miércoles, 25 de junio de 2014

Juventud divino tesoro





Me encantan las noches de verano

que parecen puros inviernos
porque te acurrucas en mi espalda
como si hoy nunca fuera a acabar.
Como si mañana nunca tuvieras que marchar.
Como si mis vértebras siempre te pudieran sujetar.
Me encantan las noches de verano

porque te veo correr tras mi falda
y bailamos un tango en el salón 

al ritmo de nuestros cuerpos.
Me encantan las noches de verano

porque me atrapas en tu pecho
y no me sueltas y consigo escaparme
y corremos y reímos sin parar.
Me encantan las noches de verano

que salimos a cenar y yo
te agarro muy despacio y te susurro al oído
que entre mi piel y el vestido
no hay más que el aire y veo
como se te encienden los ojos
y acabamos en los baños de cualquier bar
que nos acoge sólo por otra copa más.
Me encantan las noches de verano


y el tequila
helado en tu boca,
la sal en tu ombligo
y el limón en la mirada.

Me encantan las noches de verano

en que eres libre
porque sabes que existe un final.

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