sábado, 3 de noviembre de 2012

Este adiós no maquilla un hasta luego.



Lo peor del amor cuando se acaba es la adrenalina en camas separadas, lo atroz es no saber quien eres.
La pasión cuando pasa es una copa de sangre desangrada en el mar muerto.
Da igual esperarte o que me esperes, que la cuenta esté saldada.

Dice Joaquín Sabina bienaventurado en una canción...

<<Lo peor del amor cuando se acaba>>, resuena en mis oídos. Aún no comprendo cómo me pudiste convencer, cómo fuiste la sístole de mi diástole entre esputo y esputo, entre vaharada y vaharada, entre palabra vacía y charlatanería barata encontré a una persona distinta que hace tan sólo un par de meses. Quiero pensar que el amor  saca lo mejor de ti mismo y por eso te sembraste distinto, porque la sola idea de imaginar que lo que yo viera fuese con un prisma distorsionante hace que las náuseas me recorran todo el intestino grueso para desembocar en la faringe y provocarme una arcada en la que casi consigo escupirte y esto no me gusta. No, porque me hace entender que nuevamente lo que viví fue un simple sueño. Que se mantuvo inerte mientras yo lo alimentaba con una falsa pasión y esto me hace sentir absurda, pero al fin y al cabo me permite olvidarme rápidamente de ti. O al menos, creerme que lo hago. Y me alegro. Y sonrío. Y consigo salir adelante, y una vez más, entender... que este adiós no maquilla un hasta luego.

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