jueves, 4 de junio de 2015

Loreto Sesma.

Tras haber leído, subrayado y quemado cada una de las hojas me he dado cuenta de que yo nunca fui Don Quijote, porque nunca fui valiente, nunca me atreví a enfrentarme a mis gigantes.



He aprendido que el invierno no era la llegada del frío si no ver llorar a mi madre. He llegado a la conclusión de que nunca acabaré de memorizar cada una de mis cicatrices, porque las sigo confundiendo con heridas, cuando me empeño en abrirlas. He medido la distancia en abrazos que le debía a mi hermana. Me he dado cuenta de que el amor no tenía nada que ver con lo que me habían contado, solo tenía que ver conmigo, y solo lo he sabido cuando en mitad del huracán he necesitado crear mapas con la piel de mi espalda. Sigo leyendo a Benedetti cuando se me cansan las alas y sigo haciendo florecer a Neruda cada primavera.He aprendido que no es a la tercera cuando te das por vencido, porque nunca has de rendirte. Que voy a tropezar, a caer, y a hacerme tantísimas heridas que voy a querer tener un doctorado en huidas, pero acabaré tirando pa’lante.


Porque sin andar no hay camino, y sin camino no hay historia, ni victoria, sólo derrota. Además, andando hacia atrás, uno siempre tiene más probabilidades de tropezar con la misma piedra.

También he aprendido que la magia del naufragio no está en llegar a ser superviviente, sino en aprender a bailar con el vaivén del mar, en mitad de la tormenta, agarrar el timón, aguantar el tirón, enamorarte de la corriente, ser paciente que las nubes se irán.

Que ya lo decían los Beatles: “el sol en algún momento va a llegar” y mientras, mientras tendríamos que bailar, bailar escuchando a Extremoduro, otorgándole a la noche un derroche de gaste de caderas.

¿De veras creíais que iba a rendirme? Los que estuvisteis apuntándome con el dedo, deberíais saber que sigo siendo yo la que me pongo la pistola en la sien y la que decido si apretar o no el gatillo, que no hay más balas para mí que las que yo misma fabrico y no tengo más heridas que las que yo me hice por voluntad propia.

Lo bueno de tener el corazón hecho pedazos es eso, que las balas de los demás tal como entran, salen.

En fin, que no necesito la saliva de nadie para curarme, eso tuve que aprender a hacerlo yo solita; que por mi suerte o para vuestra desgracia, todavía no voy a ser el blanco fácil de nadie.

No busco la aprobación de algún que otro imbécil que me dirá que esto no es poesía, porque es verdad, no lo es, esto es vida, la mía, así que ya decidiré yo como escribirla.

En fin, que sigo queriendo a morirme a todos los que me agarran cuando me fallan las fuerzas, que sigo teniendo en cuenta que aunque llegue el día que la sonrisa se me tuerza, van a estar ellos colocándome el mundo.


Y por eso, lo último pero más importante que he aprendido es que no soy aunque a veces no esté, sino que estoy aunque a veces no sea.


-Loreto Sesma-



Fotografía: Ernest Hemingway & Martha Gellhorn by RobertCapa.

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