miércoles, 31 de octubre de 2012

Fuego

Es tan perfecto que me saca el corazón y me rompe las entrañas. No puedo dejar de pensarlo e inevitable y sanamente pasar a segundo plano al chico sin nombre. Los aeropuertos se han convertido ya en una estación más. El estado de nerviosismo que caracteriza al noventa por ciento de los pasajeros de un vuelo cualquiera ya no es cosa mía, gracias a Dios. Por lo que espero plácidamente leyendo un libro sentada junto a un millar de personas. Pienso en él, pienso en mi, en el chico sin nombre y en el futuro. En el pasado quizá. En los errores. En los aciertos. En la felicidad. En la Luna, en el Verano y en una cafetería llamada Hemingway. No pudo ser más perfecto. De manera indecente observaba su torso de boxeador mientras se bebía de forma casi inmediata un vaso de tamaño mediano con ron caliente y naranja que le dio a sus mejillas un tono rosado y a su sonrisa un toque de seguridad arrebatador y dulce a la vez por saber de dónde provenía esa seguridad. Sentado con elegancia en aquel sofá me miraba divertido al ser consciente de cómo expresaba yo mi ansiedad con un montón de historias y charlatanería a pesar me deficiente nivel de italiano. No lo puedo evitar, cuando me pongo nerviosa no puedo parar de hablar. Me incomodan los silencios que se inundan con pensamientos absurdos y desconcertantes, así que al instante comienzo una nueva historia. Y así fue. De vez en cuando una lección de gramática. De vez en cuando un poco de vocabulario. Y mientras tanto mi té se consumía sin más. Como si no importase. Se enfriaba como lo hacía mi amor cada segundo que pasaba. Y paralelamente se incendiaba una llama en mi interior. Aún no sé exactamente en qué parte de mi cuerpo. Pero se incendiaba, eso lo tengo claro.

martes, 30 de octubre de 2012

Gracias por un equipaje ligero.



Una invasión de sentimientos inunda mis entrañas. Sé que he de hacer el equipaje pero no puedo parar de sonreír. Mañana voy a casa, veré a mamá, a papá y a Dan... (entre otros). ¡No sabía que era posible echar tanto de menos! Pero lo es. Estoy feliz. Además siento que quiero volver. Estoy bien aquí. Ha sido un día maravilloso, protagonizado por un millón de integrales sin fin, Luca, unos cuantos españoles y compañeros de verdad y como no, por mis dos heroínas, Begoña y Sophie. Me han dado energías. Me han dado la vida. Me han regalado las pilas que me faltaban para terminar este fatigoso pero increíble día. Y puedo seguir sonriendo. Y puedo seguir insistiendo en que no hay mejor sensación que irse a la cama con ganas de ver amanecer de nuevo. Gracias a los que lo hacéis posible. Gracias, de verdad. Por hacer que este lastroso equipaje que llevo sea a penas una mochila con una muda, un "por si acaso", y una buena sonrisa. (Ah! Y mi nuevo Bolso de Prada). Gracias por un equipaje ligero pero pleno!

lunes, 29 de octubre de 2012


Es joven. Atractiva. Inteligente. Y muy rubia. Casi tanto como yo lo era hace tan sólo un mes. Tacones altos. Seguramente no pase los cincuenta aunque aparenta sólo algo más de treinta. Es audaz, valiente. Lo que cualquier estereotipo femenino de hoy en día podría desear. Y entre sonrisas habla de él, de Alfredo. Se sonroja. Son ya veinticuatro años juntos. Más de media vida. Y aún así, él consigue sacarle ese color delatador de sus mejillas y esa sonrisa pintoresca. Consigue hacer que aún después de tanto tiempo le tiemblen las rodillas y todo su mundo sonría. Es la primera vez que se separan en todo este tiempo... ¡En veinticuatro años!

- No es perfecto. Discutimos. Es lo que hacemos porque somos diferentes. Pero esas diferencias son las que nos unen. Las que nos complementan. Las que nos mantienen cómplices en lo bueno y en lo malo. No es sencillo pero es maravilloso. 

Habla con una sencillez que me enamora. Sencillez que hace que me enamore de su amor y hasta casi de su marido a quien ni tan si quiera conozco, por soñar que me pudiera pasar algo igual. Se aleja y pienso  en cuánto habrá tenido que luchar. Se aleja y pienso que así, de esa manera. Así, es de la única manera en la que pienso vivir. Me alegro de haberte conocido Begoña. Has puesto un rayito de luz y de esperanza ante la oscuridad del amor que presenta esta nueva y equivocada sociedad. Hoy me duermo feliz, con ganas de mañana vivir esta historia a través de las mejillas sonrojadas de la que parece una colegiala recién enamorada cuando al recibir un mensaje, intenta evitar poner la carita de idiota, pero al segundo se da cuenta y se enamora un poco más de su amor. Me alegro, me alegro mucho de vivirlo , al menos, a través de ti.

A Allie le sorprendió lo rápido que se enamoró de Lond Hammond. Era guapo, listo, divertido, sofisticado y encantador. Además procedía de una acomodada familia sureña y era fabulosamente rico. Ella le aceptó con todo su corazón pero no logró entender por qué en el momento que dijo sí, la imagen de Noah le vino a la mente.



(El Diario de Noa. Nicholas Sparks.)

Una imagen vale más que mil palabras...


Locura sin fin.

domingo, 28 de octubre de 2012

Sometimes...


You need to let things go.

Déjate querer...


Llego a casa rosa en mano. El beso más dulce que quizá me hayan dado. Mientras una muchedumbre hambrienta de cualquier cosa menos amor y sedienta de cualquier cosa menos de agua , hacía que mi embriaguez caminase hacia ningún lado, me sostuvo la mano y decidió caminar a mi lado, a pesar de mi estado lamentable. Podría haber decidido que algo así mejor no sostenerlo, sin embargo, cogió mi cuello y muy lentamente trató de acercarse y con la impaciencia que a mí me caracteriza decidí no esperar a esos eternos dos centímetros que faltaban de mi cara a la suya y le besé. Y me sostuvo muy lentamente la parte alta de la nuca mientras me hacía sentir segura y repetía que él me protegería. Me parece recordar que una chica rubia me preguntaba de manera obscena si aquello me estaba gustando. Pienso que él era su objetivo de la noche y yo se lo había robado. Minutos antes de sostener mi espina dorsal decidió sorprenderme con una rosa que no entiendo muy bien de dónde obtuvo. Los italianos son así... Horas más tarde aparezco en casa, después de un paseo en coche por Florencia y un beso apasionado de despedida, poniendo la rosa en agua, no se vaya marchitar. Con miedo. Terror. Y orgullo. Y entre sueño y sueño... Él.

jueves, 25 de octubre de 2012

Full your paper with the breathing of your heart...



Me duele cada segundo que pasa. Me duele tanto que se me clava en la respiración y me rompe el momento. Me roba la oportunidad de continuar. No sé cómo hacerlo. Aún no sé cómo hacerlo mejor. No sé tan si quiera cómo hacerlo peor. La música no acompaña al intento de sobrevivir sin construir un mundo en ruinas. Suena a ritmo de este Mac un tal Alejandro diciéndole a su amiga que le olvide y pidiendo disculpas por su forma de contarlo... Me resuena en las entrañas mi conciencia diciendo palabras parecidas. Todo sería más fácil si aquél día nunca hubiese sucedido. Más fácil. Mejor. Menos doloroso. Todo sería mucho mejor sin aquél inicio que comenzaba con un cómo contarte. Miento. Mejor no, pero sí menos doloroso. Más fácil.

Hoy no lo es.


A veces echo de menos que alguien me mire a los ojos y pregunte: estás bien? Y cuando vea una lágrima correr por mi mejilla, simplemente me abrace, me agarre la mano y camine a mi lado, en silencio, esperando a que mi cruel y egoísta yo interior decida hablar y decida sacar todo eso que me abruma. A veces echo de menos que alguien en vez de balancearse en mi regazo consiga coger el peso de mi vuelo mientras planeo... Echo de menos ser etérea. Te echo de menos pequeño Dan... Hoy no es un buen día.

Bajando a toda velocidad. Agarrados a una bici. Subidos a un sueño... Lo impredecible se acomoda en mi regazo, una vez más.

martes, 23 de octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

Ann vuelve a navegar.

Es tarde. La Luna asoma descarada por mi ventana mientras suavemente cierro este par de hojas de madera que desean ejercer de persiana sobre los viejos trozos de madera que cubren el cristal queriendo formar un rectángulo imperfecto. Un segundo antes de conseguir encajarla, subo la mirada, sonrío... Sé que me mira. Le guiño un ojo y cierro lo más deprisa que puedo para evitar la entrada de esos seres tan indeseables llamados mosquitos. Me quedo pensando. Me quedo sintiendo. Sonrío tenuemente a la vez que noto que mis hormonas segregan placer a mi cuerpo, que me permite estar tranquila, relajada. Sonrío. Pienso en ellas. Las imagino riendo y vuelvo a sonreír. Son realmente fantásticas. Al finalizar la velada, tras las cámaras y algún cóctel de más que derivó en un estado algo descarado nos quedamos charlando, me encanta ver sonreír de nuevo a Ann. Feliz. Ha vuelto a navegar. No hay cosa mejor que hacer las cosas que amas. Hemos decidido ir a verla, apoyarla a superar ese tremendo miedo para poder alcanzar su pasión. Nos pasamos la vida buscando un amor, pero ni si quiera nos damos la oportunidad de hacer aquellas cosas que amamos. ¿Para qué un amor entonces?. Hace poco leí algo así:

"Si estás buscando al amor de tu vida. Detente. Estará esperándote cuando comiences a hacer las cosas que amas"

No hay una verdad mejor. No hay un fin mejor. No hay nada mejor. Por eso la apoyo. Por eso quiero que vuelva a hacerlo, porque en el fondo, sé que allí estará él, para recibirla con los brazos abiertos, y no se me ocurre absolutamente nada mejor. 

domingo, 21 de octubre de 2012

Sinopsis

Ann, Luz, Sophie, Priscila y Amanda. Llegaron a Florencia por una sola razón: Olvidar un amor.

Italia, declarado internacionalmente como el país del amor. Con Venecia y sus Góndolas. Roma y sus candados. La vida es Bella. Bajo el Sol de La Toscana. Parlami d'amore... Federico Moccia y sus trilogías...

Eligieron un país lleno de romances, donde el hombre es un caballero por excelencia para reencontrarse a sí mismas, para curar sus heridas, para dejarse querer. Para olvidar. Para que el éxtasis de la vida les llevase a un estado de inconsciencia que sólo el alcohol más puro podría conseguir. Equivocadas en cada uno de sus pasos desde el primer beso, aquél del que los psicólogos hablan que por cuestiones hormonales nunca se olvida... Equivocadas en cada una de sus decisiones y en cada uno de sus motivos... decidieron viajar, decidieron vivir, decidieron dejarse llevar, decidieron perdonar para finalmente poder olvidar.

Ann es una estudiante del Sur de Alemania cuya pasión es navegar. En un accidente en vela casi pierde la vida y se percata de las personas que están a su lado. Su amable y pasional escritor ha decidido no ser uno de ellos.

Luz, una chica de un pequeño pueblo al Sur de España. Lleva sus 21 años de vida cuidando de sus cuatro hermanos pequeños desde que su madre decidió abandonarles. Por fin reúne el dinero suficiente para poder salir a estudiar fuera, lo más lejos posible de su padre que además de haber abusado de ella en más una ocasión, nunca le permitió desarrollar su pasión, el periodismo. José, su amigo desde la infancia tras una mala experiencia comienza a tomar drogas y lleva el mismo camino que su padre. Necesita estar lejos. Su abuela Felicidad, le prestará el dinero suficiente como para poder crear una nueva y preciosa vida en la ciudad más bella de Europa. Florencia.

Sophie. Hija de una familia acomodada al Sur de Francia, está harta de lo superficial del mundo que le rodea. Sus padres le han prometido con un primo lejano al que ni si quiera conoce. No está dispuesta a regresar a esas sociedades en que cada cosa te es impuesta a cambio de una buena herencia, así que decide escapar de este insufrible destino.

Priscila. India. Enjaulada por los estigmas culturales de su país. Decide salir en busca de nuevos horizontes, para encontrarse a sí misma... Para acabar descubriendo que llegó a Florencia por la misma razón, olvidar un amor.

Amanda es una chica de ciudad. Tiene una familia que le quiere y un novio que le adora, sin embargo siente que algo no va bien. Nada es suficiente, le falta el aire. Decide volar. Salir de casa, de ese pequeño mundo que tiene en la capital española. Decide alejarse de él. No quiere acomodarse, quiere vivir.

Cinco chicas. Procedentes de mundos completamente distintos y unidas por una misma razón. El amor. ¿Podrán volver a sentir? ¿Descubrirán allí su pasión? ¿Entenderán al fin lo que los cuentos de hadas significan?

martes, 16 de octubre de 2012

Ojalá me quieras libre.

-¿Qué piensas hacer cuando quieras más? ¿Cuando tú necesites más y él no pueda dártelo porque no es su condición? ¿Qué harás entonces?

- Eso no va a pasar. Yo estoy bien así, no necesito más. Con lo que él me da tengo suficiente. Algo más me agobiaría.

- Sí, ahora. Pero nosotras no somos así, nosotras siempre queremos más. No nos conformamos con una vida normal, con tener lo justo, con lo que cualquiera se conformaría... Nosotras necesitamos más y no paramos hasta conseguirlo.

- ¡Tonterías! Cada uno da lo que puede o tiene y no hay que pedir más... Yo me conformo con lo que me aporta de verdad... Lo contrario sería absurdo, innecesario.

- Si tú lo dices... Ojalá sea así, pero creo que no vas a poder Patricia, creo que llegará el momento y él no es así, él es un alma libre y comprendo que eso es lo que te ha enamorado de él, pero tú no eres así y no puedes cambiarlo, ojalá tengas razón....

Con estas palabras nos despedimos  mi gran amiga de emociones y yo, una eterna noche de verano. Hablando de amores de verano y sin preocuparnos demasiado por el qué vendrá. Al menos yo. Disfrutar. Es de lo que se trataba.
Octubre. El invierno llega, comienza a asomarse y con él las primeras lágrimas de desamor. No, él no es así. Y yo tampoco. Él no puede darme más y yo no estoy dispuesta a conformarme. Es un alma libre y yo soy alma enjaulada por su amor, así que revoloteo enfadada por haberme enjaulado y me abre la puerta para que me escape si quiero y entonces me enfado aún más porque cuando quieres a alguien no le abres la puerta, no vaya a ser que se vaya a escapar... Tonterias! El amor es libre, como esta metáfora que he creado sin querer y mientras lo escribo me doy cuenta de lo  equivocada que estoy. Libre. Y yo quiero enjaularle, Dios mío... Libre... Si su vuelo le hace posarse en mis ramas, bienvenido seas viento del Norte que le has traído hasta mí y si no, bienvenido seas viento del Sur que me liberaste a la vez... Mientras tanto, intentamos enjaular aquello que creemos que poseemos, porque tener el control nos crea una absurda y falsa sensación de estabilidad. Estabilidad, eso que todo el mundo desea... Porque lejos de eso, estamos perdidos, nuestros valores se tambalean y el mundo tiembla a nuestros pies. ¿Habré encontrado la solución? ¿O simplemente me engaño a mi misma por no aceptar que no soy digna de merecer su amor? Qué más da. El insomnio me puede. Las cuatro de la mañana, tres capítulos, un croissant, un vaso de agua y con los ojos abiertos como platos. ¿Por qué? Dios sabrá. Voy a intentar contar ovejitas, o palabras quizá. Más vale que apague el despertador. Dulces sueños querida yo.

lunes, 15 de octubre de 2012

¿Qué hago yo sin ti en medio de tanto lío?



Yo no te dejo marchar
porque me noto que tiemblo
que se me agotan las pilas,
que se me oxidan los sueños.

Yo no te dejo marchar
porque me muero de frío,
porque ¿qué hago yo sin ti,
en medio de tanto lío?

Porque te me rompes dentro,
porque hay cosas sin repuesto.

Yo no te dejo marchar
salvo que tú quieras irte,
cuélgame el "no molestar",
si te vas sin despedirte.

Yo no te dejo marchar
porque me muerde la pena,
porque acabo sin vacuna
en una sala de espera.

Yo no te dejo marchar,
porque ni quiero,
ni puedo perderte
porque ¿qué hago yo sin ti,
en medio de tanta gente?

Porque te me rompes dentro,
porque hay cosas sin repuesto.

Yo no te dejo marchar
salvo que tú quieras irte... 






(Rosanna - Yo no te dejo marchar)
Me miro al espejo. Tengo cara de enferma. Realmente tengo cara de muy enferma. Unas ojeras color violeta fuerte caen descaradamente hasta casi juntarse con el inicio de mi frágil pómulo enrojecido por el calor de inusual en mi cuerpo provocado por la fiebre. Tengo mala cara, desde luego, así no pienso salir a la calle. Me cuesta respirar y parece que no haya dormido en siglos. Quizá no haya dormido. Quizá desde que deshojé la Margarita no he vuelto a pegar ojo, quizá todo me esté pasando factura. Lo cierto es que tras la enorme cena de hoy me siento algo más fuerte ya que las semanas anteriores un plato de sopa había sido suficiente para alimentar todo un día, quizá por eso haya reventado así, quizá... Qué más da. Sólo quiero reponerme, quiero que pasen los días, quiero olvidarle, lo necesito, es lo mejor... Pero no puedo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Mira que te lo advertí

Mira que te lo advertí
Que te metes con quien no sabes
Ya te habrás dado cuenta amor 
Que yo no hago cosas normales





Como un pacto sin firmar
Yo no espero más de ti 
Tú de mí no esperas más
Un pacto sin firmar

En la planta de tus pies
Traes arena de otro mar
Te los limpio y me hago el loco
Y como si esto fuera poco
Antes roto que doblarme
Antes muero que dejarte...

Este último momento me robó el milagro de tenerte a cada instante.


Ahora que tengo ocasión,
quiero que hablemos los dos
tu, de mi;
yo, de ti,
del corazón, ¡que si!
que nunca es bueno el momento
hasta que no hay otra opción.
siempre es el mismo cuento.....
ese ultimo momento.

Hoy que tenemos la oportunidad
-la tengamos o no-,
nos callaremos los dos
tu, por mi,
yo, por ti,
por no enredar , ¡ya ves!
¿por que será que lo hacemos?
incluso, viendo llegar
ese ultimo momento,
cuando no queda tiempo,
cuando no queda tiempo,
para decir , siquiera:
"te voy a echar de menos".

Si vas a irte....vete, pero no te despidas;
sal de noche, sal a oscuras,
sal descalza y de puntillas,
niña vete,
vete y cierra la puerta,
que no quiero verte salir de mi vida.

No mas plazos aplazables
si ha de ser así.... adelante.
y mejor este momento, déjalo
para algún otro instante.
acabemos cuanto antes,
nadie tiene que arrastrarse,
este ultimo momento, vívelo, y los demás,
los demás, que aguanten.
y los demás que aguanten.

Ahora no tengo la ocasión
-no la tengo, que no, que mas da, ya paso-,
cuanto lamento que al final
no hablaremos ninguno de los dos,
porque ahora nos sobra tiempo
para pensar que paso
ese ultimo momento, cuando no tuve tiempo, -ni tu-,
para escribirnos versos de cuando aquellos besos.

Si estas oyendo, vuelve
Ni siquiera saludes;
con la luz de la mañana,
abre puertas a patadas,
niña vuelve, que no hacen falta razones
me muero por verte, volver a tenerte
no mas dudas razonables,
para mi no es comparable
este ultimo momento me robo
el milagro de tenerte a cada instante
acabemos cuanto antes,
con un siglo habrá bastante.
este ultimo momento es de los dos
y los demás, y los demás que aguanten
y los demás..... 





(Ese último momento - Alejandro Sanz.)

¿Vale la pena que lo intentemos?



Como la lluvia, como la brisa
Sencillo como una sonrisa
Como la tierra donde naciste
Como la búsqueda de amor

Como la eternidad del beso
Como el calor de un abrazo viejo
Como la tarde que te perdiste
Y encontraste el corazón

Es como el pacto con Dios
Vida…

Como el silencio del mar adentro
Como el jaleo de lo inconexo
Como el murmullo de aquella orilla
Como el planeta y su emoción

Quiero ser parte del universo
Ya mi esperanza no tiene miedo
Frente al destino tengo tu voz
Ya no pongo condición

Es que no te quiero perder
Yo hice llorar hasta a los ángeles amor
Sé que no es fácil el perdón
Pero si buscas en mis ojos
En lo más profundo
Sólo verás el reflejo de tu rostro
Y es que no te quiero perder
Seremos lo que quieras
No hay limitación
El horizonte es un balcón
El más allá no queda lejos
Y lo nuestro puede estar mejor

Yo pongo el alma con esmero
Morirme vivo es lo que quiero
Hice llorar hasta a los ángeles
Que me lo perdone Dios

Vale la pena que lo intentemos
Es una prueba no tengas miedo
Que se haga corto cualquier adiós
Que la noche dure amor, amor, amor

Y es que no te quiero perder
Yo hice llorar hasta a los ángeles amor
Sé que no es fácil el perdón
Pero si buscas en mis ojos
En lo más profundo
Sólo verás el reflejo de tu rostro
Y es que no te quiero perder
Yo hice llorar hasta a los ángeles amor
Yo hice llorar a mi canción
Viajé hasta el fondo de los mares
Y he escalado hasta tocar el sol

Ves que sí se puede crecer
Yo hice llorar hasta a los ángeles amor
Pero he arreglado mi desván
Viajé hasta el fondo de los mares
Y he escalado al mismo sol

Como una espina que acaricia…





(Alejandro Sanz- Yo hice llorar hasta los ángeles.)

viernes, 12 de octubre de 2012

Un libro que comienza con una dedicatoria tal como

para Niall, el amo de mi Universo. 

No despierta en mí otra cosa que el pensamiento de una egocéntrica semejanza con la sensibilidad de la autora. Tengo ganas de leerlo, de empaparme con cada una de sus páginas, de llenarme de esas historias que me transportan a otra dimensión. Tengo ganas y hoy comienzo mi batalla. Podría caminar junto al resto ya que es Viernes noche, subirme a mis tacones de diez centímetros y salir a matar, pero la fiebre me deja sin fuerzas por momentos y mi cuerpo sólo me pide descanso. Descanso eterno quizá. Quedarme aquí en esta gran cama para siempre con una lectura imberbe o vejestoria quizá. Qué más da. Lejos de todo. Lejos de todos. Ante la mirada crítica de la mayoría que no soportan mi debilidad ante el invierno y mi capacidad a la hora de establecer las preferencias.

jueves, 11 de octubre de 2012

Peor que el olvido
fue frenar las ganas de volverte a ver...
Me sobran motivos,
pero me faltas tú sobre la cama....

No más lágrimas

No me quedan lágrimas. No sé si esto puede suceder. Si acaso fuera posible. Pero no me quedan. Ni una sola. Camino sin rumbo con verdaderas ganas de romper en un llanto interminable, con algo de desesperación y siento como mis ojos se empapan. Como la barca que se llena sin poder vaciarse, y de nuevo no siento nada. Tristeza. Decepción. Hastío. Pero no puedo llorar. Quiero. Lo deseo con toda mi alma, y suelto un suspiro que de la profundidad que se compone parece provenir de un orgasmo, de uno de esos que hace tanto que no tengo. De los profundos, de los que te dejan sin aire. Pienso en él. Pienso en todo y mi corazón vuelve a romper a llorar de nuevo, pero mis ojos no consiguen acompañarle. Quizá la mirada si. Quizá mi mirada sea ahora mismo tan triste que cualquiera que ose asomarse a ella por un tiempo prolongado es posible que rompa a llorar. Pero yo no. ¿Se me habrán acabado entonces las lágrimas? Si es así, me daré de nuevo la bienvenida al mundo en el que estaba hace tan sólo unos meses...
Hoy la soledad se me clava en el estómago. Se me clava y avanza de una manera inexplicable. La siento y comienzo a llorar. Lloro en soledad, rodeada de un millón de personas sin que esto pueda a penas apreciarse. Soledad. Ausencia de alguien. No, no hay nadie al otro lado. Ni si quiera mi pequeño me espera en casa para recibirme de manera desmesurada y abalanzarse sobre mi si comienzo a llorar. La soledad resulta tan densa hoy que hasta puede cortarse.Cortarse en trozos tan pequeños que podría repartirla. Quiero desaparecer. Volar. Cambiar. Cambiar de vida. Cambiar de forma. Cambiar de persona. Cambiar de cerebro. Cambiar de cuerpo. Por qué no se puede escoger? Arbitrariamente... Me quedaría con el mío de nuevo si volviese a elegir? Quizá si, no he visto nada mejor. Sin a penas darme cuenta, me paso enganchada a este pequeño rectángulo que me permite estar comunicada con alguien que no soy yo. Me paso el día con el en la mano por si acaso suena, por si acaso hay noticias, por si acaso... No quiero volver a casa, no quiero, porque se que querré quedarme allí para siempre.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Tan sencillo y tan difícil.

Y entonces... Cuando comienzo a hablar desmesuradamente, cuando recorro la habitación de un lado a otro gesticulando y alzando las manos sin parar, cuando comienzo a perder el sentido y la vista comienza a nublarse debido al exceso de información que intento acumular y expresar por mi garganta... Entonces, cuando ya he soltado todo aquello que me presiona el pecho y siento como se estira el lentamente diafragma para volver a dar a luz un sin fin de miserias... Entonces, justo cuando voy a coger carrerilla y casi autolesionarme por inconsciente, sólo necesito que la persona que tengo a mi lado me agarre las muñecas suave y firmemente y me diga que respire, que todo es sencillo, que se va a arreglar, que está y estará a mi lado para siempre, para celebrar los gozos y amortiguar las caídas... Y que mientras mi tensión baja velozmente como respuesta corporal e instantánea a un exceso de la misma, me bese suavemente y consiga equilibrar ese estado emocional tan absolutamente incontrolable.

Y sólo conozco una persona capaz de hacerlo, capaz aún a miles de Kilómetros de distancia. Maldito tú. Malditos todos. Maldita yo.

martes, 9 de octubre de 2012

Marta.


Dicen que las distancias se acortan cuando los corazones se acercan. La vida nos dio la oportunidad de conocer a una niña con alma de mujer y corazón de heroína. En veintitrés años la vida le ha regalado la dicha de saber que empezar el día con una sonrisa no es solamente necesario, si no posible. Tiene el don de poder transmitirlo a cada paso y a cada persona que se cruza en su camino, acompañada por Álvaro, con la dulzura e inocencia que sólo alguien que forma parte de ella misma podría poseer. 
Gracias por enseñarnos cada día que por mucho que las nubes encapoten el cielo, mañana el Sol siempre brillará de nuevo. 

lunes, 8 de octubre de 2012

Finalmente me he ido. No tengo el don de la paciencia. Para nada lo tengo. El que espera desespera y yo estoy harta de esperar, cada día, cada hora y a cada momento. Me niego. Quiero las cosas y las quiero ya. No es tan difícil. No es tan malo. Ni si quiera es algo.
Recibo un mensaje urgente. Una carta. Ha llegado una carta a casa. Estoy lejos y no puedo saber de quien es. Por un momento quiero imaginar que es de él. Que no pone nada sólo un: te quiero para mi, te quiero para siempre.... Eso es suficiente. Eso es un éxtasis. Eso sería simplemente Ser.
8 de Octubre. Hoy el autobús viene especialmente tarde. Espero como cada día pero más agobiada. He salido tarde de casa, tanto que me planteo regresar. No puedo, no debo. Tengo que empezar a hacer las cosas bien. Continuo esperando. El tiempo parece no pasar y su contestación no llega. Consigo entrar a duras penas en el autobús. Mi cabeza está tan perdida que siendo una de las primeras en ocupar el autobús en una fracción de segundo y sin a penas darme cuenta pierdo cualquier posibilidad de hacer un viaje cómodamente sentada. Me agarro fuertemente a la barra del viejo coche que ha venido a llevarme a un destino incierto porque no quiero que mi dignidad hoy acabe en el suelo una vez más y esta vez por culpa de un conductor temerario. Ni quiero, ni puedo, ni lo voy a hacer. Llego predeciblemente tarde, pero no me importa, porque ni si quiera quiero escuchar un conjunto de teorías sobre la relatividad y los átomos y demás teorías filosóficas que hoy empiezan a parecer absurdas con todo lo que tengo encima. Espero. Agarrada a un libro algo denso pero que me regalo una persona ciertamente querida, espero deseando que la lectura empape mis neuronas y dejen de derrochar ese líquido blanquecino que provoca pensamientos derrotadores y absurdos. No merece la pena, nada lo merece. Mi error fue creerlo. Mi error fue no escucharle y confiar a pesar de todo, confiar. Entregar el corazón y no importarme lo que le hicieran. Una vez más, me lo devuelven como un trapo mojado, arañado, sucio y mal cuidado. Un trapo feo, con remaches. Un trapo que ya ni si quiera sirve para nada. Un trapo usado. Creo que vuelvo a casa. Hoy no es el día y ni si quiera lo quiero cambiar. Los pasillos se vacían. Me quedo sola en medio de un palacio sin saber a donde dirigirme ni tan si quiera cuando moverme. Multitud de personas se dispersan en los cuatro laterales en los que se compone la inmensa habitación y desaparecen, no importa a donde. Me quedo sola y un inmenso silencio que casi hace eco inunda la habitación. Por primera vez no me pongo triste, lo asumo. Estoy cómoda aquí. Ya he estado más veces....

domingo, 7 de octubre de 2012

Domingo...

En la guerra como en el amor
Todo vale y sólo queda un perdedor
Normalmente pierde el que quiere más
Al igual que en una mesa de BlackJack

miércoles, 3 de octubre de 2012

Con la sonrisa en ruinas....



-Siéntate por favor.- le pidió balanceando la cabeza en dirección al banco vacío mientras hacía malabares para desabrocharse el cierre del tacón izquierdo.
-¿Necesitas ayuda?
-No que va. Puedo sola. Tú siéntate.
-¿Estás segura?
-Que sí joder. No seas pesado.
-Vale, vale. Pues tú dirás.

-Verás, ¿te he contado alguna vez en qué trabaja mi padre?
-Me dijiste que era fotógrafo. Se dedica a sacar las fotos para los anuarios de los colegios, bodas, bautizos…Todo eso, ¿no?
-Eso es. Un trabajo bastante aburrido. Cuando yo era pequeña me encantaba entrar en su laboratorio casero y observar el proceso de revelado. Imagino que cuando lo realizas cientos de veces pierde el encanto pero para una niña de medio metro era algo maravilloso ver colgadas todas esas fotos en pinzas en un cuarto prácticamente a oscuras, los tanques con sustancias químicas, los 4 pilares: revelado, paro, fijado y lavado, el secado posterior, todo…Era un proceso con cierto mística. Todas esas vidas, paradas en lo anecdótico y circunstancial del momento, dadas a luz, sacadas de la oscuridad del negativo por el metódico movimiento y la certera automatización del laboratorio. Algo así como un parto constante de recuerdos gestados por otras barrigas.
-Joder. Nunca habría imaginado que revelar fotos pudiera convertirse en un ritual, ni siquiera me había planteado cómo se hacía. ¿Por eso te encanta la fotografía? Sabes que es un tema que no me interesa demasiado.


-Sí bueno, ese no es el tema. No quiero perder el tiempo, además estoy un poco mareada y apesto a humo. Me huele el pelo a tubo de escape. Así que sólo te haré una pregunta. Para que estés avisado, es una pregunta de abogado, o de mujer. Todo abogado tiene mucho de mujer, ¿no crees?
-¿Cómo?
-Déjalo- dijo, frotándose las sienes con firmeza.-¿Cuántos corazones tienes y entre cuantas los andas repartiendo, amor?

Buscaba una reacción, la respuesta era accesoria. Bastaba la interpretación de las facciones ligeramente tensionadas, de la rapidísima, aunque perceptible, abertura de los labios, del momentáneo y caótico descontrol de los ojos. Esto era. Las flaquezas del que sabe que va a tener que mentir o bromear para abatir una pregunta,  la mina de la distancia corta.

Había soltado el nervio que arrastraba toda la noche. Ya sabía. Aquí el nudo, la presión que la empujaba a mantenerse en pie comenzaba a aliviarse, así que fue apagándose, aliviada y sin resistencia en una somnolencia compensatoria. Pensó un momento en su padre y en su laboratorio y en la letra de una canción que siempre..., ¿cómo era?



Lo que siguió se volvía brumoso, pero probablemente al empezar a discutir le pidió que no pusiera esa cara de descompuesto, que sabía que en algún momento llegaría esa conversación, a lo que él probablemente respondió que le pillaba desprevenido, que no sabía, que por qué ahora (esto creía recordarlo nítidamente). A continuación, completamente calmada y sin arredrarse, habría contestado (probablemente) que había dejado de ser divertido para ella, eso era todo, que antes todo este barullo la excitaba y la hacía sonreír y ahora ya no. Y también que ahora la sensación de colgar fotografías en pinzas en un cuarto oscuro mientras él manejaba cromos repetidos la dejaba con la sonrisa en ruinas, que encima la fotografía no le interesaba. También que se quedara tranquilo, que claro que él no había prometido nada, que era ella, que era ella la que se había  prometido cosas para los dos que él no deseaba cumplir. (La mayor parte de ese discurso no aparecía claro en su memoria, bien pudiera haber sucedido así o todo lo contrario).

Entonces apareció alguien y él se puso a hablar con ella o con él o con ellos. No sabía bien. Quería irse a casa y el imbécil ese no paraba de parlotear y reír en voz alta con aquella gente.

-¿Necesitas ayuda?- preguntó con una educación sumamente irritante, habiéndose despedido ya, con un gran abrazo y un esta semana nos llamamos, al ver que ella volvía a pelearse con el cierre de los zapatos.
-No. Puedo sola.- y tras una pausa.- Bueno.¿Duermes conmigo?
-¿Cómo? Sí... Claro.
-Lo suponía. Pero ten el piquito cerrado hasta mañana, ¿quieres?  



(Ignacio Paniagua.
http://enbuscadepi.blogspot.it/2012/09/la-sonrisa-en-ruinas.html)
Me muerdo los labios al no poderte besar,
Mi piel se estremece al no poderte tocar...