domingo, 13 de mayo de 2012

El hombre es el único animal.



Tras una visita inesperada y un par de llamadas de auxilio no contestadas decido emborracharme. Sí. Con el estómago vacío después de un día de mierda, voy a la nevera en busca de algo que refresque mis entrañas y me encuentro con unas cervezas de importación que alguien un día me trajo. Las he bebido una tras otra y me apetece un pitillo a rabiar. Lástima que de eso no tengo. Lástima cuando miro el vidrio vacío encima de la mesa y rompo a llorar. Lástima por cada lágrima derramada. Por cada gota de esfuerzo que he puesto para que fueras feliz. El infierno ya se acaba. Ya desaparece. Las lágrimas comienzan a desaparecer y mis venas ya están cubiertas. Cubiertas de alcohol. No tengo nada mejor. No pienso ofrecer nada mejor. No pienso regalarte un minuto más de mi sufrimiento. No pienso hacerlo. Mañana cuando pueda caminar tranquila por mi casa, habré aprendido una buena lección. Una lección que nunca olvidaré. Mi felicidad no tiene precio, no sirve entregarla porque nunca nadie la valorará como yo.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario