miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ya no había ninguna manera de acceder a él. Absolutamente ninguna. Habíamos cambiado el sexo por el chocolate y los muros eran ya infranqueables. Sólo un acto heroico y absurdo hubiera salvado todo aquello que estaba ya sumido en el más puro vertedero de sentimientos sin sentido. Ya no había nada. Nada salvo recuerdos. Un olor. Una camiseta con sus iniciales. Y una cama. Lo peor del amor cuando termina.... Es que todo está empapado. Me gusta así de cualquier manera. Déjalo. Me gusta el recuerdo de un amor que se fue. Uno más que pensé que sería algo más. Si algo me destroza de esta historia es la certeza de que la gente banal tenía razón, una niña destrozada por una bestia inaccesible. Era un final predecible se atreven a decir los menos cautos. El resto observan impasibles ante el suceso que estaban expectantes a escuchar desde el día en que le di ese primer beso mientras una fiel amiga me arrancaba de sus brazos por no cuadrar con un estereotipo fijado. Quizá sea eso. Los estereotipos. Están ahí por algo. Habrá que seguirlos. Parece que Luca encaja perfectamente en lo que cualquiera esperaría. ¿Para qué forzar un final inesperado cuando puedes satisfacer y aburrir con un final plenamente esperado? ¿Estarás contenta abuelita? Eso espero. Lo espero de corazón realmente. Al menos, eso me hará feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario