domingo, 9 de junio de 2013

Cómo pude no darme cuenta de que hay ascensores prohibidos





El corazón en la garganta, casi a la altura de mi boca. 
Pienso en ti y se me desarma. 
No puedo, no sé qué ha pasado, ni si quiera sé cómo he podido no darme cuenta. 
Pienso en ti y me desmayo. 
Pienso en ti y se acelera tan fuerte que casi hace que reviente. 
Pienso en ti, en tus juegos y en tus manos. Pienso en ti y luego en mi . Me doy cuenta de que me voy. Menos mal. 


¿Cómo pude no darme cuenta de que hay ascensores prohibidos, que hay pecados compartidos y que tú estabas tan cerca...?





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