martes, 29 de mayo de 2018

Mi mayor pecado

Supongo que siempre te he querido, 
pero me enamoré de ti 
-loca y perdidamente-
aquel día, en el Metro de Madrid. 
                         ¿Qué sitio más raro para enamorarse, verdad? 
Ahí estabas tú, con tu chapita feminista que colgaba 
de una camisa sin planchar 
(queriendo ser refugio de la desgracia 
que nos acecha por las noches, tender una mano,
 existir como tantas veces hemos pedido 
                                      que alguien exista). 
Con tus pulseras, 
que podría contar de memoria 
(las veces que he querido ser de cuero, 
que no estar, por ir siempre de tu mano). 
Con tu libertad por bandera 
y un beso siempre entre los labios, 
que solo existe si soy yo la que disparo.

No sé si es mi soledad
o es que te quiero de verdad. 
Pero a veces sueño
cómo sería vivir a tu lado. 

Jamás lo confesaré. 
Será(s) mi mayor pecado. 

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