jueves, 26 de julio de 2012

Miedo...
No me gusta pensar que te tengo miedo.

Supongo que estarás pensando en por qué he dejado de llamar, pensarás por qué me he tomado unas vacaciones de ti, por qué he desaparecido. Es muy fácil. De la misma forma que el drogadicto intenta evitar el simple humo de un cigarrillo en su fase de recuperación, intento evitar tu olor, tu sabor, tu nombre... Tienes todo, lo suficiente, lo necesario, para que una personalidad adictiva como la mía se enganche a ti como un imán. Lo suficiente, lo necesario, para que quiera pegarme a ti, los 40 días que quedan de verano, los 80 años que aún me quedan de vida... Y no, no estoy dispuesta, así que decido volar, volar tan alto como pueda, volar tan alto como quiera antes de que tus alas de desamor puedan alcanzarme y rodearme, antes de que logres atraparme, antes de que caiga rendida ante un dios terrenal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario