jueves, 29 de mayo de 2014

Cuando el corazón se rompe



Cuando el corazón se rompe,

sientes como se clava.
Como cada trocito
de cristal pequeño
se clava
en cada uno de tus órganos
y te raja de arriba abajo.

De arriba
abajo.

Siempre
he imaginado el corazón
como un diamante.

Un diamante de color rojo.

Al principio fue carbón,
hasta que lo encontraste.

Imposible de rayar,
la tenacidad del diamante
nunca fue su fuerte:
podría romperse
con cualquier martillo
de tres al cuarto.

O por un despiste,
como el tuyo.

Sin embargo,
el diamante,
fiel resistente
por su dureza
es capaz de resistir
y resistir
hasta llegarse a romper.

De todos los diamantes
tuve que escoger el rojo.
De todos los corazones
tuviste que escoger el mío.
¿Es bello verdad?
Nunca quisiste verlo.
Siempre decías que
aquello imposible
de obtener
era mejor desconocer.

Maldito imbécil.




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