domingo, 11 de agosto de 2019


Me he ido de tu vida sin querer hacerlo. Y ya van cinco días. O quizá sean seis. No sé, lo mismo hace solo tres, pero parecen mil. Mi cabeza, con buen juicio me dijo que me alejara, pero todas mis vísceras me llevan hacia a ti, una a una. Si me dejase llevar, ya habría llegado nadando a tu mar. Y te habría dicho una vez más que aquí estoy yo para sanarte si tú quieres que sea yo quien cure poco a poco tus heridas. Pero es mi cabeza la que ha conducido en los últimos años a mi cuerpo, así que permanezco amarrada a la piedras de la ciudad donde nací, como si entre sus muros estuviera a salvo y me encuentro cansada de luchar continuamente contra mí. Agotada, sin fuerzas para algo más que sobrevivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario