lunes, 4 de marzo de 2013

Libertad



La echo de menos. La echo tanto de menos que muero de rabia, de envidia... Envidia por aquellos que la tienen cerca, envidia por aquellos años que estuvimos juntas, envidia de nuestras locas discusiones, envidia de nuestros juegos, de nuestra risa, envidia de todos y cada uno de nuestros recuerdos... Envidia, celos... celos de su mirada, de su tacto, de su amor. Sentimientos horribles provocados por una verdadera pasión, un verdadero amor que me produce dulzura cuando oigo su voz, que me produce orgullo cuando me refiero a ella, orgullo cuando pronuncio su nombre, cuando digo las palabras mágicas: Esa, es mi hermana... Una sensación que me produce desahogo cuando estoy al borde del abismo, una mano que me agarra en la distancia cuando todo parece caerse, un pañuelo que seca mis lágrimas cuando ante una cruel noticia ambas nos desmoronamos, una protección eterna, una caricia infinita, un juego inmortal de sentimientos y risas imperecederas, una mirada cómplice, un encajar perfecto de dos mentes que en ocasiones llegaron a ser totalmente divergentes pero de un fascinante análogo proceder.

Por todo eso y por mucho más, hoy te echo de menos Libertad. Nos vemos pronto, muy pronto hermanita.






(Por gentileza del audioblog Cuéntame, puedes escucharlo, puedes vivirlo, puedes sentirlo)

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