lunes, 12 de marzo de 2012

La Toscana

Un libro mal abierto, una agenda compuesta por varios folios bien atados y un café terminado hará ya un par de horas, inundan mi mesa de estudio. No lo he conseguido. No he leído ni una letra de este maldito temario. Resignada, decido escribir, decido escribir y dedicarle un tiempo a eso que hace unos días que no  hago, soñar...

Florencia. Recuerdo, cuando todo se asemejaba extraño. Estudiamos italiano durante una semana por si acaso podíamos cumplir un sueño, pero era un poco difícil. Total, casi nadie puede... Soñamos primero con Paris, destino descartado por la prueba de nivel de idioma. Demasiado difícil. Siguiente destino, Milán, se veía más cerca, más palpable, imaginamos sus calles, su Universidad, vimos películas en Italiano, nos atrevimos a soñar... Milán. Por un momento, mientras cenaba con la tele de fondo una noche, decidí prestar atención, hablan de Italia, Florencia. ¡Qué maravilla de ciudad! Tampoco me importaría ir allí. Pero eso ya sería más complicado. Además iría yo sola... ¡Qué raro! ¡Qué miedo! Y así siguió pasando el tiempo. Llegó el día en que me dirían el destino, tuve que tomar la decisión en cuestión de un instante. Seis meses o un año entero. Florencia o España. Decidido. Florencia. Un año. Adjudicado. La impresora suena, sale el papel que certifica mi estancia durante un año lejos, muy lejos, y comienzo a soñar, un poco coartada, porque al final iría yo sola, y sobre todo, porque tenía a alguien a mi lado, a quién podría no gustarle la idea. Hoy, de repente, me he permitido de nuevo soñar. Pasear con Dan por aquellos lares... Recorrer la Toscana los dos en coche, nos imagino. Alquilaremos una furgoneta, o un coche grande y nos pasaremos semanas los dos recorriendo las ciudades más hermosas, un día dormiremos aquí, otro allí, sin importarnos demasiado. Sólo necesitamos un mapa, gasolina e ilusión, y de lo último vamos sobrados... Ya lo imagino, ya tengo ganas de irme, ¡Dios mío! ¡Qué de aventuras nos esperan! Prometo contarlas una a una, aunque sobre todo... ¡Prometo vivirlas!

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