lunes, 14 de noviembre de 2016

Cáceres.



Hoy la ciudad está más callada.

Parece que sus habitantes susurran.

No hay gritos de niños a la salida del cole.


Hoy la ciudad está más callada.

O seré yo.

Un mensaje en plena luna llena:

Estoy bien. Ha habido una explosión, pero estoy bien.

Un vuelco al corazón.

Aún no sé si sigo dormida

o es verdad que ella está bien.

Despierto.

Noticias.

Malas noticias para algunos.

Seguramente muchos.

-Estaban tan unidos...-

Susurra, mientras yo la miro

Pensando: ¡joder! Está bien y está aquí conmigo. Respira.

-No lo podré olvidar.

Repite.

Es normal.

Le digo.

El llanto, el ruido de un día así

No se puede olvidar.

Yo, mientras tanto,
no aguanto este silencio.

Y alguien canta algo sobre

No estar aquí.

Y pienso, qué suerte que estés.

Y lloro, por los que no tienen la misma suerte que yo.

Hoy la ciudad está más callada.

Y yo necesito gritar.

(No puedo evitar sentirme egoísta).



Fotografía: Henri Cartier-Bresson.

Tenemos tanto miedo a equivocarnos que acabamos haciendo de la vida un error.

El color de una lágrima.



No estoy triste.

Soy una persona triste.

Pero eso tú no lo sabes.

Porque no me conoces.

Porque de la flor

Hay que mirar la raíz

Antes de arrancarla

O de pensar siquiera

En quedarse a vivir con ella.

Soy una persona triste.

A ratos, a veces largos

Otras veces no tanto.

Pero nunca has preguntado

De qué color es una lágrima

O por dónde se llega a la luna.

No estoy triste.

Simplemente, a veces,

Me da por llorar

Follar desesperadamente

Y volver a la vida

Vestida de colores pastel

Como diría Ana Elena

Pena.

No estoy triste.

Ni pienso vestir siempre de negro.

Ni dejar de sonreír

Solo por ser una persona triste.

Nunca te lo he contado

Pero a veces, no miro al espejo

Porque el reflejo es demasiado oscuro.

Y pongo la música a todo volumen

Para no escuchar este ruido

-que es la vida-

En el que estás

Constantemente

Sumido.

Soy una persona triste,

Y por eso a veces sonrío.

Es en ese momento

Cuando la tristeza

Ha vencido.





Fotografía: Richard Avedon

El color de una lágrima.



No estoy triste.

Soy una persona triste.

Pero eso tú no lo sabes.

Porque no me conoces.

Porque de la flor

Hay que mirar la raíz

Antes de arrancarla

O de pensar siquiera

En quedarse a vivir con ella.

Soy una persona triste.

A ratos, a veces largos

Otras veces no tanto.

Pero nunca has preguntado

De qué color es una lágrima

O por dónde se llega a la luna.

No estoy triste.

Simplemente, a veces,

Me da por llorar

Follar desesperadamente

Y volver a la vida

Vestida de colores pastel

Como diría Ana Elena

Pena.

No estoy triste.

Ni pienso vestir siempre de negro.

Ni dejar de sonreír

Solo por ser una persona triste.

Nunca te lo he contado

Pero a veces, no miro al espejo

Porque el reflejo es demasiado oscuro.

Y pongo la música a todo volumen

Para no escuchar este ruido

-que es la vida-

En el que estás

Constantemente

Sumido.

Soy una persona triste,

Y por eso a veces sonrío.

Es en ese momento

Cuando la tristeza

Ha vencido.

(Fotografía: Richard Avedon)



viernes, 9 de septiembre de 2016

Cuando me veáis reír y soñar muy fuerte,
Seguramente sea que él está cerca.
Me niego creer en ti.
Resulta imposible que existas
Ya sabes.
Nunca quise hacerte daño.
Ni siquiera pensaba
que existía la posibilidad
de que yo,
una insignificante yo,
pudiera herir a alguien como tú,
ya ves.
Siempre tan puño cerrado,
quién iba a imaginar
que detrás de eso,
había un conejito
encarcelado.
Ya sabes que voy por la vida
como quien pisa los charcos
casi sin querer
o a coletazos.
No me doy cuenta
si estoy volando
o en el suelo agonizando,
yo qué sé.
No me tengas en cuenta,
ni pienses que voy a balazos.
El poeta solía llamarme
"niña de la vida destrozada"
ya ves,
no hay nada, absolutamente nada,
que temer,
y mucho menos que envidiar.
Recoge tus armas,
ve a otro campo,
que aquí no hay batallas,
aquí sólo encontrarás
los abrazos.

Ven a mí, ahora que nadie nos ve, ahora que lo verde de este jardín entró en la austeridad anónima de una noche de verano. Ven a mí: si vienes, las estrellas seguirán siéndolo, la luna no se cambiará con colores ultrajantes ni habrá metamorfosis dañinas. Nadie verá que tú vienes a mí. Ni siquiera yo, pues yo ya estoy muy lejos, yo ya estoy en otro mundo, amándote con una furia que no imaginas…
~Alejandra Pizarnik~


A veces
me acuerdo de no quererte
y me va bien.
Luego llegas
con tu risa
y tus colores al sol
y resulta imposible
no enamorarse de tanta vida.


Entonces

las sombras

lo invaden todo,
y no dejan rastro
de eso que pareciste ser tú
eso que es tú que yo conozco
lo que fuimos
cuando éramos dos
contra el mundo.
Viento
marea
tempestad
locura.
La yo que fui contigo
antes de tenerte tanto
miedo.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Me niego creer en ti.
Resulta imposible que existas.

viernes, 26 de agosto de 2016

Poética


En el fondo, un poema no es algo que se ve,
sino la luz que nos permite ver.
Y lo que vemos es la vida.

-Robert Penn Warren-


Poética

Un grito de auxilio
en plena madrugada.
El rugir del silencio
en medio del desierto. 
La sinceridad
del paso del tiempo
en tu piel.
Mis zapatos rotos
por los pasos
que al fin
pude dar. 
Mis sueños
al borde del abismo.
Las postales que aún guardo
por miedo
a que se pierdan en el envío. 
Una foto en blanco y negro
de alguien que fue. 
Un sobre lacrado 
que indica el fin
La belleza

del instante


                  que no volverá. 

jueves, 18 de agosto de 2016

mi refugio.

Mi compañero
mi refugio.
Donde resguardarme
cuando vienen tiempos de tormenta
con quien celebrar mis soles.

De nuevo siento.

De nuevo siento que la vida
me atropella,
me lleva por delante sin pensar
siquiera
por qué o para qué.
Nadie entiende
mi soledad
mi libertad,
que no es una letra
de Pablo Guerrero
si no el único alimento de mi vida.
Difícil ser pájaro enjaulado
en medio de este océano
donde apareces tú
y revoloteas una vez más
removiendo tus colores
y mi conciencia
y te abrazo y me dejo besar
sin sentirme culpable
de amarte aunque sea
solo por momentos.
A ti,
que le cantas a mi vida
a cada instante.

jueves, 4 de agosto de 2016

Y a quién le cuento yo esto.



Y a quién le cuento yo esto,
si mi forma de vivir
es difícil de entender
hasta para mí.
A quién le cuento yo
si no estás tú aquí
para decirme que la culpa
siempre es de él.
A quién le cuento yo
si no hay nadie que 
luche por la lágrima que no cae,
que me cuente qué he de sentir.
A quién le hablo yo 
de las noches en vela
del corazón en grito
del haber decidido que es ahora 
cuándo.
A quién le pregunto si estoy en lo cierto 
en el camino correcto.
Si he vuelto a perderme 
Y miro y no te encuentro.
A quién le digo que han vuelto a clavarme
por la espalda la mirada 
la lengua y otros gestos.
A quién le cuento yo
que mi risa nunca fue
malintencionada
ni mucho menos constante.
A quién si no estás tú.
Si es tan difícil comprender 
que mi existencia es fugaz 
como el amor,
que solo quiero vivir sin dolor,
que no busco nada
para poder así un día 
encontrarlo todo.


Sin ti.
Todo
(hasta la libertad)
tiene un precio.
Contigo
cada día vuelvo 
a ser Luna 
llena.

Sé que eres tú

Sé que eres tú
porque me levanto
riendo
cada mañana,
porque cuando ves
que miro al espejo
con desaprobación
por la nueva curva
de la felicidad
en mi vientre,
me agarras y me miras
con esa cara que sin palabras dice
que si fuera capaz de verme
con tus ojos
conocería toda la belleza que puede
caber en el mundo.
Sé que eres tú porque me descubro
bailando y cantando
cada noche antes de dormir.
Sé que eres tú
por los abrazos
y las caricias antes de caer
en tus sueños.
Porque me has quitado el miedo,
y devuelto la esperanza,
porque sin querer
he aprendido a amarte en libertad,
a amarme mientras te amo
sin pedirte (ni pedirme) nada
a cambio.
Sé que eres tú
porque a veces me dejas volar sola
y otras me preguntas si quiero
que me acompañes en ese vuelo.
Sé que eres tú porque te posas a mi lado
sin hacer ruido, como los caracoles
cuando se deslizan por la acera y dejan
su huella para siempre marcada.
Sé que eres tú
porque cada noche siento
que podría atracar en otro puerto
pero solo tu luz guía mi barco.






Soy adicta 
a tu olor

por las mañanas.

Son pocas ojeras para tantos sueños.




Antiguo oficio humano, 
este de querer apagar la luz. 
¿Te acuerdas de la última vez 
que creímos poder iluminar la noche?

-Gioconda Belli-

En estos días de victorias del Real Madrid, en los que la filosofía pende de un hilo y vuelve la moda de los pantalones campana, de escaños de colores que aún no han aprendido que de la lluvia y del sol nace uno de los fenómenos más bellos que existen en la Tierra (pero qué sabrán del cielo quienes cierran puertas y ventanas para no ofrecer refugio a quien se pierde en la noche y ahoga en el barro de una frontera imaginaria). En estos tiempos en que las hamburguesas las sirven jóvenes licenciados y no dejamos descansar a nuestros mayores después de una vida entregada a la rutina. En esta época de incertidumbre, desasosiego, descontento e indignación, nos volvemos más humanos que nunca y recurrimos a la caricia de los versos.
Hemos creado una sociedad generosa, ‘la sociedad del compartir’. Regalamos a los demás todo lo que nos apasiona a través de herramientas de uso común como son las redes sociales. Y ahí, más que nunca, resucita ella, la poesía:

Jamás debisteis usar las palabras en vano: 
vivís en un país lleno de poetas.

-Elvira Sastre-

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, curiosear los libros... rezaba Luis García Montero. Y aunque tú no lo sepas, yo lo he visto: jóvenes apasionados, curiosos, creativos, lectores. Jóvenes decididos, jóvenes con voz, jóvenes con ansias de libertad, con ansias de vida. Construyendo un mundo mejor, resucitando la cultura en ciudades muertas, haciendo cola en firmas de libros, llenando salas en eventos de poesía, gritando y reclamando un mundo mejor. Luchando por quedarse en un país que invita al abandono, luchando por rescatarlo.
Creo fervientemente que la incertidumbre, la inestabilidad, la escasez que ahora mismo vivimos nos hace dudar, nos remueve de nuestros cimientos, nos levanta de ese sillón tan cómodo que habíamos construido años atrás, y ha creado una generación que se cuestiona continuamente, que persigue algo hasta conseguirlo, una generación capaz de
hacer que un libro con un título que puede parecer algo obsceno pero sencillo, directo y real (cuántas veces usamos esta expresión) pueda vender miles de ejemplares y regalarme un nombre tan bello para este artículo: Son pocas ojeras para tantos sueños de ‘Ojalá, joder’, Escandar Algeet.

Y sí, como dice Elvira, nos han convertido en el ejército más poderoso: ese que no tiene nada que perder. Pero de nada nos serviría que en Chino crisis significase oportunidad, si no hubiéramos tenido a alguien que nos lo enseñase, que tradujese esas palabras a nuestro idioma e hiciese de ellas nuestro credo. Y ahí es donde entran ellos: padres, profesores, amigos, hermanos. Personas que nos ayudan a construir nuestros cimientos, e incluso a removerlos. Yo tuve la suerte de crecer rodeada de gente maravillosa: las Hijas de la Virgen de los Dolores y mi familia. Hace poco descubrí que mi padre había escrito en el libro de la primera comunión de mi hermana mayor, Libertad: 'Que siempre tengas Libertad’. Esa fue la base de mi educación: que siempre tengas libertad, y que siempre te tengas a ti misma. Dos conceptos que han marcado mi vida, y me han hecho mejor persona. Pero esto también lo experimenté en el colegio, donde pasé toda mi infancia y juventud hasta la mayoría de edad. Respeto y tolerancia eran las dos palabras que llenaban los pasillos del Sagrado Corazón, y las bocas de mis padres. Además de valores, tanto padres como profesores me enseñaron a pensar, a ser independiente, a ser mujer. Me enseñaron a valerme por mí misma. En el colegio, recité los primeros poemas en alto junto con mi compañero y gran amigo Sergio:

¿Ondi jueron los tiempos aquellos, 
que pue que no güelvan, 
cuando yo jui presona leía 
que jizu comedias
y aleluyas también y cantaris 
pa cantalos en una vigüela?

Allí aprendí a leer, a sumar, y a pensar. Y de ahí nació Patricia Luna, una persona que escribe, pero sobre todo que vive cada instante como si fuera el último, como si no lo fuera a recuperar jamás. Y de ello, con todas esas ojeras, con tantos sueños por cumplir intenta hacer algo parecido a la poesía que conmueva, despierte y, sobre todo, enamore.


(Artículo publicado en el periódico del CSCJ, en junio de 2016)

martes, 19 de julio de 2016


Lo que sea capaz de calmarte el llanto.
A lo que quiera que sea eso es a lo que tienes que dedicar el resto de tu vida.


Cuando todo falla
no se me ocurre
una estupidez mejor
que huir


al rincón de pensar
en ti.

de libertad y esclavitud humana



El café hirviendo en la cocina. Un montón de discos en el suelo que descubren un refugio. Todo indica que ayer pasó la noche llorando, pero tú no te has dado cuenta. Sus ojos aún hinchados hablan de que algo no va bien. Cuentan que no está bien callar. Y a ti, ajeno a toda culpabilidad, te ha vencido esta noche el caluroso verano y no la has abrazado. Y ella, cobarde, no cuenta. Nunca se ha creído en derecho de nada, supongo que eso la libera también de cualquier responsabilidad. Y merece la pena. Ser libre aunque la libertad suene a algo doloroso. ¿No debería la libertad ser todo menos dolor? No lo sé. Quizá nadie la ha conocido aún. ¿Por qué no nos hablan de ello? ¿Por qué no nos cuentan qué se siente de verdad al ser libres? Quizá sí lo hayan hecho. Quizá el ser humano prefiera ser pájaro enjaulado con tal de no ver a su semejante volar más alto que él. Quizá es por esto que aquel hombre siempre decía que seguíamos esclavizando a la humanidad, aunque ahora lo hagamos a través del amor.


jueves, 30 de junio de 2016




Más valioso que un 'te quiero'
es un 'ya me conoces...'

Qué fácil querer a veces
qué difícil dejarse conocer.
Hoy, al fin, me he dado cuenta de que no estoy enamorada de ti. Estaba enamorada de la persona que yo solía ser cuando estaba contigo, pero es que ¿sabes qué? Sigo siendo. Sin ti, pero en mi mejor versión. Gracias por enseñarme que podía hacerlo. Fue necesario encontrarte para descubrir una parte de mí que había escondido. Pero no, no estoy enamorada de la persona que faltó cuando algo que habíamos creado entre los dos se fue por el retrete, no estoy enamorada de la persona que no estuvo a diario cuando mi vida se quebró. No, no lo estoy. Te quiero, claro que sí. Cuando me necesites: allí estaré. Pero no quiero seguir alimentando este pajarillo que solo comía de las migas que quedaban de los restos de mi amor. No te pedí mucho, solo unas miguitas que marcaran un sendero por el que volver a casa, y llamarlo hogar.
De eso que los domingos insípidos cambian de color, y se vuelven amarillos como el sol. O como el polen de la flor que no me regalaste porque sabías que a mí nunca me perteneció la vida de otro ser. Amarillo como mi tierra en verano, como la arena de la playa a la que iremos, o como tu pelo cuando le acaricia Lorenzo. Amarillo como mis ojos cuando te miro y salen chispitas, como los pájaros que revolotean mi cabeza cuando te acercas.


¿Qué te apetece hacer cuando no quieres hacer nada? ¿Con quién te gustaría estar cuando no quieres estar con nadie?
Esas son las únicas respuestas que necesitas.
Y un gran valor para hacerlas realidad.
Hoy me han llamado por teléfono y me han dicho: prepárate, tu vida va a cambiar.
He cogido un helado de limón y me he sentado en el sofá frente al televisor apagado. He mirado a mi alrededor y pensado en las cosas que me llevaría conmigo. Mi viejo tocadiscos, unos cuantos vinilos, el libro que me regaló David, y a ti. No necesito más. Aunque supongo que no puedo tenerlo todo, el tocadiscos ocupa demasiado, los vinilos pueden romperse, y tú no te vendrás conmigo. El libro es lo único que me llevaré. También supongo que no esperarás a que yo regrese -yo no lo haría, y no: no pienso pedírtelo-. Ya te he visto en otros poemas y siempre acabas mal. Nunca he tenido el valor suficiente para quedarme el tiempo necesario. Siempre he dejado que el caprichoso destino manejase los hilos a su antojo, y siempre ha salido bien: ya ves, sigo viva. No todo el mundo puede afirmar eso.
Y preguntarás: ¿ahora qué? Y yo responderé: ¿y ahora qué? Y nos quedaremos así, recordando cómo pasamos la primavera superando el miedo al amor y a hacernos daño, cómo me agarraste por primera vez de la mano, cómo me besaste, y cómo no llegamos a pronunciar las palabras mágicas: te quiero.
Te juro que me quedaría a tu lado para siempre. A tener mil hijos, y una vida tranquila. Donde lo más especial que hiciéramos fuera follar a la hora de la siesta. Beberíamos té verde a las siete, y cuidaríamos nuestro riñón. Tendríamos dos perros, una casa, y mil sonrisas. Los domingos: ruta hasta el pico aquel de la montaña a la que nunca me atreví a subir. Los viernes: sofá y abrazos. Los sábados: una vuelta al mundo de solteros. Lunes, martes y miércoles: siempre volver a la misma hora, al sitio donde tus besos a escondidas se venden baratos. Y los jueves: desayuno en ese bar que tanto te gusta, donde siempre te dicen que cómo has conseguido engañarme para que me quede contigo, y yo hago con que no escucho nada mientras intento bajar a mi ego de la nube a la que lo subes cuando vuelves de la barra y me atrapas en tu abrazo, como para que no me escape aunque solo sea en ese instante. Me quedaría contigo todos los días de la semana, durante una jodida eternidad, porque aún no he encontrado un sitio mejor que aquel en que puedes ser tú en el más tranquilo silencio.


miércoles, 25 de mayo de 2016

Mi parte racional tiene amordazada a mi parte emocional, por eso no veo venir a los gilipollas de lejos. Pero ya estoy aprendiendo a soltar las cuerdas.

La mujer de verde.



¿Qué sucederá cuando las balas no reboten
y los malos sean más fuertes
y volar no sea tan fácil
y conozcan nuestros planes?
-Izal-

Tiene la mirada triste,
el gesto enfadado
y la risa constante.

La primera vez que la vi
pensé haber encontrado
a la persona más feliz
sobre la Tierra.

Cuando me acerqué a ella
y logré ver sus ojos
creí que me ahogaría
en medio de ese océano
de dudas y tristeza.

Quise huir, lo juro.

Pero entonces: su boca
comenzó a hablar
y fui testigo
de su lucha constante,
de su verdad,
de su camino empedrado.

Y me quedé a su lado.

Pero sus ansias de libertad
y su miedo incesante a las heridas
que su vida pudiera hacerme
consiguieron echarla de mi lado.

Nunca quise atraparla
y nunca le creí capaz
de hacerme daño.

Pero quizá fue eso:
mi forma de subestimarla
lo que le hizo huir
para siempre de mis manos.


viernes, 20 de mayo de 2016

Si ella dice NO, es NO.

El número de delitos contra la libertad sexual -denunciados- el pasado año en España, superó la barrera de 9.000. 





Ah, ¿pero entonces no era que sí?


Sus ojos lo pedían a gritos.


Subió a mi casa.


Se dejó besar.


Yo creía que le gustaba.


Era de madrugada y seguía en mi sofá.


Nunca quise hacerle daño.


No puso resistencia.


Pensé que quería que siguiera.


Que le iba el rollo duro.


No era mi intención violarla.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Que siempre tengas Libertad.

La gente se siente atacada cuando les hablas de libertad. Como si fuera algo incomprensible. Como si queriendo ser libre fueras a herir a los demás. No. Yo soy un ser humano, independiente de ti. Intentaré hacerte lo más feliz que pueda, respetarte y quererte todo lo que merezcas.
Ahora no buscamos compromisos, decimos que nos agobian las relaciones. Pero sí les ponemos cadenas. "Si estás conmigo, aunque no seamos pareja, no puedes estar con nadie más", dicen.
Coño, pues sé valiente. Lánzate al ruedo. Pídele que sea algo más. Dile lo que quieres, lo que tú corazón te pide a gritos. Y si no es así, no le obligues a renunciar a su plenitud por ti. No le pongas cadenas a su libertad nunca. Si quieres a alguien, déjale decidir con quién quiere estar. Y si eres tú. Enhorabuena. Si no, también. No estarás viviendo en una mentira toda tu vida.

No es la soledad

Siempre he estado sola, nunca me ha importado.
Pero ahora no es la soledad, es el hecho de que tú no estás.

Si supieras cuanto tiempo gasto al día para no pensar en ti.

Si supieras todo lo que he vivido desde que tú no estás. Cuántas bocas he besado pensando en hallarte. Cuántos brazos han abrazado mi soledad. Cuántas sonrisas a medias por no encontrar tu risa entera, sin más. Si supieras tan solo cuánto he disfrutado sin ti. No sé si quizá te dolería un poco. Pensarías en lo fácil que se me hace todo. Que ya he olvidado la vida sin ti. Que no me haces falta. Que no nací para echar de menos, como siempre te he dicho. Pero si supieras cuántas bocas me han mordido, cuántos abrazos forzados, cuántas vidas perdidas. Si supieras, vida, cuántas mentiras. Si supieras lo de aquel del que tuve que escapar, lo de todo lo que me hizo llorar. Si supieras el vacío de esta vida miserable, los domingos sin hallarte, los sábados sin alma, perdida en un montón de litros de alcohol y poetas. Si supieras que en cada verso sueño que te encuentro, que no quiero rozar una sola boca más que no lleve tu veneno, ese que me ate a ti toda para toda la vida. El de la libertad no la quiero si no es contigo. Si supieras todo eso, quizá ni siquiera volverías a buscarme. Y es por eso, vida mía, que solo te cuento las bocas que me muerden la nostalgia de una vida mejor. Por miedo a que aún sabiendo todo eso nunca corrieras a salvarme.

Me quedo contigo.

A veces, me quedo observándola. Es tan fuerte que me da miedo. Da la sensación de que el día en que se rompa va a saltar todo por los aires y no va a salir nadie vivo. Porque tiene que romperse algún día. Todos nos rompemos, tarde o temprano. Pero ha vivido cosas que ni tú ni yo -por suerte- llegaremos a comprender jamás. Para ella romperse no es una opción. Nunca se rinde. Cuando crees que todo está perdido, que ya no podrá soportarlo más, saca esas fuerzas, las de 'corre que es el último sprint' y las del 'no sé cómo coño lo he hecho' y consigue salir airosa de todo. Solo se lleva de recuerdo las cicatrices, marcas en la piel y en el alma que hablan de que cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor. Pero tiene que romperse, estoy segura: de vez en cuando lo hará, quizá sea en el momento en que nadie mire, con las luces apagadas y los espejos tapados. Quizá se meta debajo de las sábanas, o tal vez eche un pulso al monstruo de debajo de la cama y se tumbe con él. Eso sería muy propio de ella. Puedo verla, allí acurrucada junto al monstruo, como si no fuera a hacerle daño. Siempre se ha sentido a gusto junto a los monstruos. Creo que a veces cree ser uno de ellos. Ella: mi hada alada, transparente como el cristal, dulce como la miel de sus ojos. Ella un monstruo... Cómo somos los seres humanos, ¿verdad? Supongo que cuando uno se cree ogro es más difícil sentirse atacado. La culpa siempre es propia. El alarido lo da uno mismo, los demás son demasiado indefensos. Ese es su gran defecto: cree ciegamente en la humanidad. Y no, la humanidad no cree en ella, ni la ve como el monstruo que ella imagina. Y no hay alaridos que asusten. Hay golpes, insultos, miradas, forcejeos. Que ella cree imaginar. Y son producto de su mirada indefensa. Parece tan felizmente triste... Me inundan la rabia y el llanto cuando oigo su risa. Es una risa tan fuerte que da la sensación de que vaya a partirse en dos en cada carcajada. Creo que a veces ríe tan fuerte porque no sabe si será la última vez que lo haga. Que tiene la certeza de que un día se le acabará él bonus de la alegría y le invadirá esa tristeza que lleva toda una vida reteniendo. Y puede que no esté equivocada. Puede que ese día llegue, es verdad. Pero mientras tanto, me quedo con su mirada de guardar cien vidas en cada iris. Me quedo con su caminar lento 'por si mañana no puedo hacerlo'. Me quedo con su risa, la que me estalla las entrañas. Me quedo contigo, la del otro lado del espejo.


viernes, 13 de mayo de 2016

Encontrar.

Sí, lo juro. He deseado llorar en los brazos de alguien. Gritar a pleno pulmón a algo que tenga más vida que una pared todo lo que me produce esta mierda de mundo en el que vivimos. Contarle que no puedo más. Y que me abrace cuando todo se venga abajo, que lentamente comience a besarme, y hacerme el amor. Lo he soñado. He soñado con que alguien aguantaba mis locuras, sonreía al verme saltar en los charcos y mojarme entera (por dentro, al ser consciente de que hace poco no sabía hacerlo. Y por fuera, con el agua que nos empapa a ambos). Alguien que amaba cada línea de mi piel que yo detesto, las cicatrices que me ha dejado la vida en tan poco tiempo. He soñado que me acompañaba en mis horas más horribles, aunque tuviera un millón de cosas absurdas que hacer. Lo absurdo, sería no estar contigo, diría. He pensado en que me llamaba a cualquier hora, para comer un trozo de pizza fría y hablar de cómo llueve ahí fuera. He imaginado quedarme dormida entre sus brazos y abrazos. He pensado en decirle que me duele el corazón de vez en cuando, y que hay días en que siento cómo se rompe.


Y buscando alguien así, logré encontrarme.

domingo, 8 de mayo de 2016

de ser humanos.

Es humano necesitar a otro ser humano para sobrevivir.


viajar.



Viajar me enseñó a vivir.
Quedándome aprendí a amar.

Amando lo vivido, supe ser feliz a cada instante.


aykutmaykut



Te prometí no perder la cabeza.
Y mírate.

(Ilustración de ‪#‎aykutmaykut‬)



fácil.



¿Desde cuándo me gusta lo fácil y me da tanto miedo lo bueno?



perder.

Yo intentando hacer desaparecer las líneas de mi piel.
Y tú queriendo perderte en ellas.

miedo.



He dejado de escribir
            por miedo 
                a ser leída.

sábado, 16 de abril de 2016

Lo sigo intentando.

Estoy intentando hacerme amiga del miedo,
y reírme a carcajadas cada vez que puedo.
Estoy intentando sonreír a cada niño con el que me cruzo,
y sumergirme en cada relación con el oficio de un buzo. 

Créeme, lo estoy intentando.

Estoy intentando no darle importancia 
al hecho de que no seas como te había imaginado.
Estoy intentando jugar sin que me importe el resultado,
relajarme cuando quiero usar el water, pero está ocupado. 

Créeme, lo estoy intentando.

Estoy intentando ser consciente de que el sol sigue ahí arriba,
estoy intentando controlar mi ira,
no tragar de golpe y así, poco a poco, saborear la vida.
Estoy intentando decir la verdad, 
y hacerlo de la manera que menos duela,
dejar de usar la rueda y gastar más suela.
Estoy intentando no echar la culpa a otros cuando algo sale mal,
pisar un suelo más natural,
salir de vez en cuando de esta ciudad áspera y artificial.

Estoy intentando aprender a sonreír 
cuando me demuestran que me equivoco,
a dejar de disimular que soy un loco,
a sentir la energía de cada pequeña cosa que toco. 

Créeme, lo estoy intentando.

Estoy intentando dibujar sonrisas en mi barrio,
intentando decidir si prefiero unos ojos o unos labios.
Estoy intentando memorizar cada sueño cuando me despierto,
y caminar sin dudar, porque cada instante de duda es un instante muerto.

Estoy intentando hablar más con desconocidos,
y no girar la cabeza cuando alguien me mira demasiado.
Estoy intentando ser neutral y objetivo,
tomarme la vida con la perspectiva del que no se queja aunque tenga algun motivo.
Estoy intentando escribir y vivir para volver a escribir
y hacer de ese crculo un maravilloso jardín en el que existir. 
Estoy intentando callar cuando no sé qué decir,
plantarme y discutir antes que agachar la cabeza y huir. 

Créeme, lo estoy intentando.

Estoy intentando darle de comer a cosas invisibles,
y a enamorarme de cosas insignificantes,
y a no darle importancia a esas cosas que nos venden como grandes.
Estoy intentando pensar más en los que me quieren, reírme de mis fobias. 

Estoy intentando que mi corazón no se acelere 
si se acercan quienes me odian. 

Estoy intentando asumir que el mundo no es justo,
y que el rencor de otros es lógico,
y que el amor se marchita si no lo riegas,
y que la muerte no avisa cuando llega,
y que quien juega limpio no siempre recibe apoyo. 

Estoy intentando dedicar más tiempo a mirar las estrellas,
a beber más agua, a abrazar, a besar,
y a dar muestras de afecto sin un motivo aparente.
Estoy intentando ser más imperfecto,
a hacer lo incorrecto, ser más imprudente.
Estoy intentando liberar al payaso que encerré
en la mazmorra de la vergüenza hace tiempo ya,
a no hacer algo porque lo hagan los demás,
a hablar con los animales y a tratarlos como a iguales.
Estoy intentando ser más insensata 
y así amar y entregarme sin medida.
Ser feliz aunque sea a ratos 
y darle un sentido a esto que llaman vida.
No sé si lo conseguiré pero

 créeme: lo estoy intentando.

-Nach-



martes, 12 de abril de 2016

Y en respuesta: me quemas, Fredi Leis.

Que aunque hayamos rehecho tu vida, 
yo voy más despacio. 
(...)

Que yo ya no me hablo conmigo
por haberte dejado.
Que solo me duele la voz
si me quedo callado. 




lunes, 11 de abril de 2016

Quiéreme si te atreves.




Supongo que, al final, todos encontramos alguna imitación barata del amor. Esa mitad con la que compartimos gustos, aficiones, tiempo, y que nos llena un poco. Nos llena la mayor parte del tiempo, pero siempre tenemos un vacío. El vacío que nos recuerda la crisis de los 30, de los 40, de los 50... y así hasta la muerte. Porque sí, estamos bien. Pero no lo hemos encontrado, o si en algún punto lo encontramos, como me pasó con él, lo dejamos ir. Simplemente porque no era el momento, no era fácil, no era posible. O ese millón de excusas que nos pone el miedo cuando se planta delante de su gran enemiga la felicidad. Y nos invade, y nos vence. Porque el miedo es un gran cabrón que conoce de sobra nuestra debilidad, y la felicidad es ingenua y no puede con él. Maldita envidia que domina al miedo. Maldito miedo que corrompe mi felicidad. Y eso fue él: un momento imperfecto, un millón de excusas, un 'quiero ser libre' cuando no me daba cuenta de que mi única libertad ocurrió contigo.



¿Capaz o incapaz?

domingo, 10 de abril de 2016

He intentado escribir 
un poema contando 
al mundo lo que siento. 
El poema me ha dicho que no 
quiere ser poema. Solo 
quiere ser vida. 
Te contaré un secreto:


y yo.



tú. 
Con esas ganas 
locas de querer.

yo.
Con esta vida a medias, 
esta tinta sin papel.


Tú.
Superando miedos 
dibujando alas al viento.

Y yo, que te quiero querer
y no te quiero.

p(r)o(b)(l)e(m)a

Sigo confiando en la humanidad.
Quizá ese sea mi único 

p(r)o(b)(l)e(m)a

martes, 5 de abril de 2016

Turnedo & Día 7 después de ti.



Turnedo de Iván Ferreiro:


Desde aquí, desde mi casa 
veo la playa vacía 
ya lo estaba hace unos días 
ahora está llena de lluvia 
y tú ahí sigues sin paraguas 
sin tu ropa, paseando 
como una tarde de julio 
pero con frío y tronando 
¿se puede saber qué esperas? 
¿que te mire y que te seque? 
¿Que te vea y que me quede tomando la luna? 
juntos la luna, tú y yo expectantes 
a que pase algún cometa 
o baje un platillo volante 

Y la playa llora y llora 
y desde mi casa grito 
que aunque pienso en abrazarte 
que aunque pienso en ir contigo 
el doctor me recomienda 
que no me quite mi abrigo 
que no esté ya más contigo 
y yo no puedo negarme 
pues el tipo soy yo mismo 
estudié mientras dormías 
y aún repaso las lecciones 
una a una cada día 

Yo no puedo aconsejarte 
ya es muy duro lo que llevo 
dejemos que corra el aire 
y digámonos adiós. 

Aunque siga suspirando 
por algo que no era cierto 
me lo dicen en los bares, 
es algo que llevas dentro 
que no dejas que te quieran, 
sólo quieres que te abracen 
y publicas que no tuve ni valor para quedarme, 
yo rompí todas tus fotos 
tú no dejas de llamarme 
¿Quién no tiene valor para marcharse? 
¿Quién no tiene valor para marcharse? 
¿Quién no tiene el valor para marcharse? 
¿Quién prefiere quedarse y aguantar? 
Marcharse y aguantar.



Enlace a día 7 después de ti, de Patricia Luna: http://uncafeyteamo.blogspot.com.es/2015/06/dia-7-despues-de-ti.html






domingo, 3 de abril de 2016

¿Y tú?

Y tú por ahí, perdido 
por las calles de Madrid. 
Regalando canciones
a quien no las merece. 
Deshaciendo tu alma
entre versos que no son los míos.
Y yo por aquí, recitando
en cada rincón de la ciudad
tu nombre. Recordando cada beso
que me diste aquella noche. 
Cada verso que te escribí
la mañana siguiente 
con mi cama vacía. 
Ya no publicas canciones
ni le dices al mundo
que atravesarás fronteras
(como si yo fuera otro país,
otra luna). Ya no apartas
los ojos de tu móvil 
para no contestarme
demasiado pronto. Tu miedo
ha dejado de existir 
desde aquel día en que decidí 
echarte de mi vida, por mi miedo
a tenerte solo a medias. 
Ya no te tengo, 
pero yo no te olvido. 
¿Y tú?
¿has conseguido olvidarme?