jueves, 30 de junio de 2016

Te juro que me quedaría a tu lado para siempre. A tener mil hijos, y una vida tranquila. Donde lo más especial que hiciéramos fuera follar a la hora de la siesta. Beberíamos té verde a las siete, y cuidaríamos nuestro riñón. Tendríamos dos perros, una casa, y mil sonrisas. Los domingos: ruta hasta el pico aquel de la montaña a la que nunca me atreví a subir. Los viernes: sofá y abrazos. Los sábados: una vuelta al mundo de solteros. Lunes, martes y miércoles: siempre volver a la misma hora, al sitio donde tus besos a escondidas se venden baratos. Y los jueves: desayuno en ese bar que tanto te gusta, donde siempre te dicen que cómo has conseguido engañarme para que me quede contigo, y yo hago con que no escucho nada mientras intento bajar a mi ego de la nube a la que lo subes cuando vuelves de la barra y me atrapas en tu abrazo, como para que no me escape aunque solo sea en ese instante. Me quedaría contigo todos los días de la semana, durante una jodida eternidad, porque aún no he encontrado un sitio mejor que aquel en que puedes ser tú en el más tranquilo silencio.


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