viernes, 13 de mayo de 2016

Encontrar.

Sí, lo juro. He deseado llorar en los brazos de alguien. Gritar a pleno pulmón a algo que tenga más vida que una pared todo lo que me produce esta mierda de mundo en el que vivimos. Contarle que no puedo más. Y que me abrace cuando todo se venga abajo, que lentamente comience a besarme, y hacerme el amor. Lo he soñado. He soñado con que alguien aguantaba mis locuras, sonreía al verme saltar en los charcos y mojarme entera (por dentro, al ser consciente de que hace poco no sabía hacerlo. Y por fuera, con el agua que nos empapa a ambos). Alguien que amaba cada línea de mi piel que yo detesto, las cicatrices que me ha dejado la vida en tan poco tiempo. He soñado que me acompañaba en mis horas más horribles, aunque tuviera un millón de cosas absurdas que hacer. Lo absurdo, sería no estar contigo, diría. He pensado en que me llamaba a cualquier hora, para comer un trozo de pizza fría y hablar de cómo llueve ahí fuera. He imaginado quedarme dormida entre sus brazos y abrazos. He pensado en decirle que me duele el corazón de vez en cuando, y que hay días en que siento cómo se rompe.


Y buscando alguien así, logré encontrarme.

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