sábado, 24 de mayo de 2014

Cómo llega, cómo se queda y cómo se va el amor.

Días y días hablando sobre lo mismo y no llegamos a nada en claro: El amor. Mi séquito de hadas y yo, hemos estado divagando sobre cómo llega, cómo se va y lo peor... cómo se queda. Ésto último no lo tenemos muy claro, pero creemos que si se va a quedar, como mínimo tiene que aprender a volar, y es que como dijo H, en la película de "El lado oscuro del corazón":





"No les perdono bajo ningún concepto que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo".


Y así es, nos pasamos la vida buscando ese algo, relacionándonos con personas que no lo tienen y dañando nuestro pequeño miembro bombeador. ¿Para qué? Para nada. Para caminar descalzos entre llamas ardiendo y aprender a no quemarnos y para un día estar tan cansados, que ya no tengamos fuerzas de buscar nada más y, para cuando eso ocurra, justo en el instante inmediatamente anterior, cuando las llamas más queman, cuando ni si quiera puedes mantenerte, aparezca alguien, ese alguien por quien aguantarías las llamas un rato más, -sólo un poco más- te dices. Hay quien intenta convencerte de que el sufrimiento de esas piedras ardiendo es algo psicológico, que si logras deshacerte de esa parte mental de sufrimiento desaparecerá, y podrás quedarte allí de pie, mirando a esa persona, que no sabes lo que tiene, pero que es algo especial. Y ahí te quedas, mirando como un pasmarote sufriendo, de cansancio, de dolor, pero mirando, por si acaso. Y esa persona te coge de la mano y te enseña a caminar por el fuego, sientes que no te quemas mientras tus pies se deshacen lentamente, pero caminas, es el amor, que te deshace de todo sufrimiento. Tú caminas en llamas mientras la otra persona rodea pausadamente (pero de tu mano) la tabla con las piedras ardiendo, te hace creer capaz de todo, podrías arrodillarte y hasta besar el fuego sin tan si quiera quemarte, o eso es lo que crees.



Y yo me pregunto, ¿qué es todo esto? Hasta dónde piensas llegar. Sal ya de ahí maldito imbécil. ¿No ves que te estás quemando? ¿No ves qué vas a perder lo más preciado que tienes? Tu capacidad de andar por ti mismo, tu libertad. La perderás si sigues caminando por las brasas. Y te aseguro que lo que no quieres es que esa persona que te agarra la mano mientras caminas sobre algo ardiendo sea la que guíe tus pasos de ciego, tu silla de ruedas, tu cama enclaustrada, no será la persona que quieras que te mire mientras mueres, no querrás porque no quieres morir, maldito imbécil. Baja ya de ahí antes de que sea tarde. Y tú: no bajas, no bajas porque crees que descender ese escalón sería perder por completo la esperanza y no estás dispuesto a ello. Tú quieres amar, sabes que eres capaz de amar y de aguantar todo lo que sea necesario, además, él/ella va de tu mano mientras sufres, no hay prueba de amor mejor. Así que, como has decidido no escucharme, yo cojo mis cosas y mis pies quemados de esperar y de explicarte y me voy, me voy porque aún puedo caminar, aún puedo hacer mi camino hacia a libertad, aún puedo respirar el aire no contaminado por el carbono del las brasas, aún puedo ser libre, sentirme libre.

"Juventud divino tesoro". Todo en mí es libertad, respiro.


Y puedo volar, sé que puedo porque tengo alas. Se me han quemado un poco, pero muevo un poco los hombros y aparecen de nuevo. Y es que, mi amor, para mí el amor... No trata de nuestra capacidad para aguantar el sufrimiento (propio y ajeno), se trata de volar, volar muy lejos. Volar a un mundo ideal, volar por encima de los coches y de las personas, volar por encima de las llamas ardiendo, ser un peso ligero, al que el calor no le atrapa. Un alma libre, ya te lo dije un día :



Para comprender cómo llega:




Cómo se va, ya lo sabemos todos.


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