lunes, 26 de marzo de 2012

Un puñetero desastre

Llego al metro. Tres minutos. Me da tiempo a hacer una llamada. - Dime. Vale. Si. Todo terminó bien, gracias.- cuelgo. Se me cae todo. Llega el tren destino Villaverde Alto. Lo cojo como puedo. Mierda, no hay sitio libre. Espero a la siguiente parada. Se vacía un sitio, paso por debajo del brazo de un señor de media altura, le doy un golpe sin querer, pido disculpas y llego. Intento que no se me caiga nada. Se me cae. Pido disculpas y me río. No me muevo, con la esperanza de que cuando el chico sentado a mi derecha se Levante yo tenga el espacio suficiente para recolocar todo. Asi sucede. Se levanta y consigo acoplarme. Me doy cuenta de que negar que convivo con dos perros seria absurdo ahora mismo, ya que mis pantalones negro azabache, se han convertido en pantalones de zebra. Bueno, al menos voy a la moda, pienso. Recibo emails de confirmación de Florencia, ya tengo que buscar piso. Recibo emails de confirmación de Telefónica, reenvio mi curriculum. Recuerdo que si me quiero ir a Chicago tengo que empezar a moverlo ya. Lo hago. Me dispongo a estudiar y me doy cuenta de mi estampa. Una chía rubia, algo despeinada, con unos pantalones llenos de muestras de cabello canino una carpeta verde en la que pone palabras raras llena de huellas de maquillaje y un boli roto de Cartier. Y me sonrio. No me queda otra, tengo que pasar el resto de mi vida conmigo misma, no me queda mas remedio que aceptar que soy un puñetero desastre en todo mi esplendor y quererme con todo mi corazón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario