domingo, 19 de mayo de 2013

Desnuda



Ella estaba desnuda ante mí,

pero no estaba desnuda como
quien se quita la ropa,
su desnudez era total 
podía ver sus miedos
sus angustias
sus tristezas
su oscuridad difusa y atrayente,
sus monstruos melancólicos
podía verla completamente 
sin importar nada más,
aquel privilegio estaba guardado 
para aquella persona que supiera llegarle al corazón
en un instante y supiera adueñarse de él,
hasta llegar a ser parte
de sus latidos…


(Néstor Augusto Esquivel Donato)

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