A mí cada vez que alguien me hablaba me entraban ganas de tirarme por la ventana o de escapar en el ascensor.
La gente, simplemente, no me resultaba interesante.
Quizá no tenía por qué serlo.
Pero los animales, los pájaros, incluso los insectos lo eran.
No podía entenderlo.
— Hollywood, Charles Bukowski.
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