Mira más a menudo el brillo de los ojos de tus padres. Lograrás entenderte mejor.
miércoles, 18 de enero de 2017
Los demás me parecen excelentes.
Pero no me enloquecen en absoluto.
-Nicanor Parra-
Roy Galán.
En mi porvenir no estás.
Y aunque me hubiera gustado otra cosa.
No es lo que ha sido.
Me pregunto si se puede llorar por el futuro.
Si puede doler algo que no existe ni va a existir nunca.
Si la vida bromea con nosotros como aves que bajan a tierra a beber de un charco que se filtra más rápido que el batir de las alas.
Yo, que tenía una lista interminable de cosas para sorprenderte.
Para despegarte de la rutina.
Para hacer desorden de tu nombre.
Yo, que tenía un verbo que nunca usé con nadie.
Un verbo agarrado a mi manita de niño como una madre que ayuda a cruzar una acera.
Un niño de puntillas que usa el estómago como silla.
Para llegar a la garganta.
Y que se cae hasta al fondo antes de conseguirlo.
Un niño en el suelo de la cavidad.
Que llora y se tapa del frío con el verbo.
Yo, que tenía en mi mente compartir mi vida.
Una vida en la que te trataba con el cuidado y la fuerza de unos pies de puntillas cuando alguien duerme.
En la que desactivaba mis articulaciones y me quedaba vacío de piel mientras me besabas.
Desmayándome al cosmos.
Regresando a casa.
Con tu polla dentro.
Una vida en la que no faltaban abrazos.
Ni macarrones.
Yo, que tengo una vida diseñada que no se va a construir.
Y me dan ganas de donarla a la ciencia.
Donar nuestra historia que no fue.
Para que otros la vivan.
Y así, al menos, mi tiempo cobraría sentido.
Mi tiempo.
Se acaban las horas, los días y las semanas.
Se acaba el año.
Nos acabamos yo y tú.
Sí, el burro delante para que no se espante.
Y aunque ahora esté triste por el futuro.
Esto no es el final.
Porque elegiste otro modo de estar presente.
Y no serás tú.
El que me vea despertar.
El que me escuche cantar en la ducha a Justin Bieber.
El que me vea llorar cuando recibo un mensaje bonito.
El que me ayude a enterrar o desenterrar.
El que me haga con intimidad.
El que rescate el verbo y al niño.
Estarás.
Perdiéndote todo lo que, de verdad, soy capaz de dar.
Solo espero que un día me presentes a alguien.
Y ver el brillo que adiviné en tus ojos.
Y ver que hay personas que pueden y saben llegar a ti.
Y que tú puedes y sabes llegar a ellos.
Solo espero que seas feliz porque quiero lo mejor para ti.
Y porque yo, que me quería morir contigo.
Voy a hacer lo imposible.
Por estar conmigo.
Intentando de nuevo amar.
Hasta que no quede nada.
En esta carne viva.
Que todavía sabe a sal.
-Roy Galán-
Es esta maldita memoria mía.
No me acuerdo de olvidarte.
Y ahora no sé qué hacer
con todo este tiempo
que me sobra
-sin ti-.
Serás amado el día en que puedas
mostrar tu debilidad sin que el otro se
sirva de esto para afirmar su fuerza.
~Cesare Pavese~
Fotografía: Janet Laing.
No te pude retener.
Comencé buscando en ti algo más, un amigo. ¡Vamos a pasear! ¡Salgamos a tomar una caña! ¡Quiero que conozcas a mi amiga! ¡Este recital no te lo puedes perder! ¡Si miras así, ganarás en perspectiva! Y tú me dijiste que el amor era otra cosa. Al principio no te creí, pero lo decías muy en serio, así que comencé a comportarme como el adulto que todos decían que debía ser. Dejé de salir a pasear, o de proponerme planes enriquecedores porque eso era no mirar hacia el futuro. Y, por lo visto, lo de ser incapaz de pensar en algo que aún no existe, era un problema muy gordo. Pero qué te iba a contar yo, que me había pasado dos años enclaustrada en un presente sin gota de algún futuro que no pintara aterrador. El pasado no iba a volver. Lo único que tenía era un presente mediocre. Cuando te conocí, quería única y exclusivamente vivir. Pero entonces... llegó septiembre, y la gente volvió a la vida, esa que es medio muerte. Y para esos días, yo ya estaba colada por tu forma de existir. Me hubiera agarrado a tu pierna izquierda todo el día, como una lapa. Sin mucho más que hacer. Quise ser como tú, quise tener una rutina, y ser alguien mejor. Alguien con quien tú quisieras estar para siempre, alguien que te mereciera la pena. Y yo, ente abstracto con formas circulares quise entrar en un cuadrado que no se adaptaba ni un poquito a mis formas. Me pinchaban las esquinas y me rozaban los bordes. Pero me veía tan guapa con tus ojos... y comenzamos a hacer esas cosas que hacen las parejas, pero seguimos siendo amigos, no sé cómo lo conseguimos. Un día, me miraste y me dijiste que no sabías cómo, pero yo era un mejor amigo. Ese día me sentí más guapa y más orgullosa de mí misma que nunca.
Pasó el tiempo, y no supimos hacerlo. La cuadratura del círculo comenzó a hacerme roces, y comencé a llorar a escondidas, por no hacerte daño. Tú te sentiste atrapado en esas esquinas donde yo echaba la mierda de los roces de mis hendiduras abstractas. Y, al final, lo único que consigo al mirar mi cicatriz es verte a ti. Con tanto amor y tanta ternura queriendo curar algo que nunca iba a tener cura.
"No te pude retener. Tú querías más vivir, y yo vivir en ti, sin más".
Y no te culpo.
Pasó el tiempo, y no supimos hacerlo. La cuadratura del círculo comenzó a hacerme roces, y comencé a llorar a escondidas, por no hacerte daño. Tú te sentiste atrapado en esas esquinas donde yo echaba la mierda de los roces de mis hendiduras abstractas. Y, al final, lo único que consigo al mirar mi cicatriz es verte a ti. Con tanto amor y tanta ternura queriendo curar algo que nunca iba a tener cura.
"No te pude retener. Tú querías más vivir, y yo vivir en ti, sin más".
Y no te culpo.
Irrepetible.
Si hubiera sabido que todo iba a acabar así
-lo siento por ti-
no cambiaría ni un solo segundo de nuestra historia.
Ni uno solo.
(Versos de la fotografía del libro Irrepetible de Roy Galán).
jueves, 15 de diciembre de 2016
He decidido que me voy a comprar una planta para tener algo de lo que cuidar que no sea yo misma, y me he prometido ser más ordenada. Aunque todo esto creo que en silencio te lo estaba prometiendo a ti. He comenzado por emparejar los calcetines, y he acabado haciéndolo por parejas de colores distintos. Bueno, parejas, al fin y al cabo, ¿no? Seguramente te pondría nervioso y feliz a partes iguales verme hacer todo lo que hago. Llevo intentando mantener mi casa en orden desde que te fuiste, pero tengo la cabeza hecha un desastre y el corazón se me desparrama por el suelo. Algún día lo conseguiré.
He vuelto a escribir. Sé que en el fondo te alegras, aunque odias saber que es a ti. No me importa. También sé que no lo leerás.
A veces, imagino que te has ido de una forma tan silenciosa porque piensas volver. Y cuando llego a casa tengo la sensación de que hay alguien dentro. O cuando me voy a dormir, te juro que hay días en que oigo la puerta. Será el vecino, ese que tantas veces nos ha oído cosas que nadie debería oír (o sí, quizá su vida sexual ahora sea mejor). Todavía no me saluda. Será cuestión de tiempo. Ya sabes que no me importan demasiado esas cosas.
He vuelto a conectar mi tocadiscos, y estoy ahorrando para regalarme algún vinilo. Sé que era parte de tu regalo de Navidad, y no quiero echarlo en falta. He colocado la máquina de escribir sobre la mesa de la entrada y la voy a arreglar. Creo que voy a empezar a escribir a máquina, así si algún día entras por aquí, no me odiarás tanto.
¿Sabes? He vuelto a salir con mis amigos. ¿Te acuerdas qué ganas tenía de hacerlo? Buá. Todos los días. Y mi hermana pequeña está mejor, sé que te alegrará saberlo.
Aún llevo mi abrigo verde fosforito y me sigo poniendo las bragas de Bridget Jones para pasear por casa y mirarme al espejo mientras me río. No son tan feas ahora que no estás.
Te voy a contar algo que te encantará saber. He seguido con mis clases de canto y he vuelto a sentirme en paz conmigo misma.
Siento no haber sabido hacerlo de tu mano, pero quiero decirte, que por un tiempo: me hiciste creer que el amor existe y que contigo "he sido más feliz de lo que en los libros dicen que se puede".
Así que gracias. Nos vemos pronto.
He vuelto a escribir. Sé que en el fondo te alegras, aunque odias saber que es a ti. No me importa. También sé que no lo leerás.
A veces, imagino que te has ido de una forma tan silenciosa porque piensas volver. Y cuando llego a casa tengo la sensación de que hay alguien dentro. O cuando me voy a dormir, te juro que hay días en que oigo la puerta. Será el vecino, ese que tantas veces nos ha oído cosas que nadie debería oír (o sí, quizá su vida sexual ahora sea mejor). Todavía no me saluda. Será cuestión de tiempo. Ya sabes que no me importan demasiado esas cosas.
He vuelto a conectar mi tocadiscos, y estoy ahorrando para regalarme algún vinilo. Sé que era parte de tu regalo de Navidad, y no quiero echarlo en falta. He colocado la máquina de escribir sobre la mesa de la entrada y la voy a arreglar. Creo que voy a empezar a escribir a máquina, así si algún día entras por aquí, no me odiarás tanto.
¿Sabes? He vuelto a salir con mis amigos. ¿Te acuerdas qué ganas tenía de hacerlo? Buá. Todos los días. Y mi hermana pequeña está mejor, sé que te alegrará saberlo.
Aún llevo mi abrigo verde fosforito y me sigo poniendo las bragas de Bridget Jones para pasear por casa y mirarme al espejo mientras me río. No son tan feas ahora que no estás.
Te voy a contar algo que te encantará saber. He seguido con mis clases de canto y he vuelto a sentirme en paz conmigo misma.
Siento no haber sabido hacerlo de tu mano, pero quiero decirte, que por un tiempo: me hiciste creer que el amor existe y que contigo "he sido más feliz de lo que en los libros dicen que se puede".
Así que gracias. Nos vemos pronto.
Durmiendo sola.
"Yo que declaré la guerra a quien
nos separaba".
Espero que encuentres a alguien, y que no sea como tú esperas. Que sea aún mejor. Que nunca te apoye en esas cosas que haces tan mal, pero que sea capaz de ayudarte a salir de ellas. Que sea paciente contigo. Necesitas mucha paciencia, y yo... aún trato de tenerla conmigo misma. Espero que te cuide tanto que llegar a casa nunca sea una lucha, que sea una auténtica bendición. Que no te pida nada, porque para ella lo que tú le das sea todo. Qué cosa tan maravillosa. Que te quite la cerveza de la mano, y se la beba ella. Y juntos seáis capaces de crear un mundo mejor, y sacar hacia adelante todos esos proyectos que tienes en mente. Que calme a la fiera y alimente al león que llevas dentro, esa siempre ha sido tu arma de doble filo y tan increíblemente potente. Que quieras salir de ahí, de donde quiera que sea que estés en ese momento, solo porque estar con ella es lo mejor que puedes hacer. Que tengáis dosis diarias de sexo salvaje, si es lo quieres. Y si no, que hagáis del sofá el amor ese que tanto te gusta. Que te escuche a diario y te proponga nuevos retos, pero que te aporte tanta paz que creas que vas a morir de tanto amor un día. Que se encargue de lo tuyo tanto o más que tú. Que sea capaz de todo, igual que tú harías por ella. Que tenga el pelo corto, y así no te moleste en la almohada. Que huela bien. Que huela a ti. Que no tenga miedos, que no haya sufrido antes y pueda entregarlo todo. Que adore a los niños, y los juegos de mesa. Que sea fácil, rápido. Que esté en ese punto, en esa vida, en la que tú estás, y por la que sí te merecería la pena volver a ser tú mismo.
Nunca dejes de ser tú mismo, con nadie. Solo te deseo eso. Alguien capaz de estar a esa altura a la que tu vida cobre sentido. Y que cuando volvamos a encontrarnos, llore de la alegría que me provocará saber que hicimos lo correcto.
Vuelta a la vida. Vuelvo a escribir.
He vuelto a escribir. Y no sé si eso es síntoma de que me dueles menos, o de que dueles tanto que no te puedo guardar. El caso es que ahora le grito a un papel, como si tú estuvieras escuchando justo al otro lado. Tú que nunca leíste mis poemas, que no mirabas con admiración cuando recitaba versos frente a cientos de personas. Tú, que decías que te gustaban otras cosas de mí. Ahora yo, me pregunto, si no leíste mi alma y nunca me viste saltar en los charcos, ¿qué podría gustarte de mí? Quizá esa sea la respuesta al interrogante de por qué no te tembló el pulso al bajar las escaleras, por qué no te rompiste en mil pedazos, por qué nunca volviste a volver.
Hoy llueve.
Hoy llueve con tanta fuerza que he logrado entender por qué aún no he llorado. El cielo, la vida, lo está haciendo por mí. Hace tanto frío que aún siento mucho más profundos todos los trozos de corazón que llevan clavándose en el pecho desde que te fuiste. Uno a uno. Todos a la vez. A ratos, te juro que me cortan la respiración. Unas veces me pilla en clase y dejo de respirar un minuto hasta que se hincha el pecho y se pasa. Nadie se entera. Otras, me pilla con mis amigos y río, con esa risa que suena a cristales rotos por todas partes. Y me preguntan cómo estoy. Al no responder, me agarran bien fuerte y me dicen: salgamos a dar un paseo. Entonces saltamos en los charcos y cruzamos los pasos de cebra solo por las líneas blancas. Hago todas esas cosas que nunca me atreví a hacer contigo, como si me estuvieras viendo y consiguieras enamorarte de nuevo. Ya te dije que no me conocías, quizá fui demasiado despacio. Desde que la vida se paró, no he vuelto a tener prisa.
Lo he vuelto a encontrar.
Justo hoy. Me lo he vuelto a encontrar.
A aquel chico. El que me intentó violar.
Te hubiera encantado estar aquí y poder romperle los dientes. Pensaba que se había ido de la cuidad. Pero hoy, me lo he vuelto a encontrar. Y he pensado en ti. En las clases de defensa personal a las doce de la noche que yo nunca escuchaba. Me he acordado de ti y de que ya no estás para hacerlo por mí, y le he mirado fijamente como quien te está perdonando la vida porque hay demasiada gente alrededor, y me he pedido un café con leche. Ya sé que había dejado el café, pero en ese momento también te hubiera besado si tú hubieras estado allí. Nunca nos vamos del todo de aquello que nos hizo feliz. Cuando me he dado la vuelta ya no estaba. Tú tampoco. Y he pensado que quizá había sido mi imaginación y que te echo demasiado de menos. Pero no, aún puedo notar sus ojos en mi espalda y aquel sujetador roto que guardo en el primer cajón para nunca olvidar.
A aquel chico. El que me intentó violar.
Te hubiera encantado estar aquí y poder romperle los dientes. Pensaba que se había ido de la cuidad. Pero hoy, me lo he vuelto a encontrar. Y he pensado en ti. En las clases de defensa personal a las doce de la noche que yo nunca escuchaba. Me he acordado de ti y de que ya no estás para hacerlo por mí, y le he mirado fijamente como quien te está perdonando la vida porque hay demasiada gente alrededor, y me he pedido un café con leche. Ya sé que había dejado el café, pero en ese momento también te hubiera besado si tú hubieras estado allí. Nunca nos vamos del todo de aquello que nos hizo feliz. Cuando me he dado la vuelta ya no estaba. Tú tampoco. Y he pensado que quizá había sido mi imaginación y que te echo demasiado de menos. Pero no, aún puedo notar sus ojos en mi espalda y aquel sujetador roto que guardo en el primer cajón para nunca olvidar.
sábado, 19 de noviembre de 2016
Ven a mí, ahora que nadie nos ve, ahora que lo verde de este jardín entró en la austeridad anónima de una noche de verano. Ven a mí: si vienes, las estrellas seguirán siéndolo, la luna no se cambiará con colores ultrajantes ni habrá metamorfosis dañinas. Nadie verá que tú vienes a mí. Ni siquiera yo, pues yo ya estoy muy lejos, yo ya estoy en otro mundo, amándote con una furia que no imaginas…
~Alejandra Pizarnik~
~Alejandra Pizarnik~
A veces
me acuerdo de no quererte
y me va bien.
Luego llegas
con tu risa
y tus colores al sol
y resulta imposible
no enamorarse de tanta vida.
Entonces
las sombras
lo invaden todo,
y no dejan rastro
de eso que pareciste ser tú
eso que es tú que yo conozco
lo que fuimos
cuando éramos dos
contra el mundo.
Viento
marea
tempestad
locura.
La yo que fui contigo
antes de tenerte tanto
miedo.
Magia
Eres magia.
Y por más que busco
no encuentro los trucos.
Instantes
Yo creo que todos, a lo largo de nuestro día sentimos instantes de absoluto abandono, desolación, e incluso de felicidad infinita. Solo se trata de ponerlos en forma de papel arrugado y abandonarlos a su suerte en alguna carpeta que un día, por casualidad, encuentres.
Hay personas capaces de convertir tu día en un infierno, y personas capaces de convertir tu infierno en un día para nunca olvidar.
(A estas últimas, no se las olvida nunca).
Lo peor fue el dolor de saber que esto aún no termina, los días llenos de agonía, de hastío. Las noches de incertidumbre y las mañanas llenas de ausencia. Pero, más allá de todo esto, algo dentro de mí sigue gritando auxilio después de cada maldita despedida.
Espero
Espero que un día te enamores.
Y que cuando te enamores, duela.
Porque eso significa que sientes
Y si sientes, significa que estas vivo.
Y si vives, juro que estaré a tu lado
Para verlo.
Espero que cuando despiertes
A la vida, llores de alegría.
Y que cuando llores
Se te empape el alma.
Porque eso significa
Que aún estás a tiempo.
Y si estás a tiempo, juro
Que te espero.
Aunque esperar,
Signifique,
Toda una vida.
Escribe. Y vive, Para contarlo.
Luz, donde solo había oscuridad.
Sol en medio de tinieblas.
Risa de esa con llanto entre cortado
-no hay una mejor-.
Libros
en una biblioteca vacía de versos.
Sonrisa
en cara ajena.
Cómo construir la felicidad
en un simple paso:
Escribe.
Y vive,
Para contarlo.
lunes, 14 de noviembre de 2016
Ahogarte en mi tristeza.
Nunca quise ahogarte en mi tristeza.
Salir al sol.
Enseñar mi pena.
Saberme limpia de mar y arena.
Nunca quise ahogarme
en la agonía de unos días
grises que no dejan a tu risa
asomar por mi ventana
y hacerme tuya.
Nunca pensé que una sola lágrima
pudiera hacer un río
y darme tanta pena.
Ilustración by Nesskain. Vista en @ask__the__dust
Cáceres.
Hoy la ciudad está más callada.
Parece que sus habitantes susurran.
No hay gritos de niños a la salida del cole.
Hoy la ciudad está más callada.
O seré yo.
Un mensaje en plena luna llena:
Estoy bien. Ha habido una explosión, pero estoy bien.
Un vuelco al corazón.
Aún no sé si sigo dormida
o es verdad que ella está bien.
Despierto.
Noticias.
Malas noticias para algunos.
Seguramente muchos.
-Estaban tan unidos...-
Susurra, mientras yo la miro
Pensando: ¡joder! Está bien y está aquí conmigo. Respira.
-No lo podré olvidar.
Repite.
Es normal.
Le digo.
El llanto, el ruido de un día así
No se puede olvidar.
Yo, mientras tanto,
no aguanto este silencio.
Y alguien canta algo sobre
No estar aquí.
Y pienso, qué suerte que estés.
Y lloro, por los que no tienen la misma suerte que yo.
Hoy la ciudad está más callada.
Y yo necesito gritar.
(No puedo evitar sentirme egoísta).
Fotografía: Henri Cartier-Bresson.
Tenemos tanto miedo a equivocarnos que acabamos haciendo de la vida un error.
El color de una lágrima.
No estoy triste.
Soy una persona triste.
Pero eso tú no lo sabes.
Porque no me conoces.
Porque de la flor
Hay que mirar la raíz
Antes de arrancarla
O de pensar siquiera
En quedarse a vivir con ella.
Soy una persona triste.
A ratos, a veces largos
Otras veces no tanto.
Pero nunca has preguntado
De qué color es una lágrima
O por dónde se llega a la luna.
No estoy triste.
Simplemente, a veces,
Me da por llorar
Follar desesperadamente
Y volver a la vida
Vestida de colores pastel
Como diría Ana Elena
Pena.
No estoy triste.
Ni pienso vestir siempre de negro.
Ni dejar de sonreír
Solo por ser una persona triste.
Nunca te lo he contado
Pero a veces, no miro al espejo
Porque el reflejo es demasiado oscuro.
Y pongo la música a todo volumen
Para no escuchar este ruido
-que es la vida-
En el que estás
Constantemente
Sumido.
Soy una persona triste,
Y por eso a veces sonrío.
Es en ese momento
Cuando la tristeza
Ha vencido.
Fotografía: Richard Avedon
El color de una lágrima.
No estoy triste.
Soy una persona triste.
Pero eso tú no lo sabes.
Porque no me conoces.
Porque de la flor
Hay que mirar la raíz
Antes de arrancarla
O de pensar siquiera
En quedarse a vivir con ella.
Soy una persona triste.
A ratos, a veces largos
Otras veces no tanto.
Pero nunca has preguntado
De qué color es una lágrima
O por dónde se llega a la luna.
No estoy triste.
Simplemente, a veces,
Me da por llorar
Follar desesperadamente
Y volver a la vida
Vestida de colores pastel
Como diría Ana Elena
Pena.
No estoy triste.
Ni pienso vestir siempre de negro.
Ni dejar de sonreír
Solo por ser una persona triste.
Nunca te lo he contado
Pero a veces, no miro al espejo
Porque el reflejo es demasiado oscuro.
Y pongo la música a todo volumen
Para no escuchar este ruido
-que es la vida-
En el que estás
Constantemente
Sumido.
Soy una persona triste,
Y por eso a veces sonrío.
Es en ese momento
Cuando la tristeza
Ha vencido.
(Fotografía: Richard Avedon)
viernes, 9 de septiembre de 2016
Cuando me veáis reír y soñar muy fuerte,
Seguramente sea que él está cerca.
Me niego creer en ti.
Resulta imposible que existas
Ya sabes.
Nunca quise hacerte daño.
Ni siquiera pensaba
que existía la posibilidad
de que yo,
una insignificante yo,
pudiera herir a alguien como tú,
ya ves.
Siempre tan puño cerrado,
quién iba a imaginar
que detrás de eso,
había un conejito
encarcelado.
Ya sabes que voy por la vida
como quien pisa los charcos
casi sin querer
o a coletazos.
No me doy cuenta
si estoy volando
o en el suelo agonizando,
yo qué sé.
No me tengas en cuenta,
ni pienses que voy a balazos.
El poeta solía llamarme
"niña de la vida destrozada"
ya ves,
no hay nada, absolutamente nada,
que temer,
y mucho menos que envidiar.
Recoge tus armas,
ve a otro campo,
que aquí no hay batallas,
aquí sólo encontrarás
los abrazos.
Nunca quise hacerte daño.
Ni siquiera pensaba
que existía la posibilidad
de que yo,
una insignificante yo,
pudiera herir a alguien como tú,
ya ves.
Siempre tan puño cerrado,
quién iba a imaginar
que detrás de eso,
había un conejito
encarcelado.
Ya sabes que voy por la vida
como quien pisa los charcos
casi sin querer
o a coletazos.
No me doy cuenta
si estoy volando
o en el suelo agonizando,
yo qué sé.
No me tengas en cuenta,
ni pienses que voy a balazos.
El poeta solía llamarme
"niña de la vida destrozada"
ya ves,
no hay nada, absolutamente nada,
que temer,
y mucho menos que envidiar.
Recoge tus armas,
ve a otro campo,
que aquí no hay batallas,
aquí sólo encontrarás
los abrazos.
Ven a mí, ahora que nadie nos ve, ahora que lo verde de este jardín entró en la austeridad anónima de una noche de verano. Ven a mí: si vienes, las estrellas seguirán siéndolo, la luna no se cambiará con colores ultrajantes ni habrá metamorfosis dañinas. Nadie verá que tú vienes a mí. Ni siquiera yo, pues yo ya estoy muy lejos, yo ya estoy en otro mundo, amándote con una furia que no imaginas…
~Alejandra Pizarnik~
A veces
me acuerdo de no quererte
y me va bien.
Luego llegas
con tu risa
y tus colores al sol
y resulta imposible
no enamorarse de tanta vida.
Entonces
las sombras
lo invaden todo,
y no dejan rastro
de eso que pareciste ser tú
eso que es tú que yo conozco
lo que fuimos
cuando éramos dos
contra el mundo.
Viento
marea
tempestad
locura.
La yo que fui contigo
antes de tenerte tanto
miedo.
viernes, 2 de septiembre de 2016
Me niego creer en ti.
Resulta imposible que existas.
Resulta imposible que existas.
viernes, 26 de agosto de 2016
Poética
En el fondo, un poema no es algo que se ve,
sino la luz que nos permite ver.
Y lo que vemos es la vida.
-Robert Penn Warren-
Poética
Un grito de auxilio
en plena madrugada.
El rugir del silencio
en medio del desierto.
La sinceridad
del paso del tiempo
en tu piel.
Mis zapatos rotos
por los pasos
que al fin
pude dar.
Mis sueños
al borde del abismo.
Las postales que aún guardo
por miedo
a que se pierdan en el envío.
Una foto en blanco y negro
de alguien que fue.
Un sobre lacrado
que indica el fin
La belleza
del instante
que no volverá.
jueves, 18 de agosto de 2016
mi refugio.
Mi compañero
mi refugio.
Donde resguardarme
cuando vienen tiempos de tormenta
con quien celebrar mis soles.
mi refugio.
Donde resguardarme
cuando vienen tiempos de tormenta
con quien celebrar mis soles.
De nuevo siento.
De nuevo siento que la vida
me atropella,
me lleva por delante sin pensar
siquiera
por qué o para qué.
Nadie entiende
mi soledad
mi libertad,
que no es una letra
de Pablo Guerrero
si no el único alimento de mi vida.
Difícil ser pájaro enjaulado
en medio de este océano
donde apareces tú
y revoloteas una vez más
removiendo tus colores
y mi conciencia
y te abrazo y me dejo besar
sin sentirme culpable
de amarte aunque sea
solo por momentos.
A ti,
que le cantas a mi vida
a cada instante.
me atropella,
me lleva por delante sin pensar
siquiera
por qué o para qué.
Nadie entiende
mi soledad
mi libertad,
que no es una letra
de Pablo Guerrero
si no el único alimento de mi vida.
Difícil ser pájaro enjaulado
en medio de este océano
donde apareces tú
y revoloteas una vez más
removiendo tus colores
y mi conciencia
y te abrazo y me dejo besar
sin sentirme culpable
de amarte aunque sea
solo por momentos.
A ti,
que le cantas a mi vida
a cada instante.
jueves, 4 de agosto de 2016
Y a quién le cuento yo esto.
Y a quién le cuento yo esto,
si mi forma de vivir
es difícil de entender
hasta para mí.
A quién le cuento yo
si no estás tú aquí
para decirme que la culpa
siempre es de él.
A quién le cuento yo
si no hay nadie que
luche por la lágrima que no cae,
que me cuente qué he de sentir.
A quién le hablo yo
de las noches en vela
del corazón en grito
del haber decidido que es ahora
cuándo.
A quién le pregunto si estoy en lo cierto
en el camino correcto.
Si he vuelto a perderme
Y miro y no te encuentro.
A quién le digo que han vuelto a clavarme
por la espalda la mirada
la lengua y otros gestos.
A quién le cuento yo
que mi risa nunca fue
malintencionada
ni mucho menos constante.
A quién si no estás tú.
Si es tan difícil comprender
que mi existencia es fugaz
como el amor,
que solo quiero vivir sin dolor,
que no busco nada
para poder así un día
encontrarlo todo.
Sin ti.
Sé que eres tú
Sé que eres tú
porque me levanto
riendo
cada mañana,
porque cuando ves
que miro al espejo
con desaprobación
por la nueva curva
de la felicidad
en mi vientre,
me agarras y me miras
con esa cara que sin palabras dice
que si fuera capaz de verme
con tus ojos
conocería toda la belleza que puede
caber en el mundo.
Sé que eres tú porque me descubro
bailando y cantando
cada noche antes de dormir.
Sé que eres tú
por los abrazos
y las caricias antes de caer
en tus sueños.
Porque me has quitado el miedo,
y devuelto la esperanza,
porque sin querer
he aprendido a amarte en libertad,
a amarme mientras te amo
sin pedirte (ni pedirme) nada
a cambio.
Sé que eres tú
porque a veces me dejas volar sola
y otras me preguntas si quiero
que me acompañes en ese vuelo.
Sé que eres tú porque te posas a mi lado
sin hacer ruido, como los caracoles
cuando se deslizan por la acera y dejan
su huella para siempre marcada.
Sé que eres tú
porque cada noche siento
que podría atracar en otro puerto
pero solo tu luz guía mi barco.
porque me levanto
riendo
cada mañana,
porque cuando ves
que miro al espejo
con desaprobación
por la nueva curva
de la felicidad
en mi vientre,
me agarras y me miras
con esa cara que sin palabras dice
que si fuera capaz de verme
con tus ojos
conocería toda la belleza que puede
caber en el mundo.
Sé que eres tú porque me descubro
bailando y cantando
cada noche antes de dormir.
Sé que eres tú
por los abrazos
y las caricias antes de caer
en tus sueños.
Porque me has quitado el miedo,
y devuelto la esperanza,
porque sin querer
he aprendido a amarte en libertad,
a amarme mientras te amo
sin pedirte (ni pedirme) nada
a cambio.
Sé que eres tú
porque a veces me dejas volar sola
y otras me preguntas si quiero
que me acompañes en ese vuelo.
Sé que eres tú porque te posas a mi lado
sin hacer ruido, como los caracoles
cuando se deslizan por la acera y dejan
su huella para siempre marcada.
Sé que eres tú
porque cada noche siento
que podría atracar en otro puerto
pero solo tu luz guía mi barco.
Son pocas ojeras para tantos sueños.
Antiguo oficio humano,
este de querer apagar la luz.
¿Te acuerdas de la última vez
que creímos poder iluminar la noche?
-Gioconda Belli-
En estos días de victorias del Real Madrid, en los que la filosofía pende de un hilo y vuelve la moda de los pantalones campana, de escaños de colores que aún no han aprendido que de la lluvia y del sol nace uno de los fenómenos más bellos que existen en la Tierra (pero qué sabrán del cielo quienes cierran puertas y ventanas para no ofrecer refugio a quien se pierde en la noche y ahoga en el barro de una frontera imaginaria). En estos tiempos en que las hamburguesas las sirven jóvenes licenciados y no dejamos descansar a nuestros mayores después de una vida entregada a la rutina. En esta época de incertidumbre, desasosiego, descontento e indignación, nos volvemos más humanos que nunca y recurrimos a la caricia de los versos.
Hemos creado una sociedad generosa, ‘la sociedad del compartir’. Regalamos a los demás todo lo que nos apasiona a través de herramientas de uso común como son las redes sociales. Y ahí, más que nunca, resucita ella, la poesía:
Jamás debisteis usar las palabras en vano:
vivís en un país lleno de poetas.
-Elvira Sastre-
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, curiosear los libros... rezaba Luis García Montero. Y aunque tú no lo sepas, yo lo he visto: jóvenes apasionados, curiosos, creativos, lectores. Jóvenes decididos, jóvenes con voz, jóvenes con ansias de libertad, con ansias de vida. Construyendo un mundo mejor, resucitando la cultura en ciudades muertas, haciendo cola en firmas de libros, llenando salas en eventos de poesía, gritando y reclamando un mundo mejor. Luchando por quedarse en un país que invita al abandono, luchando por rescatarlo.
Creo fervientemente que la incertidumbre, la inestabilidad, la escasez que ahora mismo vivimos nos hace dudar, nos remueve de nuestros cimientos, nos levanta de ese sillón tan cómodo que habíamos construido años atrás, y ha creado una generación que se cuestiona continuamente, que persigue algo hasta conseguirlo, una generación capaz de
hacer que un libro con un título que puede parecer algo obsceno pero sencillo, directo y real (cuántas veces usamos esta expresión) pueda vender miles de ejemplares y regalarme un nombre tan bello para este artículo: Son pocas ojeras para tantos sueños de ‘Ojalá, joder’, Escandar Algeet.
Y sí, como dice Elvira, nos han convertido en el ejército más poderoso: ese que no tiene nada que perder. Pero de nada nos serviría que en Chino crisis significase oportunidad, si no hubiéramos tenido a alguien que nos lo enseñase, que tradujese esas palabras a nuestro idioma e hiciese de ellas nuestro credo. Y ahí es donde entran ellos: padres, profesores, amigos, hermanos. Personas que nos ayudan a construir nuestros cimientos, e incluso a removerlos. Yo tuve la suerte de crecer rodeada de gente maravillosa: las Hijas de la Virgen de los Dolores y mi familia. Hace poco descubrí que mi padre había escrito en el libro de la primera comunión de mi hermana mayor, Libertad: 'Que siempre tengas Libertad’. Esa fue la base de mi educación: que siempre tengas libertad, y que siempre te tengas a ti misma. Dos conceptos que han marcado mi vida, y me han hecho mejor persona. Pero esto también lo experimenté en el colegio, donde pasé toda mi infancia y juventud hasta la mayoría de edad. Respeto y tolerancia eran las dos palabras que llenaban los pasillos del Sagrado Corazón, y las bocas de mis padres. Además de valores, tanto padres como profesores me enseñaron a pensar, a ser independiente, a ser mujer. Me enseñaron a valerme por mí misma. En el colegio, recité los primeros poemas en alto junto con mi compañero y gran amigo Sergio:
¿Ondi jueron los tiempos aquellos,
que pue que no güelvan,
cuando yo jui presona leía
que jizu comedias
y aleluyas también y cantaris
pa cantalos en una vigüela?
(Artículo publicado en el periódico del CSCJ, en junio de 2016)
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