sábado, 22 de diciembre de 2012

Infinity Love.


Un bar de carretera. Él, un par de cervezas y yo. La bombilla que se sostiene justo encima de nuestras cabezas parpadea sin cesar, de una manera un tanto molesta. Las patatas tan si quiera se pueden probar porque no sabemos el tiempo que llevan servidas en aquél plato sin haber sido probadas, o peor... Si alguien las probó y las dejó ahí a la espera de un nuevo receptor. Nada de eso importa. Estamos ahí. Eso sí importa. La cerveza aumenta mi temperatura corporal así que decido comenzar a desnudarme muy sutilmente. Una chaqueta y luego otra. Me remango y dejo caer mi nueva pulsera... Cae de una manera elegante un infinito que bordea suavemente una palabra... Love. Coge mi muñeca y observa la joya dorada que cae encima de las letras que hay inscritas y siento como respiramos al unísono. 

- Amor infinito. - Recalco por si no ha comprendido el significado.

- Amor infinito... - Repite adentrándose en sus pensamientos. - ¿Crees en eso?.

- Por supuesto. Sin duda alguna existe y debe ser maravilloso. Yo, lo pienso encontrar.

- Sí, pero... amor infinito... 

- Es eso, un compañero de viaje, un compañero de vida. - Le digo interrumpiendo un pensamiento sobre lo que cree que creo yo del amor.

- Sí, claro, pero... eso es lo que pienso yo. La complicidad... Eso es, un compañero de vida, alguien con quien compartir.

- Eso es lo que hace el amor infinito, para toda la vida. Eso es lo que hace que dure. Encontrar a alguien a quien aceptes con todo, y sobre todo que te acepte con todo... - Y mientras decía esto, me daba cuenta de lo equivocada que había estado al enamorarme de alguien como él, no puedo aceptarlo tal y como es... Mejor dicho, tal y como actúa, en el mundo el que vive. No sé hacerlo. 

- Eso es, pero no es sólo eso, se trata de que no cueste esfuerzo aceptarlo. De que te guste todo, lo bueno y lo malo y que ello te lleve a la aceptación. - Felisa se coló en mis pensamientos y la venda cayó de mis ojos, el chico sin nombre tenía razón... Y quizá no estábamos hechos el uno para el otro. Yo le acepté con todo mi corazón... Pero había cosas que nunca me podrían gustar, que tan si quiera podría aceptar, no podría vivir en ese mundo en el que él pretendía vivir, y no podía pretender que lo haría. 

- Eso es, eso es lo que pienso yo del amor infinito... - Dije enajenada en mi propia conversación.

- Ya, pero eso es muy difícil. ¿Y si nunca te cruzas con esa persona?

- Ese es el problema, que nos conformamos. Nos rendimos en la búsqueda y a lo mejor, está justo en el instante siguiente, justo antes de conformarnos con la persona equivocada, pero ya estamos cansados de buscar... Y nos acoplamos, con lo más parecido que encontramos y ahí hacemos nuestro nidito, tenemos hijos y morimos. 

- Si, bueno, es cierto, con los miles de personas que somos en el mundo tendrá que existir... Pero, no puedes pasarte toda la vida esperándolo, no todo el mundo puede estar sólo a la espera de que eso llegue. 

- En los cien años que pretendo vivir, pienso dedicar la vida a buscarlo, con lo que quiero viajar, seguro que lo encontraré. Y si no... pues al menos sé que no me habré conformado. La persona equivocada puede arruinarte la vida, y no estoy dispuesta a ello.

- Bueno, eso es cierto, mejor sólo que mal acompañado...

Un silencio momentáneo nos invade. Suelta sin darse cuenta bruscamente mi muñeca.

- Vamos a comer algo, ¿no? Me muero de hambre. - Le pierdo de nuevo. Pero ya no hay nada que hacer. Una vez pensé que había tenido la maldita suerte de encontrarlo porque es insanamente perfecto. Pero... parece ser que me equivoqué. 

- Si, vamos, ¡esta es mi hora de cenar en Italia! Me muero de hambre. - La ansiedad de aquella conversación ha abierto un hueco en mi estómago que he de llenar de alguna manera. 

Me duele el corazón y estoy algo triste. No quiero que se vaya, me gusta... Y, no quiero estar sola. No quiero que me deje sola para mis próximos ochenta años, porque él, en su versión más sana es absolutamente todo lo que quiero. 

¿Y si cuando encuentras a esa persona ya es tarde? ¿Y si la vida le ha tratado tan mal que parece no ser esa persona? ¿Y si ni si quiera te reconoce? Entonces... ¿será que no es la persona? ¿Es todo mucho más racional? ¿Menos utópico? ¿Qué es el amor y dónde lo puedo encontrar? 

O peor... ¿Y si te cruzas a esa persona y nunca lo sabes? ¿Merece la pena hipotecar tu vida por algo incierto? Sí,  espero que sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario