martes, 19 de julio de 2016


Lo que sea capaz de calmarte el llanto.
A lo que quiera que sea eso es a lo que tienes que dedicar el resto de tu vida.


Cuando todo falla
no se me ocurre
una estupidez mejor
que huir


al rincón de pensar
en ti.

de libertad y esclavitud humana



El café hirviendo en la cocina. Un montón de discos en el suelo que descubren un refugio. Todo indica que ayer pasó la noche llorando, pero tú no te has dado cuenta. Sus ojos aún hinchados hablan de que algo no va bien. Cuentan que no está bien callar. Y a ti, ajeno a toda culpabilidad, te ha vencido esta noche el caluroso verano y no la has abrazado. Y ella, cobarde, no cuenta. Nunca se ha creído en derecho de nada, supongo que eso la libera también de cualquier responsabilidad. Y merece la pena. Ser libre aunque la libertad suene a algo doloroso. ¿No debería la libertad ser todo menos dolor? No lo sé. Quizá nadie la ha conocido aún. ¿Por qué no nos hablan de ello? ¿Por qué no nos cuentan qué se siente de verdad al ser libres? Quizá sí lo hayan hecho. Quizá el ser humano prefiera ser pájaro enjaulado con tal de no ver a su semejante volar más alto que él. Quizá es por esto que aquel hombre siempre decía que seguíamos esclavizando a la humanidad, aunque ahora lo hagamos a través del amor.