lunes, 17 de noviembre de 2014

Frenar enero.

La historia era salir de los brazos de un hombre que me había hecho trizas la ilusión para mecerme en los de otro que se aclama sabio en curas del corazón. Lo único que les diferenciaba era que mi padre confiaba ciegamente en Juan, esa era la insólita razón por la que decidí saltar al vacío por él, tampoco tenía nada que perder. Pedro ya se había llevado todo. No podían hacerme más daño, estaba claro. Pero tenía miedo, tanto tanto miedo a perder de nuevo, a confiar, a entregarme sin más. O lo que era peor.. A estar rota. ¿Y si ya no tenía más amor para dar? ¿Y si se me había agotado la ilusión y la generosidad? Ya todo daba igual, eran los brazos de Pedro o el abismo. Decidi resguardarme del frío invierno.



No hay comentarios:

Publicar un comentario