Te regalo los mejores años de mi vida
los que ya han pasado
que son todo lo que ahora soy
y los que vendrán
que será lo que un día seremos.
Te regalo una vida con la que puedas
dibujar un mundo amarillo
-como el sol que siempre buscas-
donde puedas desdoblarte
perderte y encontrarme.
Te regalo unas manos
que no dejan de escribirte
una lengua que no deje de recorrerte
unos pies que bailen todas tus canciones
y un corazón
mitad tuyo, mitad mío.
De ti aprendí
que el corazón
es un alma sin dueño,
como todos nuestros versos.
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