El exceso de burbujas de una terrible adicción de color carbón combinada con la infructífera tarde de hoy, produce un pensamiento leve pero intenso en mi cabeza:
¿Por qué?
¿Por qué venías cada Domingo agotado a dormir entre mis brazos? ¿Por qué quisiste acogerme aquella noche en tu pecho? ¿Por qué tuviste tanto miedo a perderme? Y la peor... ¿por qué todo eso ya no existe? ¿Por qué?... Resuena en mi cabeza.
Nuevamente, he entrado en ese camino, en ese estado de volver a no creer en el amor, porque ni si quiera merece la pena. Lloro cuando veo cómo mi amor por ti se aleja a cada paso que doy, en cada esquina que cruzo, a veces lloro porque veo que no hay más, porque veo que no me importa... y en el fondo, era bonito, era nuestro... Pero a pesar de recuperar mi insensibilidad, de permanecer de hierro hasta que encuentre aquello que realmente forme parte de mí si es que esto existe... A pesar de todo eso... Sólo sigo preguntándome por qué. Hubiera sido un buen detalle de Navidad, regalarme un porque... regalarme una buena historia, poner una tirita a este pobre y malgastado corazón, lo hubiera sido. Pero eso, hubiera sido amor. Es una cosa... simple.
No hay comentarios:
Publicar un comentario