lunes, 24 de junio de 2013

Tarde de Junio de Otoño




El cielo ruge con fuerza, inunda el agua mi ventana. Lágrimas divinas que se desahogan después de unos días de auténtico infierno terrenal. Te pienso. Te pienso y aquel infierno que era tan sólo temperatura invade mi corazón por completo y deseo que tu vida sea un desastre. Quiero que sea así. Será que te habré dejado de querer. Te habré dejado de querer por completo, porque quiero que te partan en dos el corazón y que vengas a mí angustiado, a que sea yo quien cure tus heridas y te hable con ternura. Con la ternura de una madre y la paciencia de un corazón ya marchitado. Lo deseo con todas mis fuerzas. Deseo que vengas corriendo a que te abrace y sea mi regazo tu único consuelo. Y una manta de agua cubre por completo el paisaje, el cielo llora por mi corazón, parece que se ha secado, parece ya marchito, porque ha dejado de sonreír ante la imagen de que un día pudieras ser feliz. No, no quiero que sea feliz, me repito. No sin mi. El egoísmo pasa a formar parte de mi existencia, y eso sólo puede significar una cosa... El olvido está ya, a la vuelta de la esquina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario