miércoles, 19 de junio de 2013

Florencia



El calor aporrea la puerta como si tuviese prisa por entrar. En Florencia cantan los pájaros y susurran las palomas en mi ventana. Estar desnuda en casa a todas horas sin importarme nada más, me transporta a un tiempo pasado. Cuando siento que el calor ya es insoportable vacío el agua concentrada en un viejo calentador (que temo algún día reviente) sobre mi pecho ya empapado por el sudor. Continuo. No puedo estar aquí, cojo la bicicleta de paseo que ha acabado en mis manos sin saber quién fue su dueño y sin que me importe si quiera. Me paseo por la ciudad como si la viese por vez primera. Es bella... Es tan bella que quiero estar aquí más tiempo, mucho más tiempo, toda la vida... con este calor insoportable y con las preocupaciones creando moho en la basura. La vida es sencilla y maravillosa aquí. Mientras te cuento todo esto, preguntas por qué me fui. Es complicado, respondo. Y respiro. Y respiras. La ciudad se mete por mis venas hasta hacerme completamente suya, hasta agotar el hilo de mi existencia, hasta tenerla colgando del hilo de sus dedos. Es maravilloso haber vuelto y es maravilloso simplemente Ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario