jueves, 20 de noviembre de 2014

Con el corazón a medias, no sé amar.

He conocido a Marco.

Marco, además de ser guapo es mi media naranja. Quién mejor para amarme que alguien que se declara experto en preparar café. El Sur de italia le acogió durante años como segundo hogar, por lo que su delicadeza al preparar la mezcla y decorar la taza es exquisita. Y no hay nada que me excite más. Marco dice que es chef de un restaurante italiano, no sé en qué calle de una ciudad que no está muy lejos, lo cierto es que mientras me hablaba yo sólo miraba su boca y sus dientes perfectos. Se ha declarado experto en preparar desayunos de domingo, de esos que llegan a la cama sin que tan si quieras hayas abierto los ojos. ¿He dicho ya que Marco quiere amarme?
Pero cuando Marco ha hecho un acto de la cabarellosidad de la que muchos alardean y ha pagado los cafés tan mediocres que nos han acompañado, no he podido evitar la tentación de asomarme a la ventana virtual que lleva tu nombre y mirarte. Y preguntarte si vendrás a verme. Y tu respuesta ha sido un quizá. Y los labios de Marco se han quedado llenos de dudas. Sé que hoy su inseguridad ha ondeado la bandera de la victoria. De verdad que yo quiero amarle, pero aún no me has devuelto la mitad del corazón que te presté.


No hay comentarios:

Publicar un comentario