lunes, 15 de julio de 2013

-No tengo ni tiempo, ni dinero. -Dijo con sus ojos clavados en mis pupilas y su miedo agarrado a las cuerdas vocales produciendo así un tono entre vulgar y prepotente. Supongo que con esto esperaba que yo saliera corriendo o algo así, pero estaba claro que no me conocía, no me conocía nada bien. -Está bien-, le dije. -¿Puedo así, sentarme a tu lado y disfrutar de tu grata compañía? Prometo no hacer ruido, no hacerte perder el tiempo, y por supuesto ... no causar gasto alguno -. La mirada de estupefacción tornó casi melancólica, no podía creerlo, pero lo que aquella bestia no lograba entender es que lo único que yo necesitaba era su sola presencia, su compañía, su tesón, sus días, él no debía hacer nada, nada excepto concederme la libertad de disfrutar de su maravillosa figura. Escéptico volvió la cara y escupió esas palabras que jamás borraré de mi pequeña memoria: -Nadie quiere sólo eso, tú no quieres eso. No es posible que exista alguien así. Y me ensombrece que además asumas que te creeré, no soy tan estúpido-. Soltó mi mano bruscamente, enfureció y jamás le volví a ver. Resultó ser más estúpido de lo que yo creía.

miércoles, 3 de julio de 2013

Infinitamente peor



Intuía que no ibas a venir nunca.
 Pero si me llego a mover de allí,
me hubiera quedado la duda
 y la duda era peor que tu ausencia.



(Ernesto Pérez Vallejo)