Tengo una espina en el corazón
que ya no me puedo sacar.
Sé que está
porque duele,
duele sin más.
Le veo y duele.
Le escucho y duele.
Leo ... y duele.
Duele
y ya no lo puedo evitar.
Pero duele de una forma especial.
No duele como cuando ya no puedes más.
No duele hasta retorcerse
de tortura.
No duele hasta llorar
de sufrimiento.
Duele más bien del dolor del que está hecho el placer.
Duele, como duele el orgasmo
al filo de la pasión.
Duele, como duele el recuerdo de una madre que está lejos.
Duele como cuando intentas esconder
la sonrisa que te provoca su mirada.
Duele como cuando aletean rebeldes las mariposas en mi estómago.
Duele, como ver emerger de la crisálida
sus alas
y no poderlas parar.
Duele y simplemente duele porque no dejo de sonreir al recordar.
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