sábado, 12 de mayo de 2018

Después de una larga despedida llegó el último tren. Por miedo a perderlo subí corriendo y, mientras se cerraban las puertas, exhaló: vuelve. Como quien deja que su alma vaya tras de ti y se queda sentado, esperando en la estación. Noté como sus palabras se me quedaban tan dentro que casi tiro de la palanca roja que hay en las puertas de los trenes por si alguna vez sucede un momento como este, en que sientes que se te ha quedado el amor atrapado y no puedes avanzar. Fue el casi lo que me hizo avanzar, como siempre, sin mirar atrás. Mientras el mundo se paraba y él no miraba hacia atrás. 


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