sábado, 4 de abril de 2015

Summertime

Mientras el vinilo da vueltas en el viejo toca discos, miro su boca. Si quisiera intentar besarle tendría que ponerme de puntillas o subirme al escalón que conecta la cocina con el patio donde duerme tranquilo el gato. Es demasiado difícil. Él siempre es demasiado difícil, inalcanzable. Él siempre es demasiado. Su tez blanca rompe por completo sus facciones de tipo duro. Si ahora mismo tuviese narices, le cogería del culo y no dejaría que se fuera nunca más. Bailaríamos lento y a contratiempo. Cuando me quiero dar cuenta estamos bailando lento y el tiempo juega a nuestro favor, agacha su cabeza mirándome a los ojos mientras me susurra algo que no entiendo, pero me permite que le ataque a mordiscos. Sus labios carnosos se intercalan con los míos y de fondo suena la increíble Ella Fitzgerald, me gustaría tener su voz, aunque ahora lo único que me pertenece e importa es su boca. No quiero que acabe nunca.


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