viernes, 5 de junio de 2015

Por qué no me enamoré de ti

Por qué no me enamoré de ti
(y ya no importa).
         
          O por qué sí.
          (Y no te olvido)




Porque (no) te paras en mitad de la nada a oler una rosa,
porque (no) me sorprendo cantando en la calle junto a ti,
porque (no) me dices que estoy loca si salgo descalza
cuando llueve, y te agarro y te beso en zonas prohibidas.
Porque el día (no) te amanece temprano para amarme,
porque en la noche siempre te cansas al caer el sol.
Porque el trabajo (no) te llena las horas, pero (no) la mirada
(ni) el corazón. Porque el corazón te llena el espacio,
y el tiempo, pero (no) la mirada. (Ni) el alma.
Porque tu saliva llena mi boca y mi sexo,
pero (no) mi sed. Porque tus dedos satisfacen
mi libido y aplacan mi locura, pero (no) mi hambre.
Porque tu razón (no) me llena la cabeza de cordura
y me quita los versos que yo solo concibo desde el alma.
Porque (no) quisiste pararte a mirar el precipicio
que es mi boca y escuchar las locuras
que solo fui capaz de esbozar el último día.
Porque nunca quisiste leer mi libro
sin ver antes la portada.

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