire mi escritura. Que me admire.
22. Que finja indiferencia ante mis amigas, pero que aproveche cualquier ocasión para minusvalorarlas. Que me haga imitaciones de sus voces y tergiverse sus frases para demostrarme todo lo pijas e infantiles que a ella le gustaría que fueran.
23. Que se enfade mucho con “los demás”. Que llame “los demás” a todo el que le lleve la contraria. Que cada vez que esté triste y se sienta atacada quiera irse en solitario a una isla lejana (pero da igual, porque el tatuaje con mi nombre le persigue).
24. Que necesite hacerles saber a los tontos todo lo tontos que son. Que se obligue a llamar idiotas a los idiotas. Que no les permita vivir felices en la ignorancia, que se sienta llamada a sacarles del error.
25. Que sea buena persona. Que sea vanidosa, que le salgan pedacitos de Satán por la boca, pero que sea tan honrada, generosa y buena persona como la original (aunque es imposible).
26. Que decida abandonarme al de diecisiete años. Que no lo haga con avisos previos y elegancia, sino a quemarropa, sin vuelta atrás y a las 19:12 de una tarde cualquiera. Que al mostrarme desesperado durante los tres primeros días, me salte: “¡Alberto, supéralo de una vez, que ya han pasado 72 horas!”.
Se ruega a las candidatas acudan a la calle Despecho, rincón del Abandono, Nº 47, a la hora en que me vuelve la tristeza, para una comprobación detallada de los 26 puntos. Si alguna candidata duda de sus posibilidades es mejor que no acuda, lo digo de verdad, la original nunca tuvo dudas.
(Desgraciadamente no conozco al autor. Sólo sé que se llama Batania y escribe sobre mí. He recibido este texto de manos de un buen amigo, que quizá me confunda entre líneas con una tal Iratxe, o quizá tal vez, conozca al autor y la protagonista no se llame Iratxe, y quizá tenga cierto parecido a quien escribe, quizá, quizá, quizá. Sea como fuere, me conquista. Desde el punto 1 al 26).
Me he cortado el corazón.
Quise aplastar los recuerdos enlatados y tirarlos al contenedor amarillo, al de los envases usados, y al apretar tan fuerte, un recuerdo maldito me ha rajado en dos esta pasión.
Me he cortado el corazón.Y no deja de sangrar. He corrido a la cocina y con un paño lo he querido tapar, pero el corazón no es fácil de curar.
Ahora aprieto una tirita bien fuerte alrededor, para que el olvido achuche y desinfecte sin medida. De vez en cuando me descuido y respiro hondo el recuerdo de tu olor, al apretar el pecho, se me vuelve a abrir en dos el corazón. Y sangra, y sangra sin cesar este amor. Pero vuelvo a poner una tirita y al menos se calma el dolor. Mi madre dice que necesitaré varios puntos, yo no quiero ni los de aproximación. El corazón, se cura sólo, le respondo yo. Y ella, con su dulzura, me lame la herida, sabiendo que justo ahí, en el lado izquierdo, siempre tendré esa cicatriz. La que me causó el recuerdo de un amor.
Dice mi abuela que a los chicos le suelen gustar las chicas tímidas y poco atrevidas, sobre todo a un largo plazo. Será por eso que no he vuelto a saber de ti, ni del chico sin nombre; los dos habéis desaparecido con una chica que no escribe y que definís como alguien tranquilo sin más. Bueno... son guapas, claro está, no esperaba menos. Pero, y qué paso con las carreras hasta el portal dando codazos, las patadas al balón sin portería, los polvos en la luna de algún coche y de mirar la estrellas en mi tejado. Qué fue de las palabras bonitas, de los libros que escribimos, de los viajes que no hicimos, de querer y morir, de morir queriendo, de querer hasta morir, de querer hasta querer morir, qué fue de ti, qué fue de mi. Mi abuela dice que las chicas van mejor más tapadas, pero qué fue de tu sonrisa tras mi falda, qué fue de tus besos locos cuando se abría mi escote, qué fue de colgarme de tu cintura y llevarme al cielo sin tener que desnudarme. Qué fue de ti, qué fue de mi.
Mi abuelo, sin embargo, siempre me decía que quisiera reencarnarse hoy y conocerme. Cuánto te quería yo mi gran James Dean... no sabías cuánto.
Y así creía yo
que te habías muerto,
corazón mío
que jamás volverías a sentir,
corazón mío,
que eras un estornino helado
en medio de un bosque
como el de aquella obra de teatro,
como aquella niña escondida
que era yo,
representando,
un pajarito con el corazón helado, corazón mío.
Creí que te habías muerto, corazón mío
y que jamás yo volvería a sentir así,
corazón mío.
Y que mi piel jamás sería de nadie,
porque no volviera a erizarse.
Y él te eriza sin saberlo, corazón mío.
Iluminas la habitación
y tú ni si quiera lo sabes
corazón mío,
y lo único que puedo yo hacer
Lo cierto es que ahora mismo la palabra compromiso o cualquiera de sus derivados, hace surgir un sarpullido rojo por toda mi piel. Sin embargo... No digo que no a esa persona que te abraza fuerte cuando hace mucho aire, que mete los pies entre los tuyos cuando te mueres de frío, esa persona que ocupa el lado vacío de tu cama, la que muere cuando tú faltas y se estremece por tu llegada. No me despojo de un : buenos días princesa; o un : es por ti, todo lo que hago es porque tú me haces así. No expulso una mirada cómplice o un abrazo en una noche de frío. Un chiste malo a cualquier hora o una voz amiga al otro lado. No quiero deshacerme tampoco de tardes absurdas de Domingo o de risas todo el día. Carreras desde mi casa a la esquina, o del momento terrible en el que dices esa palabra tan ...... quiero, te. Ahora mismo, ni aún después de mil tormentas, me deshago de ti. Lo juro. Pero mejor, no le pongamos nombre, amor.
- Entonces porque sigues ahí, mirando como un pasmarote. Entonces, por qué no me has llamado tú, entonces por qué quieres saber de mi. Entonces...
- Ah, era por eso, ¿no? No me has llamado porque yo no lo he hecho. Genial. No tengo nada más que decir.
- Muy bien.
- Genial.
Se dio la vuelta y se fue. No le he vuelto a ver. Era un auténtico gilipollas. Un gilipollas de remate. Pero mierda, coómo me gustaba ese maldito gilipollas. Aún recuerdo cuando me hacía cosquillas hasta que no podía para de reír. Cuando me sorprendía por detrás y me apretaba bien fuerte de la cintura. Aún recuerdo cuando caminábamos juntos, cuando yo era su musa, cuando me hacía sentir así. Aún recuerdo cuando me hizo permanecer inmóvil durante seis horas sólo para reflejarme en un maldito cuadro, siempre decía que no había encontrado una sola foto que se me pareciese, decía que cada día era distinta, camaleónica. Una auténtica locura...
¿Que por qué no le llamé?. Pues muy sencillo: estaba esperando a que él lo hiciera, siempre se olvidaba de hacerlo y yo ya me harté. ¿Que si no había nada más? No, la verdad que no. Era perfecto. Para mí, al menos. Su ostentosa afición al cine y al arte minimalista, seguramente hizo que muchas huyeran. Pero yo no, para mí era increíblemente perfecto. Y su nombre, cuando lo pronunciaba con ese acento italiano me hacía enloquecer: Pietro.... ¿Qué por qué le dejé ir?. ¿Pues no te lo he dicho? Porque no-me-lla-mó. ¿Te queda claro?. ¿Que si para mí era tan importante?. Pues no, pero.... era importante.
Colgué el teléfono al escucharme decir semejante estupidez a Paula. Corrí a llamar a Pietro. Nadie contestó aquella tarde en el número 43 de la Calle Primavera. Pietro se había marchado para siempre, y yo nunca podría volver. Volver a sentir, volver a vivir.
Hoy, quince años después, no he vuelto a amar. No puedo, el terror me invade, las piernas se paralizan y ya no sé respirar. La angustia me provoca tal sufrimiento que no merece la pena. No, nunca más. No quiero volver a amar.
Aún me sigo preguntando por qué no me llamó. Maldito gilipollas.
<< Por favor, que alguien me quite el móvil!!! >> suena una voz desgarradora en mi cabeza al compás que uñas resbalan sobre el cristal de mis pupilas haciendo brotar un sonido chirriante y desolador, es el sonido de la adicción, de la tortura. Llevo las últimas veinticuatro horas pegada a la pantalla de este mini Apple torturador (si, mientras dormía seguro que lo utilizaba, y si no, soñaba con él), y para completar el esquema, mi perro derramó anoche un vaso de agua sobre mi tan adorado Mac, por lo que ahora el móvil es mi mayor aliado hasta para escribir este post.
Entre chips mojados y pantallas rotas, cuando volvía ayer de la casa de campo en la que celebré la última noche del año con mis mejores amigas, me paré a reflexionar.
Y es que el día 1 de Enero las redes sociales echan fuego.
Por un lado, todo el mundo está de resaca y no hay nada mejor para relacionarse que dar un sólo click en nuestro gran aliado el smartphone o el ordenador en su defecto, (siempre que no te hayan caído las cataratas del Niagara encima, claro); y la cantidad de modelitos nuevos que hay por enseñar ( y por cotillear ); así como la típica frase de : pero qué hacía fulanito celebrando la Noche Vieja con menganita, si no se hablaban!! Qué fuerte!!- Y vas y se lo escribes en un mensaje a tu amigo/a de turno o le mandas el típico pantallazo con toda la información donde cualquier comentario al respecto sobra, es más bien un : "juzga tú mismo"; también están los mensajes de : -a qué no sabes con quién estuve ayer???- pero estos son los que menos, porque la Noche Vieja suele ser una de las noches más decepcionantes del año. No sé si porque esperamos demasiado de ella o porque tenemos la creencia de que así serán el resto de las noches del año. Creo que en el fondo somos jodidamente supersticiosos y confiamos en que una gran noche nos daría un gran año y no hablemos ya de la fe que tenemos en encontrar el amor en Noche Vieja, ¿por qué?, en serio, ¿por qué?. Bueno el amor o cualquier sustitutivo, claro está. Llamemosle rollo o beso del ideal a la hora adecuada. Cuánto daño han hecho las comedias románticas, sobre todo en Navidad!
Pero para subsanar este problema, nace nuestra solución!
TINDER
Que qué es el Tinder. <<Nuestra jodida salvación>>, decían mis amigas. El Tinder es esa aplicación que echa fuego el día 1, porque no hemos tenido la noche perfecta, ni si quiera una noche mediocre, si no fatídica y estamos dispuestos a todo por empezar bien el año, y "ya que anoche no conocí a nadie nuevo, vamos a ver qué se cuece por aquí". Nos ofrecen una aplicación donde vamos pasando caritas sin cesar hasta que encontramos una que sea de nuestro agrado y entonces click!
"Tú y Alfredo os gustáis"
Joder, y encima tenemos dos amigos en común, este tiene que ser un tío normal, pero está muy bueno, ¿no? Y ahora qué.
"Escribir un mensaje"
"Seguir buscando"
¿Qué hago? ¿De qué le hablo? Si no soy capaz ni de mantener una conversación seguida con un conocido por watsapp, qué voy a decir aquí. Venga, seguir buscando y que hable él.
Pasas cinco o seis caritas y encuentras otra mona... Venga, pues like! (Hoy tiramos la casa por la ventana que es Noche Vieja!)
"Tú y Fernando os gustáis"
Joder, esto está que arde.
"Enviar mensaje"
"Seguir buscando"
Venga, esta vez me atrevo. Así me entreno!
"Enviar mensaje"
Tiene dos parejas nuevas.
¿Dos? ¿Ya? ¿Soy infiel? ¿Pero desde cuándo?
En fin, vamos a empezar. Pincho en Fernando.
"Feliz año!!!". Escribo.
Y espero. Y espero.
"Tiene una notificación de Alfredo".
¡Uy! ¡Alfredo! Esto me gusta!
Leo.
"Feliz año reina."
Diooooossss, qué emoción. Feliz año! Digo, y me voy a buscar caras nuevas.
Esto de ser infiel está genial, en un día tengo 20 parejas y no me importa si una no me contesta porque siempre me contesta otra, ya no he vuelto a ser una histérica... Pero no las puedo mantener!!!
Estoy Estresada, ya no recuerdo qué hablé con quién ni por qué, ni quién era amigo de quién o de dónde era! Pero bueno, leo un poquito más arriba y se soluciona, y si en un ratito no hay nada que hacer sigo buscando pareja.
Dicen que ayer, día 1 de Enero, subió el número de usuarios de Tinder en un 200%, lo que yo te diga... esto es así, en el primer día del año, las redes sociales arden y las redes sociales del amor mucho más.
Y si te atreves a preguntarle a un usuario de Tinder que por qué está en una agencia de parejas, siempre te dirá que no es así, que esto es de gente "normal", que tenemos amigos en común, que tengo su facebook y que simplemente es muy divertido! Y yo.... Lo creo igual!! (Jajajaj)
A pesar de haber sido reacia a la idea de descargar esta dichosa red social, no hay nada más divertido que ir desechando caritas de forma superficial hasta encontrar una que te guste y zas! Ya tienes pareja! Es como estar en una discoteca pero virtual! Tú si, tú no, tú si. Y de repente, yo te gusto, tú me gustas y nos acercamos... (Si, si... Lo mismo... estaréis pensando, pero descargarla! Descargarla y veréis qué pasa!)
Mi amiga más romántica dice que lo mejor es que aquí juega el destino, justo tiene que entrar entre tus contactos y que tú le gustes y él te guste (comedia romántica). Yo creo que es más cosa de algoritmos y tal, pero es divertido pensar en el destino, sobre todo el 1 de Enero,¿verdad?
Y más el 1 de Enero, seis chicas encerradas en una casa de campo! ¡
No hay nada mejor!
Buon anno a tutti! E per le mie ragazze uno migliore! Uno come el 2013 quando eravamo tutte insieme!