martes, 24 de abril de 2012

Vive.

Decido dejar que todo se pase. Me parece injusto que me trate así, pero no tengo fuerzas para luchar contra este huracán. Tiene más fuerza que yo y no estoy preparada. Ya estoy cansada de luchar, simplemente me dejo llevar. Aunque la verdad es que las lágrimas invaden mis ojos. Desilusión. Incomprensión. Y tanto entregado que no me queda ya más que esperar. Y no hay cosa peor que esperar... Porque se desespera. No puedo perder la paciencia, pero me siento débil. Hoy estro y extremadamente cansada. Miro mi muñeca justo al entrar por la puerta de casa, la cuál llevo evitando la última media hora que me he quedado sentada en las escaleras del metro a meditar... Breathe. Recuerdo uno de los grandes motivos escondidos de esta pequeña marca. Motivos que nadie nunca sabrá. Motivos que nunca me gustaría decir... Y entonces me doy cuenta de la importancia verdadera de las cosas, de las preocupaciones... De vivir. Sobre todo de vivir. Del cansancio y la poca actividad de estos días mis venas están algo hinchadas y casi noto el pulso en la muñeca. Sonrío. Vida. Pienso. Ya toca descansar, y mañana... mañana será otro día que estoy dispuesta a vivir, a afrontar con ilusión... Porque nada, nada en el mundo, merece que uno sólo de tus días no sean vividos. Aquél día, se va. Mañana, sin tan si quiera pensarlo... Tu vida puede irse, puedes no volver a sentir el pulso en aquella muñeca... Por muy mal que esté todo, tienes suerte, tienes vida. Vive.

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