jueves, 5 de abril de 2012

Inconsistencia.

Me alegro tanto de haber tomado aquella decisión...



Hoy, mientras tomaba el correspondiente café conmigo misma, me he dado cuenta, no soy aquella zorra sin a penas tiempo a quien nadie quisiera llevarle la contraria. No. Sigo siendo la chica que ansiaba el amor eterno, aunque por un tiempo algo confusa.
Después de escucharle diariamente repetir la bondad de su corazón, acabé creyendo que huir de alguien cuyo amargo cinismo seguiría después de pronunciar mi inseguro adiós, era algo malo. Acabé creyendo que me había convertido en una bestia que destrozaba a sus víctimas. Y hoy, después de releer lo escrito días anteriores, me vestí con el vestido de la realidad y de la esperanza. Lo ví claro, no huí por culpa de esa que a veces escribe algunas letras por aquí. Huí por tí. Te entregué mi corazón, como lo hago cada vez que apuesto por algo... Pero me dí cuenta de que no merecía la pena apostar por tí. Por alguien que se regocija en lomos de una confusión, para vestirla de indecencia y mentira. Como aquella vez que dijiste Paloma, en vez de Blanca... Y poco después tu escenario del crimen fue una cama y en medio de algo tan bonito como es el amor, cuando si has recuperado tu coherencia, bien sabes que no fue así.
Quien es desgraciado, querido amor fugaz, es porque algo debe cambiar. Hoy me he levantado pensando... No fui yo, si no tú. Y de ahí esa inconsistente obsesión por recuperarme. Me alegro de haber impuesto la orden de alejamiento. Y una vez más, triunfa mi coherencia. Mi yo. Mi respeto hacia mí misma. Adiós querido amor fugaz. No sufras por lo que pudo haber sido, porque sabes que no podría haberlo sido, al menos, no conmigo.







(Respira. Vive.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario