sábado, 5 de abril de 2014

Miedo.



Tengo miedo. Pues claro que tengo miedo, ¡estoy acojonada!
Pienso en ti, y en mí. En esto, que es nuestro.

Y me paralizo.

Parálisis total.



Física y cerebral.


Del 80%, el resto lo uso para seguir pensando en ti, y en qué vendrá.
Mis amigos dicen que me brillan los ojos cuando te menciono, me piden que no sea fría, tan fría como lo he sido estos últimos años. Que no sea dura, ni egoísta, que haga un hueco en mi vida. Pero tengo miedo Chris, tengo mucho miedo. Miedo a que no estés, miedo a que te vayas... o mucho peor.. miedo a que te quedes y no seas lo que pareces, miedo a él, y a lo que fue, miedo a repetir el miedo. Miedo a la ceguera de cuando quieres demasiado, miedo a quererte y que quieras atarme, miedo a no poder marchar, miedo a temer tus manos, o peor.. miedo a temer tus palabras. Miedo a no ver si eres malvado, miedo...
No tengo miedo de ti, ni de mí.
Tengo miedo de él. Y de que exista en el mundo alguien igual, y que me muerda el cuello, y succione mi vida y mi sangre y  me deje sin alma. Miedo a no ser. Tengo miedo.

Ahora que todo va tan bien, que soy una, yo, por mí, entera. Que la zorra de la vida me sonríe y hasta me guiña un ojo cada vez que la miro desafiante. Ahora que no tengo miedo a nada, ahora que no hay nada que perder. Ahora que sale el Sol y cuando se va, viene algo mejor... el arcoiris. Ahora que todo es magia, yo sigo teniendo miedo.

Miedo porque estás tan cerca como tan lejos. Y para eso, hay pocos remedios.


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