miércoles, 28 de octubre de 2015
Hambre de ti, Sed de cualquiera.
Quedan 62 días para que se cumpla un año, justo un año de mi derrota. Y aquí estoy, cavando golpe a golpe: mi destrucción. Aquí estoy, echándote de mi vida, buscando algo mejor. Como quien fuera a encontrarlo, cuando ni el mejor poeta una noche de tequila ha sabido enamorarme como lo hizo tu risa. Aquí sigo, arañando una a una las paredes de este hogar que construimos juntos y que encierra a dos leones con hambre. Ya sabes:
Hambre de ti,
Sed de cualquiera.
Como si pudiera evitarlo, araño tu espalda en lugar de la pared. Como si eso consiguiera que te quedaras a mi lado esta noche en lugar de seguir buscando alas nuevas en cada lavabo. Como si mis polvos fueran a provocarte lo mismo que esos que compras en cualquier esquina.
'Déjame quererte a mí, déjame morirme a mí por ti,
déjame extrañarte a mí.
Porque si te dejo a ti vas a ser mi perdición.'
Odio cuando hablas de la Luna como inalcanzable.
Sabiendo que no hablas de satélites.
Olvidar
Llevo una maldita -y eterna- semana, tratando de pedirte disculpas. Siento ser de esas personas que salen de tu vida por la puerta trasera, destrozando todo a su paso. Y siento aún más, no saber decirte cuánto lo siento. Siento haberte juzgado, siento haberte amado tanto que haya tenido miedo a que me hicieras daño, y siento habértelo hecho yo. Lo siento, mucho. Supongo que ya no hay vuelta atrás. Ni yo sé pedir perdón, ni tú seguramente supieras perdonarme. Ahora todo da igual. Ahora ya solo nos queda el recuerdo.
Porque, al fin y al cabo, olvidar
significa recordar con dolor
aquello que te importa.
Porque, al fin y al cabo, olvidar
significa recordar con dolor
aquello que te importa.
Eso eras tú, eras como el sol en plena lluvia de invierno
-de repente un arcoiris en mi mañana-.
Eras como un paseo en bicicleta.
Como la media luz en la oscuridad
que ilumina tus caricias.
Eras como un verso
en medio de una acera,
reclamando el espacio del arte en la humanidad.
Fuiste la sonrisa de los días amargos.
La mejilla, en los días con lágrimas.
La risa, esa. Mi risa constante.
Eso fuiste tú,
y lo que serás para siempre en mi memoria.
Porque ya lo dije una vez,
al contrario de lo que escribió Elvira:
uno siempre será de donde ríe
aunque, a veces, quiera volver a donde llora
(tu recuerdo).
Sitio que visitaré cada noche
antes de dormir, como si aún pudiera escuchar
un susurro que me dice:
-Buenas noches, Luna-
como en aquel cuento que nos leyeron
en la infancia y volviendo a ser los niños
que una vez fuimos, conseguíamos algo
tan difícil en los tiempos que corren
como dormir profundamente
juntos
y revueltos.
Ilustración: El Loco Del Pelo Rizo
Versos: #ynisiquierateconozco
Si me olvidas
Ojalá me hubieras roto el corazón en mil pedazos.
Ojalá pudiera odiarte.
Ojalá.
Al menos así, tendría cómo tapar esta fuga de dolor que me sale a borbotones del pecho. Al menos así, no habría mariposas aleteando su locura en mi estómago al pensarte. Al menos así, podría olvidarte.
Ojalá pudiera odiarte.
Ojalá.
Al menos así, tendría cómo tapar esta fuga de dolor que me sale a borbotones del pecho. Al menos así, no habría mariposas aleteando su locura en mi estómago al pensarte. Al menos así, podría olvidarte.
sábado, 24 de octubre de 2015
Magia pura.
Foto libro: #ynisiquierateconozco
El día que te encuentre
El día que te encuentre, estaremos descalzos. Con un calcetín de cada color y el rubor en las mejillas de quien ya se conoce sin a penas mirarse. El día que te encuentre, estaré torpe al colocar las sillas y me tropezaré con tu boca, lo sé. El día que te encuentre, mi locura romperá tus esquemas, y todos mis poemas sabrán a ti. Y todas las canciones, y todas las vidas. El día que te encuentre.
Ilustración de #ynisiquierateconozco a la venta: ellocodelpelorizo@hotmail.com
Ya nadie lacra los sobres, ya nadie termina las cosas. Dejamos que todo se desvanezca con un poco de saliva nada más. Sin sentarnos en una mesa y quemarnos hasta las pestañas del esfuerzo por mantener la llama viva.
Ya nadie lacra los sobres.
Yo sí.
Ya nadie lacra los sobres.
Yo sí.
El amor, esa agradable forma de suicidio.
Últimamente el amor no dura más que una caja de condones. Como quien camina por el desierto y cree ver una cascada de agua en la que refugiarse de tanta aridez, camino de espejismo en espejismo, creyendo haber encontrado eso que llevo una vida esperando: tú.
Pero todo (y todos) pasa (n), y tengo la boca cada vez más seca, y el corazón más frío. Cada vez cuesta menos dejarlo todo atrás, cada vez duele menos la soledad.
Últimamente el amor no dura más que una caja de condones. Como quien camina por el desierto y cree ver una cascada de agua en la que refugiarse de tanta aridez, camino de espejismo en espejismo, creyendo haber encontrado eso que llevo una vida esperando: tú.
Pero todo (y todos) pasa (n), y tengo la boca cada vez más seca, y el corazón más frío. Cada vez cuesta menos dejarlo todo atrás, cada vez duele menos la soledad.
Se rompen más corazones sin querer, que por voluntad propia.
Ilustración: El loco del Pelo Rizo
Serie: Tus versos en mis manos
del libro: Y ni siquiera te conozco.
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