viernes, 23 de noviembre de 2012

Las hadas.



Entonces llega. Llega ese momento en que dudas de todo. Dudas de ti misma. Dudas del amor, de la amistad, hasta de la familia. No te crees en potestad de recibir amor porque te sientes insegura, a pesar de que día a día regales cada trozo de vida que sustentas. A pesar de todo, eso llega. Y te planteas si merece la pena seguir así, pierdes la confianza en tus semejantes, esa que tanto te ha costado conseguir. La pierdes por completo. La Fe en el Ser Humano. Empiezas a creerte aquel cuento de que la gente es mala por naturaleza y te sientes un bicho raro. Una flor en medio de un bosque que comienza a marchitarse. Quieres confiar en que existe gente maravillosa, ausente por completo de palabras como el egoísmo y que simplemente dan, sin miedo a perder, sin pudor por recibir. Y justo cuando estás a punto de perder la fe y casi rendirte, aparecen. La vida las pone ahí, como si siempre hubieran estado, como si fuera natural, como si todo lo demás hubiera sido un espejismo Vienen con brochas y pinturas de color de rosa para alegrarte los días. Quitan las goteras de tus paredes oculares y ¡zas! ¡brochazo! ¡se te iluminó la mirada! Y siguen por ahí, saltando, bailando y cantando, como las hadas... (aaaah! ahora lo entiendo! ahora entiendo cuando mi madre hablaba de sus amigas más cercanas como eso, las hadas...), y lo colorean todo, juegan, sonríen y hacen que el mundo parezca mejor. Iluminan de nuevo esa pequeña luz que estaba apunto de morir, encienden la llama que casi logra consumirse, y siguen jugando y cantando... las hadas. Con su risoterapia natural, sus conversaciones secretas, y por supuesto esa maravillosa protección que sólo ellas pueden darte ante el auténtico mal, que con alegría y buen humor, aprendes a descubrir que también existe. Hay quien no lo entiende, pero yo vivo en un continuo sueño, y por fin sé que alguien más también. Las hadas.

Gracias queridas hadas, y gracias a mi hada madrina particular, que me enseñó a creer en los sueños. Esa eres tú, mamá, la principal. Gracias de todo corazón.

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