viernes, 15 de marzo de 2013

He sido tan feliz contigo.


Armarios vacíos. Cajas llenas. Maletas abiertas. La cama desecha y mi alma sobre el colchón. Es la última noche y de fondo suena "he sido tan feliz contigo". No tengo, no me quedan... palabras que describan estos seis meses en una ciudad tan mágica como es Florencia, no las encuentro... no creo que las haya. Los ojos se empañan al son de un recuerdo que no alcanzo a tapar. Uno no, cientos... Cientos de maravillosos recuerdos, miles de intensas emociones cada día, Bajo el Sol de la Toscana. Comienza una historia en una fría habitación a las puertas de la famosa Santa María Novella, mientras los lazos de personas que no alcanzan a saberse familia aún, se estrechan al son de una melodía perfecta. Aumenta el paso de los días junto con un millar de buenas noticias y una sonrisa junto a cada destello de luz matinal. Me encuentro a las hadas que revolotean curiosas por mi qué hacer. Camino junto a ellas descubriendo parajes inolvidables de los que aún no se ha descubierto el dueño, pero a los que sin duda sabría ponerles nombre. Ellos, aparecen ellos, como si nada, como de la nada, me abrazan, me retozan, me cuidan, me quieren, mucho más de lo que tan si quiera alcanzo a saber, de lo que tan si quiera llego a conocer, hasta que no veo el deslizar de sus lágrimas en una mejilla que ocultan por miedo a perder su virilidad. Todos, los que vienen, los que se van, los que hacen y deshacen, juntos, sutiles y de manera constante, me van regalando una tenue pero intensa despedida, lo justo, en la medida que yo lo quiero, en la medida que lo busco, en una medida que tan si quiera espero, pero todos... No falta nadie. Aún no sé cómo expresar lo que habéis sido para mi, no lo sabéis, quizá no lo comprenderéis, pero ha sido mucho más que todo. Gracias, simplemente... Gracias.







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