domingo, 24 de enero de 2016

Quédate.




Quédate.
Me lo tatuó en la piel ya rota
por el frío del invierno.
Y aún así
(imbécil de mí)
me fui.


¿Pero cómo iba a quedarme
si no tenía el corazón entero?

Hoy, rebuscando entre mis cosas
he encontrado la otra mitad junto
a esta fotografía.
Resulta que la tenía yo.
Hubiera sido la composición perfecta.
Ahora solo me queda el recuerdo,
algo de dolor,
y un duro invierno.
Un mensaje a medias,
y este poema.
Como si todo eso pudiera ser la otra mitad, la que te llevaste.
Y te echo de menos joder, tanto
que ya nunca me he vuelto a quedar.
Pero, ¿sabes?
Sigue siendo mi palabra favorita.

Quédate

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