jueves, 30 de enero de 2014

A un reflejo.



Es tu sombra.
Es tu luz.
Es lo que dibujas
sobre mi pared
cuando no estás.

Es lo que eres
cuando te enciendo
sin mirarte,
cuando te miro
a través de su luz.

Es una obra que
se perfila en mi alma
con la tenue luz
de un amanecer,
cuando
desvistes
el velo que cubre
mi mirada.

Es tu hechizo,
ese que derramas,
el que viertes con tus manos
sobre mi
insensatez.

Cuerpos infinitos
dibujados en la eternidad
que se disuelven en un ángulo,
justo en ese,
en el que ya no estás.

Es la esencia de tu luz
que no tiene cura.
Es un destello de claridad
cuando me miro reflejada en ti.

Es el fulgor de un amante
victorioso,
el destierro del fuego
del crepúsculo.

Aparecen tus claros
sobre mi rostro,
y es tu mirada
la que prende
una vez más
este universo.

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