miércoles, 18 de julio de 2012

Hasta las trancas.


Y es que sola no comprendo la vida no... Más, dame más.


Me cuesta años luz, sentir que traspaso un muro, temblores a tutiplén, el hecho de teclear estas palabras que provienen de un sentimiento mucho más sincero de lo que me gustaría experimentar. No quiero. No quiero y llevo tremendas horas pensando en él. Sin más. Horas y días, mordiéndome las uñas por primera vez y después de un millón de años... Porque lo siento... Lo siento tan dentro que en el fondo no quiero que se vaya. Y no es lo correcto, lo sé, no es el ideal... No es el chico perfecto, al menos, no para el resto. No es Dan, aquél chico que apareció por casualidad, que era guapo, inteligente, hablador pero lo justo, sólo pagaba si tú así lo querías y tenía todo, ese chico perfecto que dejé ir a cambio del chico que me saca una sonrisa, e incluso una lágrima sólo al oír una canción que me cantaba al oído diciendo que todo se le ha ido detrás de ese culito... cantando a voz en grito y mirándome de una forma casi obscena y perturbando mi ahora ya estable corazón de hielo...  Hielo, un corazón de hielo se rompe Joaquín, ¿no lo entiendes? y si se rompe, te puedes cortar... Y yo no quiero que se rompa, y tampoco te quiero ver sangrar. Y sin embargo, no dejo de pensar, pensar en él, y cuando me descubro pensando, suelto un frustrado ¡joder! y tiro todo lo que tenga entremanos y me tumbo en la cama desesperada, pensando en qué narices estoy haciendo, y quiero escapar, y es como un maldito imán. Un imán al que me gustaría estar pegada ahora y para el resto de mi vida... Y estoy cansada ya de repetirlo, porque no me gusta sentirlo, no me gusta, esto no estaba en mi plan, no me puedes perturbar, no me puedo dejar... y sin embargo, cual perro ciego iría detrás de un oloroso manjar, te sigo... a ciegas, a punto de estrellarme, y sé que cogerás mi corazón para usarlo como trapo para limpiarte tus armas de depredador después de un buen polvo con cualquier chica que se cruce en tu camino y que no sea tan rubia, tan despistada, que no sea tan exigente, que no sea tan yo. Mierda, joder, y al releerlo, me doy cuenta de que estoy hasta las trancas... Y bien dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario