jueves, 30 de octubre de 2014

Que los amaneceres los pinte Van Gogh

Me gustaría decirte que desde que ya no estás me ha dado por ver las noticias o tomar zumo de naranja por las mañanas. Me gustaría decirte que me ha dado por ir al gimnasio todos los días o que he dejado de echar humo negro por la boca. Que los amaneceres los pinta Van Gogh y están llenos de girasoles o que los atardeceres son casi tan románticos como la última vez que te amé. Pero no, no es así. Amanezco cada día porque alguien ha dicho que así ha de ser, beso en los labios a alguien que ocupa mi cama como quien ocupa una casa que no es suya, a la fuerza. Camino buscándote en alguna mirada que me aporte una esperanza, algo de fe, pero los urinarios de las discotecas se han vuelto propicios para no usar protección y así perderse en unos ojos que atisben un poco de ese amor que tú nunca tuviste. No cambio los libros por las noticias y mi perro ya no llora, pero yo no he vuelto a reír.  La esperanza de volver a hacerlo se quedó en aquel parque con tus manos en mi impaciencia y mi conciencia en tu fe. Cierto es que nunca te espero, pero cierto es también que tú ni si quiera llegas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario