de la curvatura de mi espalda.
Donde comienza tu manía,
mi esquizofrenia,
nuestro castigo.
A la altura de tus fantasías
y el enigma
de tu conciencia.
Secreto que rompes
cada vez que me rozas
con tu excentricidad
y un aullido quiebra
el cielo.
Gloria, edén.
Paraíso secular
que transformas en acción
y convierte la realidad
en un apacible lugar
donde permanecer
la vida eterna y fugaz
que me alberga
entre tus piernas.
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