miércoles, 13 de marzo de 2013

El momento es ahora.



Sé que no es fácil. Sé que no soy fácil, que tan si quiera es el momento. Que quizá conmigo nunca sea el momento. Rompo a llorar repentinamente mientras te sonrío desde la eternidad, no me dejo aconsejar y soy volátil e inalcanzable. Sé que aunque me haga desear por ti, no puedo prometerte la estabilidad deseada, lo sé porque no la tengo, porque no lo sé... porque voy en busca de un sueño... También sé que era divertido observar cómo la chica que te acompañaba se bañaba desnuda en medio del valle sin importar quién estuviese cerca, era divertido pensar que era extremadamente perfecta de lejos, pero... no es tan fabuloso cuando te acercas, no es tan fabuloso que tu chica, esa que duerme contigo cada noche, una mañana coja la moto que tenías aparcada justo debajo de casa y vaya en busca de nuevas aventuras para escribir una nueva novela, novela que nunca saldrá a la luz seguramente, novela que tan si quiera acabará... eso deja ya de ser divertido cuando crees que el peso de tu edad comienza a hacerse notar. Si te hubiera encontrado antes... piensas. Y lo haces justo en el mismo tono en que me repetías que todo sería distinto si te hubiera conocido un par de años después, qué ironía, ¿verdad? qué más da. Nunca es el momento. Siempre existe esa persona adecuada que apareció justo en el momento incorrecto. Veintitantos... Supongo que ahora me toca a mi.

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