jueves, 8 de noviembre de 2012

No hay nada peor que perder lo que nunca has tenido...

Mismo autobús. Mismo conductor. Misma chica. Misma mirada. Situación distinta.
Hace tan sólo un mes cogía este mismo autobús con gran ilusión en busca de mi mejor amiga, algo expectante por si había alguna sorpresa inesperada. Ese mismo día comenzaba a darme cuenta de lo lejos que estaba.
Ahora autobús dirección contaría, empiezo a dejar de pregúntame por qué. Empiezo a dejar de torturarme por sí acaso algo no había hecho bien. Por fin empiezo a emprender un camino, aunque confundida y con tremendas lágrimas en los ojos, con un tremendo pesar de corazón, pero un camino más limpio y más sincero. Un camino conmigo misma. Sin él. Sin preocupación. Sin nada. Barreremos los restos de este desastroso naufragio y nos iremos con la bandera del orgullo en la mano por haber luchado todo lo que podíamos e incluso algo más, en una batalla que tan sí quiera fue nuestra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario