jueves, 27 de diciembre de 2012

Amor es todo lo que necesitas


Dinamarca. 

Ella. Idha.
Regresa a su casa tras una dura visita rutinaria a su médico de cabecera a la espera de una respuesta, de un sí o un no. De un "esto es el fin" o "es sólo el principio". Decisiva. Dura. Vuelve a su hogar en busca de algo de calor. Allí está él en una  postura algo más incómoda que la que había mantenido ella durante su largo recorrido en coche, pero seguramente mucho más placentera. Con Tilde, la de Contabilidad. Ahogando las penas como dirían muchos, como diría él. Maldito cerdo...

Italia.

Ella. Astrid.
Un amor loco de un bravo italiano le ha embaucado hasta el punto de alejarla de lo duro que había sido ese año junto a su madre, entre sesión y sesión de quimioterapia. Su sueño ciego por ser madre de seis hijos y cultivar una casa llena de amor en un pequeño campo, embaucó tanto a su italiano de educación conservadora y sueños de la familia perfecta que nunca tuvo tras la pérdida de su madre, que ignora por completo sus sentimientos por su mejor amigo Alessandro y persigue su amor por la propia idea, equivocada o no, del amor.

Italia nuevamente.

Pero ahora con ella, Idha y su fortaleza. Se echa al agua. Desnuda. Sin prejuicios. Sin problemas. Sin cabello. Y nada, nada lo más fuerte que sabe contra la corriente, en medio del mar, como quien interpreta una escena de la vida real. Se le da especialmente bien, ya está acostumbrada a mares revueltos. Es fuerte como la roca que la rodea y con la que nunca chocará. Hay alguien nuevo que observa su fortaleza y se enamora de su sonrisa, ni si quiera es consciente de ello. La descubre bella, tal y como es. Se excita incluso cuando observa aquella cicatriz en su pecho. Vida. Eso es vida. Es parte de ella. No importa el tiempo, la edad, nada.... Al fin y al cabo, ¿quién sabe si mañana estaremos aquí? Lo que verdaderamente importa es su sonrisa. Es tenerla aquí hoy, fuerte, cerca, es conocerla y vivir con ella los próximos veinte años que tal vez ni si quiera existan. 
En medio del caos, en medio de la tormenta, es cuando se descubre verdaderamente la esencia, cuando se descubre el amor, cuando se descubre eso, la vida. 



Hace varias horas que terminó la película y aquí sigo, enamorada de su amor. Enamorada de ellos y de lo que han provocado en nosotras. Enamorada de todo. Titubeaban las palabras entre risas y comentarios de dos pequeños que teníamos justo detrás, pero nuestra naturaleza nos impedía odiarlos... Al fin y al cabo, son niños... Decíamos. Siguieron hasta casi impedir que pudiéramos empaparnos de aquella historia de amor, pero esto era imposible. Aún no recuerdo muy bien cómo ni por qué, al encenderse los focos, nos abrazamos, nos besamos y formamos casi una familia. Parecía caído del cielo. Unos niños con gran falta de amor, ante nosotras... rebosantes de ello, rebosantes de alegría. Y como un enlace químico juega con sus componentes o unas capas pierden o ganan electrones según su necesidad de ser un elemento u otro, compartimos nuestro ser y acabamos haciendo del cine la vida real y de la vida real un cuento, como todo, como la vida, como las cosas buenas, como el momento. Al fin y al cabo... Amor es todo lo que necesitas. Amor es todo lo que necesitan. Amor es lo único que necesitamos.

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