domingo, 26 de mayo de 2013

Amor, le digo.


A veces se pregunta qué es el amor, lo sé.
Y entonces... entonces me mira. Me mira, y descubre en mí alguna alegoría que justifique todo aquello en lo que creo, aquello en lo que desamparo íntegra mi fe.
Amor, me dice. Amor... Le digo.
Sonríe. Sonríe y me mira,
y es justo ahí cuando descubro que vuelve a creer, que puede creer.
Entonces vuelve a casa, de donde quizá nunca le tuve que haber sacado y lo entrega,
entrega todo aquello que estuvo gestando con su mirada al encandilarse con un recuerdo provocado por un repaso indulgente a una solitaria figura.
Lo sé, sé que se lo pregunta a diario. Sé que duda si existe. Sé que cuando lo piensa, la duda torna positiva y eso me hace ser feliz.
El simple hecho de que creas que existe, simplemente eso, hace que la espera... Mereciera la pena.

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